Santiago Sinclair: la historia del general y senador chileno arrestado a los 90 años por la masacre de 17 trabajadores durante la dictadura de Pinochet

Un mes después del golpe de Estado de 1973, un grupo de empleados de la localidad de Futrono fue sacado del recinto donde estaban reunidos. Poco después, los llevaron a 500 metros del lugar y los fusilaron

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La justicia chilena ordenó arresto
La justicia chilena ordenó arresto domiciliario para Santiago Sinclair, por su responsabilidad en los crímenes de 17 trabajadores en 1973.

“Sanguinario, frío y atroz” son tres de los adjetivos más usados en la historia para definir a Santiago Sinclair Oyaneder, un exgeneral en retiro del Ejército de Chile de 90 años de edad, quien quedó en arresto domiciliario por su eventual responsabilidad en los crímenes en contra de 17 trabajadores, cometidos en la dictadura militar de Augusto Pinochet.

La ministra Paola Plaza González decidió someter a proceso a Sinclair, en calidad de autor del delito homicidio calificado a los trabajadores del Complejo Maderero y Forestal Panguipulli, el que estaba ubicado en la Región de Los Ríos, al sur de Chile. Estos fueron ejecutados en octubre de 1973, un mes después del golpe militar, hace 47 años atrás.

Según informó el Poder Judicial chileno, la magistrada extraordinaria para causas de Derechos Humanos de la Corte de Apelaciones de Santiago, ordenó el arresto domiciliario del imputado de 90 años de edad, debido a la emergencia sanitaria producida por el coronavirus.

Al exsenador de la República y miembro de la Junta Militar impuesta por Pinochet tras el inicio de la dictadura chilena, se le acusa por estar al mando del procedimiento que dio muerte a los 17 trabajadores, y de ordenar enterrar los cuerpos cuando se le informó que estos habían quedado expuestos sobre la superficie.

A Sinclair se le apuntó por el homicidio de Carlos Maximiliano Acuña Inostroza, José Orlando Barriga Soto, José Rosamel Cortés Díaz, Rubén Neftalí Durán Zúñiga, Luis Arnaldo Ferrada Sandoval, Eliecer Sigisfredo Freire Caamaño, Narciso Segundo García Cancino, Juan Walter González Delgado, Daniel Méndez Méndez, Sebastián Mora Osses, Pedro Segundo Pedreros Ferreira, Rosendo Rebolledo Méndez, Ricardo Segundo Ruiz Rodríguez, Carlos Vicente Salinas Flores, Manuel Jesús Sepúlveda Sánchez, Rubén Vargas Quezada y Fernando Adrián Mora Gutiérrez.

La carrera de Sinclair

Nació en Santiago de Chile, el 29 de diciembre de 1927 y a los 14 años de edad, ingresó a la Escuela Militar para recibir instrucción del Ejército. En 1948 fue egresado con el grado de Oficial.

Desde esa fecha se inició una carrera militar larga y extensa. A finales de los 60 ejerció como Observador Militar en el Canal de Suez, y en 1973, año del golpe militar de Augusto Pinochet, se le ordenó que ejecutara su función en como subdirector de la Academia de Guerra, siendo designado Comandante del Regimiento de Caballería Blindada N°2 de Cazadores.

Tras su “buen rendimiento” en los primeros tiempos de la dictadura militar chilena, a Sinclair también se le recomendó labores civiles como ser Agregado militar en Corea, en 1975. En 1979 además fue seleccionado para ocupar el cargo de Ministro Jefe del Estado Mayor Presidencial, y en 1983 fue designado como Ministro de Estado en el cargo de Secretario General de la Presidencia.

El 30 de noviembre de 1988 fue destinado a ocupar uno de los cargos más relevantes de su vida: se le encomendó ser miembro titular de la Junta de Gobierno en representación de Augusto Pinochet, y tras el retiro de su carrera militar, en 1990 Santiago Sinclair asumió como Senador de la República de Chile por orden del Consejo de Seguridad Nacional, hasta 1998.

El general en retiro, Santiago
El general en retiro, Santiago Sinclair, fue un alto funcionario político y militar en la dictadura de Pinochet, y lo fue hasta los primeros años del retorno de la democracia chilena.

Persecuciones a los trabajadores

Los antecedentes de la investigación que rodea la muerte de los 17 trabajadores indicó que los hechos tuvieron su origen en la localidad de Futrono, ubicada a 764 kilómetros al sur de Santiago.

En este lugar, estaba emplazada la administración y pulpería del Complejo Maderero y Forestal Panguipulli, en las inmediaciones de las termas de Chihuío. En aquel recinto, también funcionaba el sindicado “Esperanza del Obrero”, al que pertenecían los trabajadores del complejo.

Tras la llegada de los militares al poder, se inició una violenta represión en contra de los partidarios del Presidente Salvador Allende Gossens. Desde el 13 de septiembre de 1973, se procedió a la detención de un grupo de campesinos por parte de Carabineros de Chile.

La jornada del 7 de octubre de 1973 se realizaron nuevos arrestos en los alrededores de Futrono, mientras que dos días después, el 9 de octubre, personal militar de los Regimientos Caballería N° 2 ‘Cazadores’ y ‘Maturana’ de la ciudad de Valdivia, ubicada en la Región de Los Ríos, se dirigieron rumbo a dicha localidad al mando de un oficial y de otros subalternos.

Estos iban específicamente en camino hacia el sector sur del Complejo Maderero Panguipulli, bajo la misión de reprimir y arrestar a un sector específico de trabajadores.

Un crimen cruel

Tras llegar al lugar, los detenidos de este procedimiento fueron dirigidos en una caravana militar hasta el sector de Termas de Chihuío, ubicado en la Región de Los Ríos, al sur de Chile.

El 9 de octubre de 1973, durante la noche de esa jornada, personal militar extrae a 17 personas desde el interior de una casa patronal del Fundo Chihuío, siendo trasladados hasta unos 500 metros del recinto, donde se les fusiló a todos, sin contemplación.

Una vez fusilados, los cuerpos quedaron esparcidos sobre la superficie. De todos estos hechos se le informó al Comandante del Regimiento Cazadores, Santiago Sinclair, quien mantenía guarnición en la ciudad de Valdivia, y el que poseía el rango de teniente coronel.

Según la investigación, Sinclair estuvo en todo momento enterado de lo que pasaba con los detenidos, y sobre el destino de estos. Cuando se le informó que los detenidos habían quedado sobre la superficie, este ordenó que se les enterrara para luego de entrar en rabia con sus subalternos por causa de este “descuido”.

De los 17 detenidos que fueron fusilados en esa jornada, 15 eran evangélicos. Según un antecedente investigativo, antes que el pelotón les quitara la vida, este grupo cantó alabanzas hasta el final.

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