La pandemia aumentó el trabajo infantil en Ecuador

Por primera vez en 20 años el trabajo infantil alrededor del mundo ha aumentado. En Ecuador, miles de menores deben laborar para subsistir.

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Fotografía de archivo donde se observan niños que acompañan a sus padres a trabajar con una carreta de productos vegetales en una calle de Quito. EFE/José Jácome/Archivo
Fotografía de archivo donde se observan niños que acompañan a sus padres a trabajar con una carreta de productos vegetales en una calle de Quito. EFE/José Jácome/Archivo

Lo han advertido el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en un nuevo estudio. Esta es la primera vez, en dos décadas, en que los avances para acabar con el trabajo infantil se han estancado a nivel mundial. Desde hace cuatro años, el número de niños que trabaja ha aumentado en 8,4 millones. La pandemia, han informado los organismos internacionales, podría aumentar esa cifra.

El estudio sugiere que la pandemia podría hacer que nueve millones más de niños se sumen al trabajo infantil hacia finales de 2022. Según las predicciones de un modelo de simulación aplicado por los organismos internacionales, esta cifra podría aumentar hasta los 46 millones si los menores carecen de acceso a una cobertura de protección social básica.

En Ecuador, la realidad no es distinta a la que describe el estudio internacional. En el último año, cerca de 420 mil niños, niñas y adolescentes ecuatorianos han empezado a trabajar, especialmente el 73% que está en el área de la agricultura, según los datos recogidos por World Vision, una organización humanitaria que trabaja en 100 países en los 5 continentes.

Las deserciones escolares, la falta de empleo en los hogares como efectos de la crisis sanitaria provocada por el COVID-19, desencadenaría en un aumento del número de niñas, niños y adolescentes que deben abandonar las actividades propias de su edad y empezar a trabajar.

Según indicó la ministra de Educación del Ecuador, María Brown, como consecuencia del cierre de las escuelas en el país, más de 90.000 estudiantes han abandonado sus estudios. Sin embargo, esa cifra podría aumentar, de acuerdo a los datos de la cartera de Estado. En uno de los regímenes estudiantiles –Ecuador tiene régimen estudiantil para la región costa y otro para la región sierra– más de 110 mil estudiantes no han entregado sus portafolios de tareas lo que significaría que también abandonaron sus estudios.

El gobierno municipal del Distrito Metropolitano de Quito tuvo que duplicar el número de centros para erradicar el trabajo infantil. Estas son las consecuencias de la pandemia que ha arrojado a decenas de miles de personas en situación de vulnerabilidad, a las calles y al desempleo. Y los afectados son sus hijos u otros protegidos, menores de edad.

Según la ONG World Vision, en 2020 hubo un incremento del 5,69 % de niños, niñas y adolescentes entre 5 a 14 años, y del 19,78 % de adolescentes entre 15 y 17 años que ocuparon las calles de la capital, acompañando a sus padres a ejercer el comercio informal o a vender por encargo de estos.

Los peligros a los que se enfrentan estos menores van desde las afecciones a la salud provocadas por la contaminación, la insolación y el aire contaminado, hasta el maltrato callejero y el riesgo de ser agredidos, secuestrados o abusados sexualmente.

Según Esteban Lasso, representante de World Vision Ecuador, aseguró que el 39% de los hogares que recibían alimentación escolar para sus niños, actualmente no disfruta de este beneficio. Lasso agregó que casi dos tercios de las nuevas generaciones de niños, niñas y adolescentes que engrosan las filas del trabajo infantil ocupan lugares de desempeño en el sector agrícola, lo que podría estar asociado a la deserción en los estudios por la falta tiempo disponible y de acceso al internet en las zonas rurales del país. A esto se suma la clausura de muchas escuelas antes y durante la pandemia.

En una encuesta realizada por la Unicef, el Ministerio de Educación y la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, en julio de 2020, se comprobó que el 37% de los menores encuestados se siente triste en el entorno de la pandemia, el 32% agresivo y el 28% con miedo. El estudio también encontró que los menores encuestados tienden la tristeza según el acceso a las rentas de sus hogares. Si proceden de hogares de bajos niveles socioeconómicos, entonces la tristeza, ansiedad, agresividad o miedo es más frecuente.

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