La escritora Gioconda Belli considera que Daniel Ortega y Rosario Murillo, presidente y vicepresidente de Nicaragua, “son dos personas desquiciadas” y que “esa pérdida de racionalidad” junto al poder que manejan los vuelve peligrosos, incluso para ellos mismos.
Este último mes, el régimen nicaragüense desató una ola represiva que llevó a la cárcel a 19 opositores, entre ellos a cinco personalidades que habían manifestado su intención de competir por la presidencia del país. Las detenciones se producen generalmente con allanamientos, sin orden de detención, de noche, y bajo cargos de “lavado de dinero” y “traición a la patria”.
Humberto Belli, hermano de Gioconda, evitó ser el detenido número 20 cuando huyó del país después que se girara orden de captura en su contra.
Gioconda Belli, 72 años, poeta y novelista, ha sido traducida a diversos idiomas y es autora de novelas como Sofía de los presagios (1990), El País de las Mujeres (2010) y Las fiebres de la memoria (2018), entre otras. Durante los años 70 fue juzgada y condenada por la dictadura de Anastasio Somoza Debayle, por su relación con la guerrilla del Frente Sandinista. La inminente captura la llevó a huir del país y al exilio, donde coincidió con quien entonces era su amiga y también poetisa: Rosario Murillo.
Belli, una voz crítica del régimen de Ortega y Murillo, se encuentra en Estados Unidos y conversó telefónicamente con Infobae para analizar la situación que vive Nicaragua y hablar de sus propios planes personales ante la posibilidad, según dice, de ser apresada como otros opositores nicaragüenses.
-¿Tiene miedo a ser detenida?
-Si, claro que sí. Como no voy a tener miedo cuando veo la arbitraria manera en que están deteniendo gente.
-¿Cuál es su situación ahora mismo? ¿Está exiliada?
-Yo salí de Nicaragua en mayo porque vine a ver a mis hijas que viven en Estados Unidos y pensaba regresar en julio. Ahora voy a calcular mis riesgos para ver si regreso o no, pero no he contemplado todavía el exilio. Ni siquiera me lo quiero imaginar.
-Usted ya estuvo exiliada.
-Si. Durante el somocismo yo fui condenada por un tribunal militar a siete años de cárcel, pero me logré salir antes de que me atraparan.
-Entiendo que en ese exilio coincidió con Rosario Murillo, con quien tuvo amistad. ¿En estos últimos años ha tenido contacto con ella?
-No, yo no tengo amistad con Rosario Murillo porque durante la revolución, cuando estuve en la Asociación Sandinista de Trabajadores de la Cultura, tuve muchos problemas con ella y me di cuenta que era una persona inescrupulosa, que era capaz de hacer cualquier cosa para lograr lo que ella quería. Y desde entonces yo no tengo ninguna relación con ella.
-Y conociéndola como la conoce, ¿se podría conversar con ella sobre estos temas?
-No. Ella ya perdió la capacidad de conversar con nadie que piense distinto a ella. Porque está totalmente fanatizada. No tiene capacidad de empatía, no puede ver la perspectiva de otra persona.
-¿Cómo se explica usted lo que está sucediendo en Nicaragua?
-Ellos han creado una gran mentira para justificar todo lo que sucedió en abril de 2018. Tienen un discurso para su gente, porque no creo que nadie más les crea en el mundo. El discurso de Daniel Ortega es patético. Se quiere situar como en otra Guerra Fría, porque es su recuerdo de haber sido importante y heroico, según él, y quiere volver a reproducir una situación parecida, porque en esa situación se siente cómodo. Le encanta sentirse como “el gallo ennavajado”. Creo que el pueblo nicaragüense debe darse cuenta que vamos a sufrir porque este hombre está llamando a Nicaragua todas las sanciones internacionales. Creo que la situación económica va a deteriorarse. Va a llegar un momento en que la misma situación de sobrevivencia va a hacer que la población de Nicaragua decida si quiere seguir con Ortega o prefiere jugársela para terminar con esta dictadura.
-Una de las justificaciones que ha esgrimido el régimen de Daniel Ortega para explicar las detenciones que ha hecho es que se está fraguado un “golpe de estado”, como ellos lo llaman, parecido al de 2018.
-Si, es la gran mentira. ¿Como va a ser golpe de estado si estas personas que están deteniendo están públicamente expresando su deseo de participar en las elecciones? ¿Quién va estar conspirando al mismo tiempo que está queriendo participar en unas elecciones? No tiene ningún sentido. Ellos saben que es una mentira.
-¿Cuál considera usted que es la lógica de estas detenciones? Son personas muy conocidas, muy mediáticas, incluso su hermano, Humberto, huyó del país para que no lo apresaran.
-Es una lógica de poder brutal. Decir que aquí nadie está excepto de que le caigamos, y les vamos a caer con toda la fuerza; tenemos de nuestra parte la fuerza de las armas y los instrumentos jurídicos que los manejamos a nuestro antojo para dejarlos presos el tiempo que nosotros queramos y con las acusaciones que nosotros queramos.
-Trascendió recientemente que Nicaragua pidió mas armamento a Rusia. ¿Esto lo ve ligado o ajeno a la ola represiva que se vive en el país?
-Es un entramado. Daniel Ortega quiere ponerse como el que desafía a Estados Unidos. Dice que está con Irán, con China, con Corea del Norte, que todo mundo tiene derecho a tener armas atómicas. Un discurso demencial. Yo veo a estas dos personas desquiciadas. Ya perdieron todo sentido de racionalidad. Y claro, quien tiene semejante poder y pierde el sentido de racionalidad es peligroso. Para ellos mismos es peligroso. Y para Nicaragua es sumamente peligroso. Para todos los que nos oponemos a ellos es peligroso.
-¿Usted está viendo el final del régimen de Ortega y Murillo o el comienzo de una etapa más dura de su dictadura?
-Ambas cosas. Van a ser más duros porque se sienten mas débiles. Precisamente por eso, no creo que con esto logren fortalecerse. Su base de apoyo va disminuyendo. Como ya no tienen el poder de la popularidad quieren sustituirlo con el poder de las armas y las amenazas. Y eso al final, les va a pasar la cuenta.
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