La llegada de buques internacionales –la mayoría asiáticos– para pescar cerca a las Islas Galápagos se ha vuelto recurrente. Las embarcaciones pesqueras llegan en una temporada donde varias especies marítimas –algunas protegidas– inician con sus migraciones, lo que provoca que muchos de esos animales terminen en las redes pesqueras de las embarcaciones. La mayor parte de estos buques pertenecen a la flota pesquera china.
Las aguas cerca de las Islas de Galápagos y de las costas de Ecuador son el hábitat de múltiples especies marinas que están protegidas. Como la flota pesquera se mantiene en aguas internacionales, la intervención del Estado –en este caso el ecuatoriano– está restringida por los acuerdos internacionales.
El 29 de junio, el colectivo Más Galápagos advirtió sobre la llegada de la primera embarcación china. El pesquero Shun Xing 18 se instaló al sur de las islas, fuera de la Zona Económica Exclusiva Insular (ZEEI). Según informó esa misma noche el Gobierno ecuatoriano, el navío se encontraba aproximadamente a 300 millas náuticas de la ZEEI y a unas 470 millas náuticas de la Reserva Marina de Galápagos.
El Gobierno del presidente Guillermo Lasso ha manejado un discurso sobre la protección de la soberanía. En el primer comunicado que emitió sobre la alerta de Más Galápagos señaló que “Ecuador tiene la tecnología necesaria para precautelar la soberanía del país”. En el comunicado el Gobierno hizo referencia a un convenio realizado con Canadá que le brinda la tecnología para rastrear a las embarcaciones extranjeras incluso cuando han desactivado sus radares.
A partir de la alerta, se conoció públicamente que el Comité Interinstitucional del Mar, que incluye a la Cancillería, al Ministerio de Defensa Nacional, al Ministerio de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca, al Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica y a la Secretaría General de Comunicación de la Presidencia, se había activado y se había reunido en tres ocasiones para evaluar de forma periódica este tipo de situaciones.
Uno de los voceros del Comité, el ministro de Ambiente, Gustavo Manrique Miranda, fue el primero en pronunciarse sobre la llegada del pesquero chino. En un video compartido a la prensa, el ministro explica cómo se distribuyen las millas marítimas que le corresponden al Ecuador: 40 millas que le corresponden a la Reserva Marina de Galápagos y 160 millas de la ZEEI. Lo que suman un total de 200 millas náuticas donde el Ecuador tiene jurisdicción.
Manrique Miranda confirmó que hay embarcaciones extranjeras que se han acercado a la ZEEI, pero recalcó que “están en aguas internacionales, donde les permite la ley y las diferentes organizaciones”.
Además, el ministro se refirió a la vigilancia y explicó que el Ecuador cuenta con tecnología que le permite conocer el nombre de las embarcaciones y la velocidad a la que se movilizan. “Hay una flota tanto marina como área que lleva a cabo un monitoreo permanente”, dijo el ministro, refiriéndose a la vigilancia que realizan las Fuerzas Armadas del Ecuador, a través de la Armada.
“La flota internacional no ha entrado ni entrará a aguas ecuatorianas, en caso de intentar hacerlo, aplicaremos todo el rigor de la ley”, concluyó el ministro.
En una rueda de prensa, los representantes de las instituciones que conforman el Comité Interinstitucional del Mar, se refirieron a la presencia de las embarcaciones pesqueras y recalcaron que los barcos corresponden a una flota internacional y no a un país en específico.
El viceministro de defensa, almirante en servicio pasivo Darwin Jarrín, explicó que desde el 2017, cuando llegó una flota que superaba los 350 barcos pesqueros y se posaron cerca de la ZEEI, las Fuerzas Armadas, a través de la Armada Nacional realizan el monitoreo permanente a través de “medios satelitales, aeronaves de vigilancia marítima, buques y guardacostas”. Desde el Comando de Operaciones Navales, centrado en Guayaquil, se monitorea el movimiento de las flotas pesqueras los 365 días del año, informó Jarrín.
La Armada Nacional ya ha actuado cuando se producen violaciones a las fronteras marítimas. Por ejemplo, en el 2017, la Armada interceptó al pesquero Fu Yuan Yu Leng 999, que ingresó a aguas ecuatorianas. Llevaba más de 300 toneladas de tiburones a bordo, entre los que se contaban tiburones martillo, una especie en extinción. Posteriormente, en 2020, el barco chino interceptado se incorporó a los buques de la Marina ecuatoriana bajo el nombre de Hualcopo.
El ministro de Ambiente también se refirió a la vigilancia y señaló que para proteger la reserva marina de Galápagos, el Ecuador tiene “3 embarcaciones oceánicas de control, 7 embarcaciones de navegación rápida, una avioneta y una sala de control”.
En el encuentro con la prensa, el canciller Mauricio Montalvo indicó que desde la institución que lidera se busca desplegar acciones que eviten que cualquier embarcación vulnere su soberanía y prevenir actividades ilícitas en alta mar. Además, recalcó que el Ecuador tiene acciones conjuntas con el sector pesquero internacional. “Debemos guiarnos por las regulaciones de los instrumentos internacionales aplicables, primero la Convemar, donde hay un tribunal internacional que eventualmente podría servir. También tenemos el acuerdo de Nueva York”.
El artículo 118 de la Convemar se refiere a que los Estados cooperarán entre sí en la conservación y administración de los recursos vivos en las zonas de la alta mar. Asimismo, el artículo 21 del Acuerdo de Nueva York para la Conservación de Peces Transzonales y Altamente Migratorios establece que se puede abordar e inspeccionar embarcaciones en alta mar, estableciendo procedimientos para la “visita e inspección” en coordinación con las organizaciones subregionales o regionales de ordenación pesquera.
El abogado especializado en derecho ambiental César Llivichuzca, en una entrevista para Infobae, explicó que, incluso en alta mar, “hay principios que deben respetarse ligados a la conservación de especies y sostenibilidad en el uso de los recursos pesqueros”, sin embargo, los encargados de aquello son los Estados pabellón, es decir, donde el buque está registrado.
Aunque los países no pueden ampliar sus 200 millas náuticas, sí existen opciones para proteger a las especies de los depredadores pesqueros. Llivichuzca indica que se podría crear un área marina fuera de jurisdicción estatal “como se ha hecho en el Atlántico Nordeste con el Convenio Ospar”. Con el propósito de promover la creación de estos espacios, explica el experto, en 2017 la Asamblea General de las Naciones Unidas anunció el inicio de negociaciones formales para desarrollar un instrumento alineado a la Convemar, jurídicamente vinculante, que permita proteger la biodiversidad marina en alta mar.
Llivichuzca se refiere al texto para la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica marina de las zonas situadas fuera de la jurisdicción nacional. Sin embargo, el instrumento legal no ha visto la luz, y según la última resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas se ha aplazado hasta el primer trimestre del 2022 la reunión para tratar el tema por la pandemia del COVID- 19.
En esta misma temporada en 2020, más de 300 embarcaciones se situaron cerca de los límites de las ZEE. Como estaban en aguas internacionales, pescaron durante varias semanas. Incluso se reportó que una tiburón ballena, que tenía un método de marcaje para seguir su ruta migratoria a través de un GPS, dejó de transmitir señal de su dispositivo cuando salió de la ZEEI. Se asume que fue capturada por algún pesquero.
La presencia de los buques pesqueros es algo que preocupa a las organizaciones dedicadas a la conservación de las especies de las Galápagos.
Mónica Calvopiña, vocera de Más Galápagos, la organización que alertó sobre la llegada del primer pesquero este año, indicó, en una entrevista con Infobae, que es necesario que como país se cumpla con el compromiso a nivel internacional de ampliar la zona de protección marina, esto ayudaría “a sostener los recursos pesqueros a largo plazo, no solo para conservar especies icónicas marinas, sino para que la explotación de los recursos se haga de forma sostenida”, indica Calvopiña.
Las especies migratorias son las víctimas de los depredadores. Los estudios realizados en las últimas dos décadas demuestran que esas especies viajan por toda la región y entran y salen de la Reserva Marina de Galápagos. “Se han identificado que alrededor de 30 especies marinas, en los últimos años, han sido afectadas en un declive de sus poblaciones pasando de ser especies levemente amenazadas a altamente amenazadas como el tiburón martillo, especies de tortugas marinas, el albatros”, indica la vocera de Más Galápagos.
El pedido que hacen al gobierno como colectivo, señala Calvopiña, es que la reserva marina aumente su área de protección o se declare un área de protección marina nueva alrededor de Galápagos. Esto porque “la presión pesquera ha ido en aumento, el cambio climático y la pesca ilegal han aumentado, pero la reserva se ha mantenido en el mismo tamaño”.
Luego de la alerta emitida por Más Galápagos se conoció que China anunció que prohibió temporalmente a su flota pesquera, la mayor del mundo, capturar calamares en algunas partes del Pacífico y del Atlántico donde la sobrepesca llevó a esas poblaciones al borde del colapso.
El 2 de julio, según informó la Cancillería del Ecuador, las autoridades del Ecuador y China mantuvieron una nueva reunión virtual en la que dialogaron sobre las actividades de pesca de las embarcaciones de ese país en alta mar y diferentes temas en materia de cooperación pesquera.
En la reunión se habló sobre la importancia de la protección al ecosistema único de las islas Galápagos y los esfuerzos conjuntos para una pesca sostenible y el combate a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR). También trataron temas relacionados a la colaboración en organismos regionales de ordenación pesquera, con respecto a la ampliación de la cobertura de observadores a bordo de las embarcaciones que realizan actividades pesqueras en alta mar; entre otros.
La Cancillería del Ecuador informó que la delegación china “reiteró su voluntad de respetar los acuerdos internacionales, la soberanía del Ecuador y mantener un estricto control sobre sus naves para asegurarse de que no ingresen en la zona económica exclusiva ecuatoriana ni incurran en actividades de pesca ilegal no declarada y no reglamentada”.
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