Keiko Fujimori, candidata de Fuerza Popular a la presidencia de Perú, denunció un “fraude sistemático” en el balotaje de las elecciones presidenciales de Perú, al señalar una serie de presuntas irregularidades que atribuye al partido Perú Libre de su rival Pedro Castillo.
“Han venido ocurriendo una serie de irregularidades” en el proceso electoral realizado el domingo, dijo Fujimori durante una rueda de prensa que ofreció por la tarde, en la que fue su primera aparición del día. La candidata derechista pidió además a los ciudadanos que denuncien los casos que conozcan.
“Asimismo hemos notado que ha habido una estrategia para distorsionar los resultados que reflejen la voluntad popular”, agregó, sin ofrecer mayores argumentos.
Durante la conferencia de prensa, la candidata derechista mostró videos en las redes sociales que, según dijo, mostrarían al partido de Castillo aparentemente robando votos.
“Hay una clara intención de boicotear la voluntad popular”, reiteró la candidata.
La candidata se encuentra a 49,7 % en la votación, frente al 50,2 % a favor de Castillo, cuando la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) ha contabilizado el 96 % de actas.
Aún no es posible confirmar la victoria del candidato de izquierdas, que de ganar sería el primer presidente de la República ajeno a las élites limeñas que han dominado la historia del país desde la época de la colonia, pues la distancia es mínima entre los contendientes y las variables del recuento son muy amplias.
Sin embargo, los márgenes matemáticos para Fujimori, que recoge hasta el momento el 49,83 % de los votos, se reducen a cada momento.
Aún falta por contar la gran mayoría del voto de los peruanos del exterior, varios miles de sufragios en los que, según avanza el recuento, Fujimori obtiene un mayor respaldo.
Pero también faltan otros tantos miles de votos procedentes del interior rural, en donde la votación a favor de Castillo es superior al 80 %.
La carrera pasa entonces por ver si Fujimori es capaz no solo de compensar la distancia que ya la separa de Castillo, sino también el peso del voto campesino que sostiene al candidato del partido izquierdista Perú Libre.
Más aún, Fujimori, hija y heredera política del expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), está viendo cómo la votación refleja casi como un espejo las estimaciones de conteo rápido que anoche hizo la encuestadora Ipsos, que otorgó la victoria a Castillo por 0,4 puntos porcentuales.
Hasta la fecha, el conteo rápido de Ipsos nunca ha fallado a la hora de predecir al ganador electoral en Perú.
Para la candidata esta situación es, hasta el momento, un dejà vu, pues hace cinco años perdió el balotaje ante Pedro Pablo Kuczynski por apenas 40.000 votos, tras meses de haber ido por delante en las encuestas y pese a llegar con ventaja a la noche electoral.
Fujimori, que también perdió en segunda vuelta las elecciones presidenciales de 2011 frente a Ollanta Humala, afrontará con casi total seguridad si es derrotada un juicio por el delito de lavado de activos por el que la fiscalía pide más de 30 años de cárcel.
Esta situación legal ha sido una de las losas de su campaña en la que su impopularidad ha sido uno de los ejes centrales.
Por ese motivo, planteó esta elección como un referéndum entre “libertad y comunismo” y en defensa del modelo económico neoliberal instaurado por su padre, lo que polarizó toda la campaña.
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