La relación de los países de América Latina y Estados Unidos han sido muy estrechas desde siempre, a pesar de las diferencias históricas, culturales e idiomáticas. Sin embargo, esto no quiere decir que hayan sido las mejores. En el campo de la política y los modelos económicos es donde más se ha marcado ese distanciamiento con algunos gobiernos, pero en la actualidad se le suma un nuevo factor: las alianzas con las potencias de oriente que adversan los valores de la democracia occidental impulsada desde Norteamérica.
Este ha sido el tema central que se debatió en el Seminario denominado “Latin America: Challenges to the United States” (América Latina: desafíos para Estados Unidos) donde participaron varias personalidades destacadas de la región en el campo de las ciencias, la política, la seguridad y la educación. Además, contó con la conducción de el Dr. Luis Fleischman, co-fundador del Centro para la Democracia y la Investigación Política de Palm Beach.
Uno de los problemas medulares que atraviesan todos los países de América es el surgimiento del populismo como forma de gobierno y como característica de los principales actores que conducen a las naciones, sin importar su inclinación ideológica, pues existe populismo de izquierda y también de derecha. Para el ex presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, esa nueva forma de gobernar, más que favorecer a las mayorías, termina siendo una especie de “autoritarismo moderno” que afectan las instituciones y por lo tanto a la democracia.
“El tema del autoritarismo lo hemos visto en la historia latinoamericana por mucho tiempo. Muchos países caen en la tentación autoritaria. La falta de instituciones fuertes, la aparición de lideres populistas, que no necesariamente están motivados por cuestiones ideológicas. Algunos sí, y buscan iniciar una plataforma epistemológica como Hugo Chávez con el Socialismo del Siglo XXI, claramente eso sí ha sido un propósito ideológico”, planteó Solís.
“Pero también vemos populistas de derecha, como Bolsonaro y Bukele. Y otros de izquierda como Castillo y Evo Morales. Luego encuentras una gran variedad alrededor del mundo: Trump, Putin, presidentes de Europa Central, Xi Jinping, Duterte, y la lista continúa… No son todos lo mismo, pero comparten una serie de ´common treated´. Son personalistas, no defienden la institución de la justicia, son contundentes en su forma de gobernar, y cuestionan varias de las tradiciones del establishment”, agregó el costarricense.
Pareciera que ningún país de la región se escapa a este nuevo flagelo, que en época de redes sociales termina cobrando una presencia importantísima en las nuevas generaciones y no se limita únicamente a ampliar su popularidad en las zonas humildes, el cual siempre ha sido el principal bastión de los partidos que abrazan el populismo como la forma de acceder al poder.
“En Perú Pedro Castillo recibió un gran apoyo del sector rural y de los más desposeídos. Hace poco tuvimos la elección de Arce en Bolivia, seguidor de Evo Morales y aliado a Venezuela, uno de los líderes en cuanto al populismo en América Latina”, destacó Fleischman durante el seminario.
Con respecto a las recientes elecciones en Perú, Solís acotó que “es uno de los casos más complicados. Tuvieron un ballotage entre un radical izquierdista, sin preparación previa, como Pedro Castillo, y la hija de Alberto Fujimori, que ha sido acusada de serios actos de corrupción. Era considerada como una amenaza a la seguridad nacional por la mayor parte de los partidos del país en la primera vuelta, y luego en la segunda vuelta se convirtió en la defensora de la esperanza”.
“El problema en Perú es que la legislación está fragmentada en 19 partidos políticos, y ni Castillo ni Fujimori controlan mayorías. Gane quien gane, confrontar al Congreso se ha vuelto muy difícil en las últimas administraciones. El país está fragmentado ideológicamente, geográficamente, y socialmente, porque Fujimori y Castillo representan extremos grupos de la población”, agregó el ex mandatario centroamericano.
Sin embargo, este tipo de polarización se ha vuelto muy común en América Latina desde hace varias décadas y también se vivió muy intensamente en las pasadas elecciones de Estados Unidos.
Aparte del reciente caso peruano, otros de los escenarios más significativos se han estado viviendo actualmente en Colombia, “es un país con instituciones fuertes, pero tiene descontentos sociales por las inequidades sociales económicas. Por supuesto que lo que sucede en Venezuela impacta en lo que está ocurriendo en Colombia, pero Colombia también ha experimentado la ruptura del orden tradicional en los partidos políticos”, destacó Solís al respecto.
La puesta en escena de El Salvador ha sido de gran interés, “es un claro ejemplo del cansancio de los ciudadanos con el orden tradicional. Están enojados. Por eso la elección de Bukele no sorprende. Hoy en día es tal vez uno de los más populares de Latam. Se está comportando como se comportaron algunos de los populistas de Latam cuando empezaron, incluyendo a Hugo Chávez en Venezuela”, reflexionó Solis, quien también es director interino del Centro Kimberly Green para América Latina y el Caribe de la Universidad Florida International.
El caso de México, que recibió la visita de la vicepresidenta de EEUU Kamala Harris, también tiene muy preocupados a los demócratas del continente, “México tiene un nuevo presidente popular con López Obrador. Él también es muy popular. Su partido Morena perdió la mayoría absoluta que tenía en el Congreso en las últimas elecciones, pero mantiene la mayoría legislativa”, indicó el ex presidente.
Por otra parte, “en Nicaragua hemos visto la consolidado de una dictadura”, agregó Solís, haciendo referencia a las recientes detenciones de los candidatos opositores a la Presidencia del país centroamericano por parte del régimen de Daniel Ortega quien busca continuar aferrado al poder.
Sin embargo, hay un rasgo que caracteriza a estos gobiernos que mantiene muy preocupado a los Estados Unidos y que genera una brecha en cuanto al fortalecimiento de las relaciones y a la concepción de la democracia liberal que necesita la región para conducirse hacia un mejor futuro. “Otros problemas que están afectando la relación entre Latam y EEUU: migración, presencia de Rusia y China -especialmente en el Caribe, pero también en Argentina-, el crimen organizado transnacional, Venezuela y Nicaragua”, resaltó Solís.
Ante este punto particular de la presencia de China y Rusia, se pronunció el Dr. Robert Evan Ellis, profesor investigador de Estudios Latinoamericanos del Colegio de Guerra del Ejército de Estados Unidos, quien destacó que “con más empresas y personal chino en la región, la República Popular de China (PRC, por sus siglas en inglés) se ve impulsada a interesarse más en las condiciones y asuntos internos de la región”. Además, resaltó que “China ayudó al régimen de Maduro a espiar a la oposición en Venezuela”.
Esto demuestra la fuerte presencia del gigante asiático en nuestro hemisferio y su participación en el detrimento de la democracia de los países latinoamericanos. Ellis lamentó que hay regímenes populistas en América Latina que, a su entender, buscan cómo controlar a su población de la misma manera que lo hace China.
Por otro lado, advirtió que la pandemia del covid-19 acelera la crisis económica, la delincuencia y la corrupción alimentando el descontento social, desestabilizando gobiernos y llevando al poder a más populistas. Y que la influencia de China en este contexto es a través de las vacunas y la asistencia, la demanda de productos básicos del régimen asiático, el “efecto Taiwán” y más gobiernos populistas.
“La influencia de China ayuda a ´encerrar´ a los gobiernos autoritarios mediante la ‘incubación’, más control social y más dependencia al régimen en Beijing”, afirmó.
Ante esto último, el director ejecutivo del Centro para una Sociedad Libre y Segura, Joseph Humire, aseguró que, “muchos líderes de América Latina tienen tendencias autoritarias, más que en los años anteriores”, además dijo que “nada de lo que pasa en Chile, Colombia, Perú, Nicaragua, Venezuela puede ser explicado sin entender la influencia de Rusia, China e Irán”.
Esta es tal vez la primera vez en la historia del continente en la que las fuerzas de oriente logran tener tanta presencia, un hecho que varios líderes de la región han venido alertado desde hace años, como la opositora María Corina Machado, quien desde Venezuela ha tratado de advertir del peligro que representa el régimen de Nicolás Maduro, no solo en su país, sino para toda América, precisamente porque les ha abierto las puertas de la nación caribeña a células terroristas iraníes, inteligencia rusa, hackers chinos, entre otros.
“También intentamos frenar la influencia de China en Latinoamérica y de actores no estatales que agregan caos y desestabilización a la región, como grupos transnacionales y terroristas. Hace poco Rusia confirmó su intención de construir dos plantas nucleares en Argentina e Irán ayudará a Venezuela a saltear las sanciones de EEUU”, alertó Fleischman.
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