Un estudio genético que tomó cuatro años logró identificar dos nuevas especies de peces. Los investigadores ecuatorianos, mexicanos y estadounidenses que participaron en el estudio han señalado que los peces encontrados en el archipiélago de Galápagos y el Pacífico Este Tropical, podrían dar pistas sobre la conexión biológica que proporciona la cordillera marina del Coco-Galápagos.
Los investigadores bautizaron a las nuevas especies como A. Perezponcedeleoni sp. norte, localizada en el archipiélago de Revillagigedo, y a la segunda, A. Espinozai del archipiélago Galápagos-Isla del Coco, cuyo nombre se eligió en honor al guardaparque Eduardo Espinoza, que contribuyó al descubrimiento. Los peces pertenecen al género Anisotremus.
Los Anisotremus son peces de llamativos colores, generalmente amarillos, con rayas negras que pueden ser horizontales o verticales. A estos peces se los encuentra distribuidos por las costas de América, en el océano Pacífico y en el Atlántico. La familia Haemulidae, a la que pertenecen los anisotremus, es un grupo amplio de peces marinos que tienen un valor comercial significativo en el Pacífico Oriental Tropical.
Coloquialmente, las especies descubiertas se conocían como peces “roncadores”, porque al sacarlos del agua emiten un ruido similar al del ronquido.
La investigación, publicada en la revista científica Zootaxa, “puede confirmar científicamente que esta cordillera conecta entre los dos sistemas insulares”, señaló Dani Rueda, director del Parque Nacional Galápagos, a la agencia EFE.
Según indica el estudio, los estudios filogenéticos –para determinar la relación de parentesco entre especies– sobre la especie Anisotremus interruptus, una especie ya conocida, han revelado altos niveles de diversidad genética. Esto indica la presencia de un complejo de especies con al menos tres linajes distintivos entre las poblaciones de estas familias de peces del Pacífico Este Tropical.
Los científicos realizaron un estudio comparativo de la variación merística y morfométrica para evaluar e identificar posibles características morfológicas concordantes con la diferenciación genética de poblaciones, esto les permitió determinar que estaban frente a dos nuevas especies.
Las dos especies nuevas tienen relación con otra ya conocida: la Anisotremus interruptus, presente en esa cordillera submarina de origen volcánico. El factor diferenciador entre la especie conocida y la nueva tiene que ver con la posición de las aletas dorsales y ventral del pez, además que este posee una cabeza achatada.
La “fragmentación de especificidad marina que tenemos en Galápagos, nos permite diversificar y confirmar que la Anisotremus interruptus generó una nueva especie”, indicó a EFE el encargado del Parque Nacional Galápagos.
El Parque Nacional Galápagos abarca el 97% de la superficie terrestre del archipiélago de Galápagos. Está compuesto por 7 islas mayores, 14 islas menores, 12 islas adicionales, 64 islotes y 136 rocas, todas de origen volcánico.
Las islas también cuentan con la Reserva Marina de Galápagos, que es equivalente a la mitad de la superficie terrestre del Ecuador, es una de las más grandes del mundo, según la información publicada por el Ministerio del Ambiente.
La reserva marina tiene registradas alrededor de 3.500 especies y este hallazgo sería el primero hecho de especies no mayores en la parte submarina del Parque Nacional, según comentó Rueda a EFE.
Fue en la reserva marina donde se encontró a una de las especies. El pez A. Espinozai habita en una cordillera submarina que conecta a las Galápagos, de Ecuador, con la isla de Cocos, en Costa Rica.
Las nuevas especies de peces habitan a una profundidad de hasta 2.500 metros en hábitats marinos rocosos. Su tamaño varía entre los 25 y 30 centímetros como adultos. Pueden vivir entre cinco y quince años.
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