En enero de este año, Cristiana Chamorro concedió una entrevista a Infobae que hizo mucho ruido en Nicaragua. Era la primera vez que la hija de la ex presidente Violeta Barrios de Chamorro admitía que estaba pensando en presentarse como candidata en las elecciones presidenciales de este año.
En aquel momento, ya era el nombre que figuraba más alto en las encuestas, por encima de otros dirigentes de una oposición desgastada y dispersa.
Desde entonces, el régimen sandinista avanzó en el diseño de un calendario electoral repleto de artimañas para evitar una elección transparente que, según todos los analistas, pondría punto final a la segunda experiencia de Daniel Ortega en el poder tras 14 años.
Lo último que quedaba era impedir directamente la candidatura que podía hacerle más daño. Para ello, con la ayuda de una Justicia que Ortega maneja a su gusto, impulsó una causa por supuesto lavado de dinero en la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, que hasta el año pasado presidía su hija Cristiana.
En ese marco, este miércoles se allanó su casa y se decidió su arresto.
¿Quién es y qué piensa esta mujer a la que tanto le teme Ortega?
Esto era lo que Cristiana Chamorro le decía a Infobae sobre lo que sucede hoy en Nicaragua, la deriva del régimen sandinista y sus intenciones personales, en la entrevista que tuvo con Fabián Medina Sánchez hace tan sólo 5 meses:
Cristiana Chamorro Barrios, 64 años, es hija de la expresidenta Violeta Barrios de Chamorro (91), la mujer que hace 31 años encabezó una coalición opositora que derrotó en las urnas a Daniel Ortega y acabó con la revolución sandinista que gobernó Nicaragua durante los años 80. También es hija del periodista y héroe nacional Pedro Joaquín Chamorro, férreo opositor a la dictadura de Somoza, asesinado hace 43 años.
En esta entrevista con Infobae, Chamorro Barrios insiste en la unidad de la oposición y en devolverle al nicaragüense el poder que tiene a través de su voto. Aunque asegura no ser candidata y no tener propuesta de ningún grupo o partido, dice estar dispuesta, “si es necesario” a enfrentar en las urnas al mismo hombre que hace 31 años su madre derrotó.
-¿Cómo está la salud de doña Violeta?
-Delicada. Ella tuvo un derrame cerebral hace dos años y quedó completamente en cama. Lo importante es que no está sufriendo y está muy en paz. Estas cosas son hasta que Dios quiera. Está bien cuidadita, se le ve un semblante bueno, pero obviamente ausente.
-¿Está desconectada de la situación nicaragüense?
-Si, totalmente desconectada. Está en mucha paz, y creo que se lo merece después de tanto sufrimiento y trabajo.
-Muchas personas comparan este 2021 con 1990, el año en que la oposición fue a elecciones con su mamá a la cabeza. ¿Usted encuentra el parecido?
-Esta es la tercera oportunidad que tiene Nicaragua para salir de una dictadura. En el pasado, en los (años) 70 nos unimos todos para derrotar la dictadura del somocismo. Desgraciadamente no pudimos instalar la democracia por la que toda Nicaragua se levantó en ese momento. Igual, en los 90, nosotros vivíamos una dictadura férrea y se tuvo que dar una unidad nacional completa con la decisión de lograr democracia. Y ahora estamos en lo mismo, con las diferencias del caso. La unidad sigue siendo apremiante y en esta ocasión tenemos las lecciones aprendidas del pasado. En el 90 se instaló la democracia, pero luego elegimos autócratas autoritarios, en elecciones libres y esta fue abortada.
-¿Cuáles diría que son las principales lecciones que nos quedan de esa elección en que doña Violeta derrotó a Daniel Ortega?
-La principal es que los cambios tienen que ser por elecciones libres, observadas, donde el pueblo pueda elegir a sus gobernantes. Esa fue la primera transición pacífica que tuvimos de una dictadura a una democracia. Y en esa transición, hacer reformas aceptadas. Una reforma aceptada es una reforma para siempre, pero una reforma impuesta es una reforma que te explota en la cara. La otra lección es estar buscando siempre el diálogo, la convergencia, la concertación. Y tal vez la otra lección es la importancia de que todos sepamos que la construcción de una transición requiere de mucho sacrificio y todos debemos sumarnos a ella.
-Pero antes, ¿cómo se derrota una dictadura que se mantiene a través de las armas?
-El primer objetivo fue darle al nicaragüense la confianza en el voto popular, libre e independiente. Mi madre comenzó a recorrer el país y llegaba a los distintos lugares, que estábamos en un momento parecido al de ahora, pero el de ahora la represión es mayor. Sí nos encontrábamos con turbas, con fuerzas de la policía ahí paradas y eso, pero lo que hicimos fue bajarnos de las tarimas y caminar en esos pueblos y llamar a la gente que se asomaba con miedo en las puertas, porque no sabían, y de pronto les hacíamos así (señas con las manos) que se juntaran y se iban juntando. Lo primero es confiar en el voto popular, confiar en la fuerza del nicaragüense y en esa conciencia libertaria que había escondida, que querían salir, pero tenían miedo. Conectarse con ese pueblo que quiere el cambio y darle la confianza para que lo hiciera.
-Usted recientemente renunció a la dirección de la Fundación Violeta Barrios. ¿Cuál es la razón de esa renuncia?
-Desde hace tiempo veníamos conversando en cómo modernizar la Fundación Violeta Barrios de Chamorro. Hasta ahora había sido como una dirección familiar, principalmente. Decidimos hacer un cambio, ampliar su asamblea, cambiar el consejo directivo y hacerla como una organización no meramente familiar sino como son las organizaciones de la sociedad civil. Coincide ese proceso con toda la situación que estamos viviendo en Nicaragua. Por otra parte, despertó muchas preguntas de los periodistas y yo les dije, si se necesita mi contribución para lograr esta unidad, unas reformas electorales que le permitan al nicaragüense confiar en ese voto, yo le digo sí a Nicaragua. Nosotros tenemos un compromiso de vida con la democracia, con la libertad, con el desarrollo, y en estas circunstancias que estamos ahorita, a donde nos ha llevado esta dictadura, creo que es urgente devolverles a los nicaragüenses su país.
-En otras ocasiones le han propuesto candidaturas…
-No. A mí me ofreció Eduardo Montealegre en 2006 ir de vicepresidenta. Después de mucho pensarlo, porque yo conocí lo que es eso y no es ninguna ganga. Es un sacrificio enorme. Para la vida privada de uno es lo más difícil estar en una posición de esas. Pero después ese partido hizo sus cambios internos y quedó así, y como no soy una persona que lo ando buscando ni tengo una angustia por eso, entonces, pues, tranquila. Pero después yo no he recibido ninguna propuesta formal.
-¿Actualmente ha recibido alguna propuesta de partido o grupo político?
-No he tenido ninguna propuesta, simplemente tengo desde mi parte la convicción que todos tenemos que contribuir a unir a Nicaragua para salir de la dictadura. Algunas personas me han dicho: ¿Cristiana qué vas a hacer? Nos gustaría que partícipés y a uno lo sacan en las encuestas. Uno no puede defraudar a la gente que cree en uno, en lo que sea, en lo que a uno lo vayan a necesitar. Ahorita el objetivo principal es lograr la unidad y lograr que vayamos a elecciones verdaderamente libres. Que el gobierno no tenga miedo. Esta es la mejor salida para ellos, para el sector público, y todo el sector social, político y privado de Nicaragua.
-¿No sería una ironía histórica que 31 años después esté compitiendo contra el mismo hombre que derrotó su madre?
-Nicaragua es interesante. Ortega luchó para derrocar a Somoza y después Ortega se convirtió en un Somoza. Después vino mi madre, compitió contra Ortega y le ganó… puede ser. No hay que adelantarse a los tiempos, pero no le veo ninguna sorpresa porque esta hija, como decís, o esta ciudadana, ha estado desde esos tiempos en la vida de Nicaragua y como otras mujeres igual que yo sentimos que Nicaragua necesita ese cambio, y si uno lo tiene que hacer uno lo hace. Aquí estoy.
-¿Hay condiciones para elecciones en Nicaragua?
-Hay dos caras de la moneda. Una es que todos los nicaragüenses queremos esas elecciones. Para mi esa condición es bien válida, que la conciencia libertaria del nicaragüense desde años 70, 80 sigue firme de que quiere una democracia. Se habla del periodo de Violeta Chamorro porque es una referencia de lo que fue un periodo de libertad, de estado de derecho, de ley, de constitución respetada, de progreso. Eso es lo que queremos todos. Ahora, y dije que este no es el momento de pensar en candidaturas. Yo no me he lanzado. Tampoco he dicho que si me lo pedían, como dijo un periodista. Yo le digo sí a Nicaragua y estoy aquí para servirle y lo voy a seguir haciendo desde el trabajo que hago todos los días. Y ahorita lo que se debe lograr es la unidad y unas reformas mínimas para ir a elecciones.
-¿Cuáles serían esas reformas mínimas?
-Hay un grupo de reformas que ha presentado una propuesta de cambio que se tienen que hacer al Consejo Supremo Electoral, a la ley electoral. Cuando se dé el momento se tiene que evaluar si están las condiciones, porque en Nicaragua vivimos al día, no podemos adelantarnos a los tiempos, porque cambian demasiado rápido.
-Cuando doña Violeta fue candidata, estuvo expuesta a muchos insultos y descalificaciones. ¿Está preparada Cristiana Chamorro para ese escenario ofensivo?
-Yo aprendí de mi madre que ella era inmune a la crítica, porque estaba tranquila con su conciencia. Son cosas que se tienen que soportar.
-A propósito, recientemente doña Rosario Murillo se refirió a usted sin nombrarla, descalificándola. ¿Cómo tomó eso?
-Yo creo que en vez de molestarse por estar descalificando a las personas se debería preocupar por invitar a una campaña electoral de altura y sin violencia, sin presos políticos, en plena libertad, para que sea el pueblo el que decida quién es lo que dijo ella. Ella dijo que éramos unos “vendepatria”. No entiendo por qué le tienen tanto miedo a la voluntad popular.
-¿Ve una salida electoral este año para la crisis de Nicaragua?
-No me puedo adelantar a los tiempos, pero tenemos que trabajar por ella. Tenemos que lograrla. Mientras no la veamos, tenemos que estar en la línea de lograrla.
SEGUIR LEYENDO: