El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, volvió a encabezar este domingo una caravana de motos en Río de Janeiro en momentos en los que comienzan a repuntar los casos de COVID-19 y los especialistas alertan de la posible llegada de una tercera ola de la pandemia en las próximas semanas.
El líder de la ultraderecha brasileña recorrió durante más de una hora algunos de los puntos más emblemáticos de la ciudad de Río de Janeiro, adonde se desplazó para participar en la concentración motera, la cual fue considerada como una manifestación de apoyo en momentos en los que la popularidad del Gobierno se encuentra en mínimos.
En un determinado momento del trayecto, Bolsonaro, sin máscara, paró su motocicleta en medio de una carretera para hacerse fotos y saludar a sus seguidores, lo que provocó una aglomeración de cientos de personas.
Tras una media hora de trayecto, las motos se pararon unos minutos y Bolsonaro, con su casco pero sin mascarilla, se puso delante de su vehículo a saludar a la multitud. Lo gritos de “¡Mito!” (sobrenombre del presidente entre sus seguidores) se dejaban oír entre el rugido de los motores.
El cortejo partió del Parque Olímpico que acogió los Juegos Olímpicos de 2016 y durante hora y media recorrió unos 40 km a lo largo de las playas de Rio, principalmente las muy turísticas Ipanema y Copacabana.
La Alcaldía de Río de Janeiro estima que entre 10.000 y 15.000 personas participaron del evento, para el cual fueron accionados 1.000 policías con el “fin de garantizar el orden y seguridad de la población durante el acto”.
Bolsonaro fue precisamente multado esta semana por el Gobierno de Maranhão después de participar en un acto público sin mascarilla y provocando aglomeraciones. El monto de la sanción será fijado después de que el presidente presente su defensa, para lo cual tiene unos 15 días.
Bolsonaro, uno de los líderes más negacionistas sobre la gravedad del virus, ya había liderado una concentración motera similar hace dos semanas en Brasilia, en medio de la segunda ola de la pandemia del coronavirus, que deja una media diaria de 1.900 muertos.
Los especialistas temen la llegada de una tercera ola en las próximas semanas, en momentos en los que el país vuelve a registrar un aumento de infecciones tras el fin de las restricciones impuestas por gobernadores y alcaldes para controlar la curva epidemiológica.
A ello se suma el lento proceso de vacunación registrado en el país, con tan solo el 20 % de la población inmunizada con las dos dosis, y la identificación de la variante india en el estado de Maranhão, en el nordeste.
A fines de abril, el presidente ultraderechista dijo que esperaba una señal de la gente para poner fin a las restricciones tomadas localmente por alcaldes o gobernadores para intentar frenar la propagación del coronavirus, insinuando que incluso podría desplegar el ejército. Desde entonces, manifestaciones en favor de Bolsonaro han tenido lugar todos los fines de semana, sin cumplir ningún distanciamiento físico.
Hace una semana, el jefe de Estado llegó a caballo a una manifestación de agricultores en Brasilia.
El mandatario busca volver a movilizar su base de seguidores más extremistas en momentos en que su popularidad está en el punto más bajo desde que llegó al poder en 2019. Los últimos sondeos lo muestran perdiendo frente al expresidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva en la presidencial de 2022.
Una comisión de investigación parlamentaria en el Senado fue activada hace tres semana para revisar las “omisiones” del gobierno durante la crisis sanitaria y ha recibido abrumadores testimonios en sus primeras audiciones.
(Con información de EFE y AFP)
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