La Argentina busca avanzar en la lucha contra el COVID-19 y Laboratorios Richmond, lejos de los grandes anuncios, atraviesa un presente marcado por el esfuerzo y el trabajo conjunto requeridos para poder lograr el ansiado objetivo final de producir la vacuna Sputnik V en la Argentina a gran escala.
Según pudo saber Infobae, en la compañía se encuentran en pleno trabajo conjunto con el Centro Gamaleya, de Rusia. Se trata de un proceso de ida y vuelta de información y muestras a territorio ruso, en un trabajo que requiere muchísima coordinación con Moscú. Y que seguirá este mismo lineamiento en las próximas semanas. Todavía no se confirmó oficialmente cuándo se empezará a producir la vacuna Sputnik V a gran escala en el país aunque, según estimaciones cercanas a la compañía, que cultiva el bajo perfil, se esperaría poder tener en junio el producto envasado.
En abril, el laboratorio había enviado al Centro Gamaleya un lote de las más de 21.000 dosis producidas en la Argentina para que fueran testeadas y sometidas a pruebas de calidad, con el objetivo de iniciar la producción masiva en una de sus plantas ubicadas en el Gran Buenos Aires y poder, luego, exportar a diferentes países de América Latina y Central.
Marcelo Figueiras, presidente de Laboratorios Richmond, viajó oportunamente junto a su equipo a Rusia para supervisar las pruebas y cerrar los detalles del método de trabajo. El ejecutivo ya había estado en la capital rusa a principios de año, como adelantó Infobae, para firmar el acuerdo que le posibilitó empezar a fabricar las primeras dosis de la vacuna en la Argentina.
En aquella oportunidad, el laboratorio destacó: “La Argentina es el primer país de América Latina que comenzó el proceso de transferencia de la vacuna Sputnik V, todo lo cual fue posible gracias a la colaboración del Russian Direct Investment Fund (RDIF) y de sus socios estratégicos. De no mediar dificultades, a la mayor brevedad posible, comenzaría una etapa de producción de Sputnik V en nuestro país”.
Figueiras había explicado a Infobae hace algunas semanas que el proyecto de la producción local de la vacuna Sputnik V se daría en dos etapas. “La primera que abarque y sirva para colaborar a paliar este mal momento de emergencia, de falta de acceso a las vacunas que tiene el país. Para esta etapa el principio activo llegará desde Moscú y se terminará la formulación, el filtrado y el envasado de los frascos, es decir, la parte final del proceso, aquí en Laboratorios Richmond”.
“En función de la pandemia que se va agravando, quisimos acelerar los tiempos y logramos obtener una transferencia de tecnología de la parte final del proceso de la vacuna Sputnik V, junto al control de calidad. Pudimos adelantar esa etapa y llegar a Moscú para que los científicos rusos puedan evaluar todo el proceso que tuvo su vacuna en Argentina”, explicó el directivo en aquella oportunidad.
En una segunda etapa, la Argentina tendrá todo el ciclo de fabricación de la vacuna rusa a partir de la construcción de una nueva planta del laboratorio Richmond. “En la instancia final, con la construcción de la planta nueva, se completa la cadena de valor con el fermentado. Y más para atrás con la transferencia de la cadena celular. A partir de allí se obtiene la independencia total del producto, pagando los derechos de producción”, aclaró en aquel momento Figueiras a Infobae, quien situó a esta segunda etapa en 2022.
Oportunamente, Kirill Dmitriev, director ejecutivo del RDIF, indicó en un comunicado: “Nos complace anunciar que Argentina se ha convertido en el primer país de la región en lanzar la producción. Sputnik V ha sido aprobada en más de 10 países de América Latina, la producción en Argentina va a facilitar las entregas a otros socios en la región”.
Este proceso es parte de un entendimiento que se firmó el 25 de febrero entre el Fondo Ruso de Investigación y el laboratorio argentino, que podría convertirse en un hito significativo en la lucha contra el avance del virus en la Argentina y la región.
A la par, Richmond trabaja en la conformación de un fideicomiso de entre 70 y 100 millones de dólares para la construcción de una nueva planta en Pilar, provincia de Buenos Aires, que tendrá la posibilidad de fabricar hasta 500 millones de dosis por año.
Si bien inicialmente se había difundido que el nombre de la vacuna producida en la Argentina sería Sputnik V.I.D.A (acrónimo de Vacuna de Inmunización para el Desarrollo Argentino), trascendió que se llamará Sputnik V, manteniendo así su nombre original.
La vacuna se basa en una plataforma probada y bien estudiada de vectores adenovirales humanos y utiliza dos vectores diferentes para las dos inyecciones, lo que proporciona inmunidad con una duración más prolongada que las vacunas que utilizan el mismo mecanismo de administración para ambas inyecciones.
La eficacia de esta vacuna según los estudios científicos publicados en Lancet, es del 91,6%, una de las tasas más altas registradas hasta la fecha. Además, recientemente, un nuevo estudio realizado sobre los casi 4 millones de rusos que han sido vacunados con esta fórmula arrojó una eficacia del 97,6%.
Sus buenos resultados, así como su facilidad para el almacenamiento (sin necesidad de congelación) y la falta de efectos adversos registrados hasta la fecha han atraído el interés de decenas de países. Tiene un precio de menos de 10 dólares por inyección.
La Argentina fue el primer país latinoamericano en registrar oficialmente Sputnik V en su territorio. El registro se realizó a través de una autorización de uso de emergencia y la vacunación comenzó el 29 de diciembre de 2020. Actualmente, Sputnik V está registrada en 60 países, con una población total de 3000 millones de personas.
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