Ecuador: aunque hay dosis se registra un 25% de ausentismo en los centros de vacunación

El temor causado por la desinformación y la exigencia de los ciudadanos por recibir una marca específica de vacuna provoca el ausentismo

Guardar
Una mujer recibe la vacuna
Una mujer recibe la vacuna contra la covid-19 durante una jornada de vacunación para personas con discapacidad y adultos mayores en Quito (Foto: EFE/ José Jácome)

Pese a los esfuerzos del gobierno ecuatoriano por conseguir las vacunas contra el COVID-19, para cumplir con el plan de Lasso para vacunar a 9 millones de ecuatorianos en 100 días, en los centros de vacunación del Ecuador se registra cerca del 25% de ausentismo, según han reconocido las autoridades sanitarias del país. Hay dos razones principales. La primera es que los ecuatorianos quieren una marca específica de vacuna y, la segunda, es que varios ciudadanos creen en mitos y teorías de conspiración que provocan que ellos le teman a la vacuna.

El Ministerio de Salud Pública del Ecuador ha publicado oficialmente que el ausentismo incluso bordea el 30% en algunos grupos etarios. “Se registró un 30% de ausentismo de personas mayores de 80 años, 25% mayores de 65 años; 20% en el rango de 65 años y un 10%, de ciudadanos de 64 años”, indicaron en un comunicado.

Las cifras oficiales indican que, entre el lunes 14 y el martes 15 de junio solo se vacunaron un poco más de 52.000 personas, aunque la planificación preveía vacunar a 90.000 personas cada día. En un centro de vacunación de Guayaquil, solo 1.000 personas recibieron la vacuna, a pesar de que a ese vacunatorio llegan 1.700 dosis diarias.

El Plan 9-100 del gobierno establece fechas para que, de acuerdo al rango de edad, las personas se acerquen a los centros de vacunación y puedan recibir las dosis disponibles.

Nayib Chagerben, jefe de operaciones de los centros de vacunación, indicó al medio Teleamazonas que uno de los motivos del ausentismo es la exigencia ciudadana para aplicarse una dosis de la marca que ellos prefieren: “Que no pongo AstraZeneca porque quiero Pfizer, o no me pongo Pfizer porque quiero Sinovac. Hemos llegado a tanta controversia al punto de marcar un ausentismo en los vacunatorios”, dijo.

La razón para escoger una marca de vacuna sobre otra estaría dada porque algunas vacunas tienen un virus inactivado, “que no puede producir una infección o vacunas que usan fragmentos del virus, ya sea proteínas o ARN, en el caso de Pfizer y Moderna”, según explicó a El Comercio, Rodrigo Henríquez, salubrista, profesor de la UDLA y coordinador general de desarrollo estratégico de la Salud.

“Las de AstraZeneca o Gamaleya, por ejemplo, que usan usan virus vivos, un adenovirus, como vector de componentes del virus del COVID-19, para generar inmunidad, deberían evitarse en personas que tengan inmunodepresión grave o en situaciones por las cuales el riesgo de recibir una vacuna con virus vivo es mayor, por ejemplo, durante el primer trimestre del embarazo” explicó el experto, según se recoge en la entrevista publicada. Sin embargo, los expertos recomiendan inocularse con la vacuna que esté disponible.

La desinformación es un factor determinante. Miles de ciudadanos creen en las mentiras difundidas en las redes sociales o en los servicios de mensajería como WhatsApp. Los mensajes desinformativos causan temor en los ciudadanos.

Ecuador Chequea, el primer medio dedicado a la verificación de datos en el Ecuador, publicó algunos de los principales mitos alrededor de la vacunación. Entre ellos están que al vacunarse se inyectan metales o microchips, por lo cual el brazo queda imantado o que las vacunas contra la COVID-19 alteran el ADN de las personas. También la desinformación sobre los posibles efectos secundarios de las vacunas, asustan a los ciudadanos.

Una serie de testimonios recogidos por el diario El Universo confirman lo anterior. Por ejemplo, un ciudadano, dueño de un taller de maderas en Guayaquil, declaró: “Yo no me vacuno porque esa vacuna provocará consecuencias dañinas en mi organismo, porque he visto en videos y no quiero enfermarme, más ahora que me siento sano”.

Para luchar contra el ausentismo, la ministra de Salud Ximena Garzón ha anunciado que se identificarán los lugares donde se registra el mayor porcentaje de ausentismo para hacer barridos o llevar las vacunas hasta las viviendas de los ciudadanos. También se analiza ampliar los rangos de edad, aunque la vacunación masiva empieza el 14 de julio. Allí se prevé vacunar a la población entre 16 y 49 años.

Hasta el momento 1.311.563 ecuatorianos están completamente inmunizados contra el COVID-19.

SEGUIR LEYENDO:

Guardar