Víctor Francisco Jaime Orellana, bajo el nombre de Pancho Jaime, tiene una historia extravagante. Nació en Guayaquil, la tensa situación económica en el Ecuador de la década de los 50 lo llevó a los Estados Unidos, se desempeñó como lavador de vajilla y luego como editor de un semanario musical. En Estados Unidos, estudió un grado artesanal en una escuela comunitaria.
Pancho Jaime fue un periodista independiente y un rockero. Es considerado como el fundador de la escena musical para las bandas de metal en los años 80. Después utilizó la caricatura con dibujos vulgares, sexuales y violentos para renegar del sistema, defender a la clase obrera e instalar la rebeldía en el arte popular.
A Pancho Jaime lo asesinaron una tarde de septiembre de 1989. Los artículos que se han escrito sobre él dicen que fue acribillado mientras bebía una gaseosa. Su estilo irreverente, las dificultades para difundir su contenido, los amedrentamientos que sufrió y su posterior asesinato han provocado que fuera comparado 16 años después de su muerte con Charlie Hebdo, el semanario satírico francés que fue tiroteado el 7 de enero de 2015.
En los ‘50, Pancho Jaime emigró y se radicó en Los Ángeles. Allá se buscó la vida ejerciendo trabajos de todo tipo. Fue lavavajillas y aseador en estaciones de servicios. Al mismo tiempo, buscó la manera de estudiar en una escuela comunitaria donde obtuvo un título tecnológico. Ya en los 70, casi 20 años después de haber emigrado, ingresó a L.A. Touch, una revista que publicaba pornografía y temas relacionados a la vida hippie. La suerte de Pancho Jaime dio un giro drástico cuando encontró por casualidad una gran suma de dinero arrojada en un basurero y que utilizó para regresar a Guayaquil, según una publicación de Vice.
Jaime era adventista, como sus padres, con fuertes convicciones cristianas que jamás abandonó. El adventismo es una rama del cristianismo protestante que reivindica el regreso personal de Jesucristo. El protestantismo, en sentido general, niega la autoridad papal y el principio católico de su infalibilidad. Por eso se entiende que Jaime dedicara algunas de sus más crudas caricaturas a establecer un vínculo incestuoso entre las elites políticas conservadoras ecuatorianas de la época con la Iglesia católica. De esta forma, se lo considera un conservador popular, de esos que reclama la redención cristiana de un pueblo oprimido por las élites, mientras interpela a la institucionalidad eclesial a través de la sátira, la pornografía y el arte.
Fue editor de la revista Rock On, locutor de su programa radial “La mamá del rock” y vocalista de la banda Texaco Wolf que ganó reputación tras incorporar en sus ofertas escénicas actuaciones bizarras y representaciones grotescas. Musicalmente podría considerarse como el Marilyn Manson de Ecuador. Además de abrir una tienda para vender atuendos, accesorios y música para rockeros, inauguró después el primer club nocturno dedicado exclusivamente para el consumo del rock.
Pancho Jaime era un promotor musical muy convincente, antes de convertirse en un crítico mordaz de las élites económicas. En algunos de sus afiches publicitarios consta, entre otros, el patrocinio del extinto banco Filanbanco, adquirido en 1960 por los hermanos Roberto, Estéfano y William Isaías, los mecenas de Abdalá Bucaram en su carrera política; la fábrica ambateña de acero Ideal Alambrec Bekaert, todavía en el mercado desde hace ocho décadas, o el mismo Municipio de Guayaquil.
En noviembre de 1984, durante el gobierno del socialcristiano León Febres Cordero, Pancho Jaime fue encarcelado y torturado. Sus verdugos le cortaron su largo cabello y lo obligaron a comerse un ejemplar de su tabloide Censura. Jaime denunció el hecho como un intento de asesinato. Estas fueron sus palabras: “Me iban a matar, pero no lo hicieron porque Radio Cristal y Atalaya habían denunciado mi secuestro por parte de estos criminales”.
Cuando la música iba desapareciendo de sus revistas, los materiales se convertían en análisis de la coyuntura política y los enemigos de Jaime se incrementaron, los auspiciantes lo abandonaron, y fueron sustituidos por algunos amigos y dirigentes de izquierda. El Pancho Jaime del rock iba desapareciendo para ser sustituido por el intelectual con apariencia de hippie.
En su nueva faceta de analista escribía en lenguaje procaz y mordaz, dirigiendo sus críticas textuales y gráficas a sus enemigos y del pueblo. El contenido estaba cargado de difamaciones sobre la sexualidad de los políticos, desnudos, penes, vaginas y orgías.
El material de Jaime tuvo que distribuirse de forma clandestina a través de una red informal compuesta por una asociación de personas con capacidades especiales que fueron reclutadas para distribuir las revistas durante el mayor auge en sus ventas, durante 1987.
Algunos sostienen que la revista Charlie Hebdo y el tabloide Criterios de Pancho Jaime son homólogos. Ambos escandalizaron a las sociedades de su época y llevaron al límite el ejercicio de la libertad de expresión. Ambos sufrieron atentados terroristas. Sin embargo, Pancho Jaime fue acribillado un 6 de septiembre de 1989, a los 43 años, sin que nadie reclamara su muerte, sin que nadie dijera “Yo soy Jaime” y escondido detrás de una montaña de crónicas rojas. Con 16 años de anticipación, Jaime hizo lo que después haría Charlie, atemorizar a las élites conservadoras con el astuto poder de la sátira.
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