El trágico hecho sucedió en Pasaje, una ciudad costera de la provincia de El Oro, en Ecuador, donde apenas habitan 90.000 personas. La adolescente de 14 años habría dado a luz en su propia casa, donde la beba recién nacida fue herida en su cabeza, abdomen y tórax.
La madre de la adolescente fue quien encontró a la bebé recién nacida con heridas en el tacho de basura, mientras su hija de 14 años aún sangraba en la sala de la casa. Las autoridades presumen que la adolescente usó unas tijeras para herir a la bebé.
Según recogen medios locales, el coronel Edison Shive, jefe del Distrito Pasaje de la Policía Nacional, indicó que, desde el hospital San Vicente de Paúl, fueron alertados sobre el presunto delito de asesinato de un neonato de 39 semanas de gestación, que tenía heridas de arma blanca.
La recién nacida fue llevada al Centro Forense de Machala, una ciudad ubicada a 30 minutos del lugar, por su abuela. Sin embargo, en la casa de salud le informaron que la bebé ya estaba muerta.
Por el momento, la adolescente está en el hospital con resguardo policial hasta definir su situación legal. La Policía, que está realizando las investigaciones del caso, quiere reconstruir la línea de tiempo que concluyó con el asesinato de la recién nacida.
Los familiares de la adolescente no han querido pronunciarse públicamente sobre el trágico suceso.
El horror de los embarazos adolescentes en Ecuador
Aunque las averiguaciones en este caso aún están iniciando, la realidad de muchas adolescentes que luego tienen actitudes violentas con sus bebés, generalmente, está relacionado con el horror que estas menores viven. Según el estudio Vidas Robadas II elaborado por la Fundación Desafío de Ecuador, en el país cada año se embarazan más de 2.000 niñas. El 80 % de ellas quedaron embarazadas porque fueron violadas.
Además, según datos policiales del Ecuador, el 83% de los agresores es del círculo cercanos a las víctimas. Es decir que las adolescentes son víctimas de violaciones sistemáticas por parte de familiares o conocidos, lo que deriva en embarazos no deseados.
Los efectos psicológicos que sufren las adolescentes y niñas que se convierten en madres producto de una violación están recogidos en el reportaje “Las frágiles niñas madres” elaborado en 2019, por el medio digital ecuatoriano GK. En este, uno de los psicólogos clínicos entrevistados explica que, en el caso de menores violadas que han sido obligadas a parir, algunas sienten “absoluto rechazo, no quieren saber de tener un hijo producto de una violación”.
Lo que las menores desarrollan es el síndrome de estrés postraumático. Esto según se explica en la guía de la psiquiatra Ibone Olza Fernández. Este trastorno es una de las secuelas de la violencia obstétrica.
Un estudio de la psicóloga Cheryl Beck demostró que “las mujeres que sufren de estrés postraumático luego de un parto continuamente recuerdan y reviven el parto. Además, se sienten desconectadas o extrañadas ante sus bebés y ausentes de la realidad. También, el trauma vivido hace que necesiten entender y hablar sobre lo que les sucede, se sienten enfadadas con los profesionales, con sus familiares y consigo mismas, por lo que su maternidad se ve afectada. En conclusión, “muchas mujeres que han tenido un parto traumático reviven el parto como si de una pesadilla se tratara durante semanas o meses, y no pueden quitarse estos recuerdos de la cabeza por más que lo deseen”.
Según recoge el reportaje citado, el representante de Unicef en Ecuador, Joaquín González- Alemán, explica que las violaciones, el embarazo adolescente y los suicidios están relacionados. En Ecuador, el suicidio es la primera causa de muerte violenta entre adolescentes, de acuerdo a un estudio de Unicef.
Además de los efectos psicológicos que una menor sufre al ser madre a tan corta edad, también están las afectaciones físicas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha informado que morir al momento de dar a luz es un riesgo cuatro veces mayor en menores de 16 años que en mujeres de entre 20 y 30 años. Por otra parte, según la OMS, la tasa de mortalidad de los recién nacidos de las madres adolescentes es casi un 50% más alta.
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