El artista y disidente Luis Manuel Otero Alcántara, líder del Movimiento San Isidro (MSI), cumple este domingo tres semanas ingresado arbitrariamente e incomunicado en un hospital de La Habana por la dictadura cubana.
Otero, de 33 años y declarado esta semana “preso de conciencia” por Amnistía Internacional, fue internado por las autoridades en el hospital Calixto Garcia el pasado 2 de mayo, después de permanecer una semana en huelga de hambre y sed para protestar por el acoso constante que sufre por parte del régimen castrista, y por la destrucción de varias de sus obras.
Organizaciones, activistas y amigos del opositor exigen desde hace días su liberación, pues consideran que permanece retenido contra su voluntad en el centro hospitalario, donde denuncian que hay desplegado un fuerte dispositivo de seguridad y no se permite acceder a sus allegados.
Desde su llegada al hospital, los medios estatales han difundido varios videos de Otero Alcántara, todos sin fecha comprobable y supuestamente grabados por el equipo médico que lo atiende, pero que su entorno atribuye a la seguridad del Estado.
El último de ellos se hizo público esta semana y muestra al artista en una habitación de hospital, con aspecto demacrado y visiblemente delgado, mientras come de una bandeja con las manos. Las imágenes contrastan con grabaciones anteriores, en las que se le veía en aparente buen estado de salud.
“Ese video muestra que Luis está mal, está delgado y desganado al hablar, me alarmó mucho verlo así. Pienso que grabaron a escondidas, el video esta lleno de recortes. Es otra de las manipulaciones de la seguridad del Estado, pero esta vez la imagen de Luis es lo relevante, se ve lo mal que lo está pasando ahí dentro”, dijo a la agencia EFE la bailarina Chabelly Díaz, amiga de Otero.
Por su parte la opositora Ileana Hernández, cercana al MSI, consideró que el activista “está en un estado de sumisión” y agregó que teme que esté siendo drogado. “Sus gestos y su manera de hablar difieren mucho de su estado con normalidad, no habla como si estuviera lúcido”, sostuvo.
Varias entidades e instituciones denunciaron la situación o expresaron preocupación, entre ellas Amnistía Internacional -que le nombró preso de conciencia el pasado viernes-, Human Rights Watch, el Gobierno de Estados Unidos y el Parlamento Europeo.
“¿Cómo es posible que un paciente en un hospital no tenga derecho a visitas o un teléfono?”, cuestionó en Twitter esta semana la Embajada estadounidense en La Habana, que pidió “que Otero Alcántara y todos los cubanos sean respetados y tratados con dignidad”.
Amnistía Internacional instó “al presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez y a otras autoridades cubanas a que lo pongan en libertad”, en un comunicado publicado en la página de la organización en Internet. El artista disidente “ha sido privado de su libertad únicamente por expresarse pacíficamente y debe ser liberado inmediatamente y sin condiciones”, señaló la directora de AI para las Américas Erika Guevara.
La ONG denunció que desde que fue llevado al hospital, el artista está “bajo supervisión o el control de funcionarios de seguridad del Estado y con visitas muy restringidas de sus familiares directos”. Asimismo, “no parece tener acceso a su teléfono ni al mundo exterior”, añadió.
Por su parte, siguen arrestados seis de los activistas que se manifestaron con otras decenas de personas en La Habana vieja el pasado 30 de abril gritando consignas contra el régimen castrista, una protesta que derivó en una disputa con la policía.
Según fuentes de su entorno, Mary Karla Ares y Thais Franco han sido internadas en la prisión de mujeres El Guatao; Esteban Rodríguez, Inti Soto y Ángel Cuza permanecen en las instalaciones de la seguridad del Estado de Villa Marista; y Yuisan Cancio está arrestado en la provincia de Pinar del Río.
Los incidentes del 30 de abril se produjeron cuando los activistas se disponían a visitar en su domicilio a Otero Alcántara, en aquel momento aún en huelga de hambre y sed.
Las autoridades cubanas, por su parte, consideran que tanto Otero Alcántara como otros opositores son “mercenarios” que trabajan a sueldo de la CIA u otras organizaciones de EE.UU. para realizar actividades subversivas contra el sistema socialista vigente.
Con información de EFE
SEGUIR LEYENDO: