Cuando falta menos de una semana para el comienzo de la Copa América, y tras la confirmación del presidente Jair Bolsonaro, en Brasil aún no se han alcanzado los consensos necesarios para su organización. Mientras que el ministro de Salud Marcelo Queiroga justificó la decisión de organizar el torneo, la Corte Suprema juzgará desde el próximo jueves dos recursos que piden su suspensión.
Las dos acciones que serán juzgadas fueron presentadas debido a la altísima incidencia de la pandemia de COVID-19 en el país, donde ya murieron casi 475.000 personas, y fueron impulsadas por el Partido Socialista Brasileño (PSB) y la Confederación Nacional de Trabajadores Metalúrgicos.
Según informó este martes el máximo tribunal de Brasil, el juicio se desarrollará de forma virtual y los 11 miembros de la corte tendrán un plazo de 24 horas para pronunciarse en las plataformas digitales de la institución, por lo que el fallo sería conocido el viernes.
La próxima edición de la Copa América iba a ser organizada de forma conjunta por Argentina y Colombia, pero ambos países, por diversas razones, renunciaron a organizar el torneo, que la Confederación Suramericana de Fútbol (Conmebol) le encomendó entonces a Brasil, pese a que es uno de los países más afectados del mundo por la pandemia.
A su turno, el ministro Queiroga defendió este martes la celebración en el país de la Copa América de fútbol afirmando que “no es un evento de grandes proporciones” y que “el riesgo de contraer coronavirus es el mismo con o sin partidos”, pues no habrá público en las gradas.
Queiroga compareció este martes por segunda vez ante la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) que estudia la gestión que ha estado haciendo el Gobierno de Brasil de la pandemia, después de que los miembros del comité consideraran que se había mostrado ambiguo en su primera cita y tras conocerse también que el país había decidido albergar la competición sudamericana.
“Dar o no el aval a la Copa América en Brasil no es una labor del Ministerio de Salud. El presidente me pidió que avalase los protocolos. Avalamos los protocolos de la CBF (Confederación Brasileña de Fútbol) y de la Conmebol (Confederación Sudamericana de Fútbol). (...) Los estados que albergan partidos están de acuerdo. (...) Entonces, no veo desde el punto de vista epidemiológico justificación para no realizar este evento”, explicó.
Al mismo tiempo, recordó que a lo largo de este año celebraron las competiciones nacionales de fútbol, además de la Copa Libertadores, que reúne a los mejores equipos del continente, y que en el caso de este torneo habrá unas 650 personas implicadas, “no es un evento de grandes proporciones, no es una Olimpiada”.
“La práctica de deportes está permitida en Brasil. (...) El riesgo de contraer coronavirus es el mismo con o sin partidos. No estoy diciendo que no haya riesgos, digo que no hay riesgos adicionales (...). Sin la presencia de público en los estadios no hay riesgo de aglomeraciones”, sostuvo.
Los jugadores sin vacunas
El lunes, Queiroga afirmó que los jugadores de las diez selecciones que disputarán la Copa América-2021 en Brasil no están obligados a vacunarse, al revés de lo que su gobierno pidió en un principio.
“No es una imposición la cuestión de la vacuna. Los que estén vacunados, mejor. Pero no va a haber un esfuerzo para vacunar ahora. La vacuna puede causar una reacción, y eso podría comprometer el ritmo competitivo de los jugadores”, declaró en rueda de prensa en Brasilia.
“Si se exigiera la vacunación en este momento, no tendrían inmunidad de aquí al inicio de la competición”, agregó el ministro.
El coordinador operacional de la Copa América, André Pedrinelli, dijo sin embargo que seis de la diez delegaciones que disputarán el torneo (formadas por 65 personas cada una) ya están completamente vacunadas y otras dos terminarán de vacunarse antes del inicio este domingo de la competición, que se celebrará hasta el 10 de julio.
Con información de EFE, AFP y EuropaPress
SEGUIR LEYENDO: