Colombia declaró persona no grata a Omar Rafael García Lazo, primer secretario de la embajada de Cuba en la nación sudamericana, el pasado 6 de mayo y expulsó al diplomático del país. La Habana respondió que Bogotá no explicó los motivos para imponer la salida de su representante, mientras ésta argumentó que el caribeño realizaba “actividades incompatibles” con sus funciones.
El viernes por la mañana, la cancillería sudamericana argumentó en Twitter que para decidir la expulsión se siguió el protocolo internacional tras verificar el desarrollo de las acciones que no detalló.
A través de la misma red social, la Cancillería cubana destacó que esto ocurriera en medio de fuertes protestas en Colombia contra el gobierno de Iván Duque. “La injustificada acción pretende desviar la atención de la comunidad internacional y la sociedad colombiana de la represión violenta de las fuerzas militares y policiales contra los manifestantes que ha provocado decenas de muertes y cientos de heridos”, señaló el tuit. Y además, en una carta oficial fechada el viernes, La Habana demandó una explicación suficiente por la expulsión de su representante. La “decisión infundada” constituye “un acto inamistoso que afecta el normal funcionamiento de la embajada de Cuba en Colombia”. A su vez, Cuba ratificó que sus diplomáticos “cumplen con seriedad y rigor” sus obligaciones en la nación sudamericana.
Pero, más allá de la versión de la dictadura cubana, un informe del portal de noticias Cubanet advierte que García Lazo está registrado por sus actos como “represor de exportación” en la base de datos de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FDHC).
De acuerdo a los datos de la Fundación, García Lazo pertenece a la Dirección de Inteligencia de Cuba y al Ministerio de Relaciones Exteriores, y cometió en diciembre de 2020 y mayo de 2021 los delitos de difamación y conspiración para incitar a la violencia y vandalismo, cuyas víctimas incluyen miembros de Movimiento San Isidro (grupo disidente cubano) y ciudadanos y empresas en Colombia.
Una investigación de la revista colombiana Semana, publicada en febrero de 2020, situó a García Lazo en el centro de operaciones recientes de espionaje y desestabilización de la embajada cubana en Bogotá y lo posicionó junto a otros casos de “represores de exportación” enviados a países como Venezuela, Bolivia y Ecuador. Según ese informe de Semana también hay pruebas de que el embajador en Bogotá es un espía de los servicios de inteligencia cubanos desde la década de los setenta y que García Lazo era el segundo al mando en la sede diplomática.
El archivo de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FDHC) añade que, antes de su trabajo como diplomático en Bogotá, García Lazo fue “funcionario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, donde una de sus funciones era implementar campañas de asesinato de la reputación de disidentes y críticos del sistema, y lanzar acusaciones contra organizaciones de la sociedad civil”.
“Diversas fuentes estiman que antes o durante el desempeño de esas funciones en el Comité Central fue reclutado por el servicio de inteligencia cubano e insertado en el Ministerio de Relaciones Exteriores para proveerlo de cobertura diplomática, y poder enviarlo con esa inmunidad a Colombia”, denunció la FDHC.
Vínculos rotos
La decisión de Colombia de expulsar a García Lazo es el último incidente de una relación bilateral con Cuba que se tensó durante la presidencia de Iván Duque luego de años en los que ambas naciones cooperaron en el proceso de paz con la desaparecida guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
En febrero ambas naciones se enfrascaron en una polémica luego de que Cuba entregó un memorando a la cancillería colombiana advirtiéndole de un presunto ataque guerrillero. El gesto, que la isla consideró de sensibilidad y seguridad, fue criticado por Bogotá, que ofreció la información a los medios de comunicación.
Duque ha reclamado varias veces a la isla que entregue a los líderes de la guerrilla Ejército de Liberación Nacional (ELN) que se encuentran en su territorio luego de unas fallidas conversaciones con su gobierno y de las cuales Cuba era garante. Tanto en Colombia como en Cuba el ELN negó que estuviera preparando un ataque y consideró que podría tratarse de un posible atentado perpetrado por un grupo criminal para endilgárselo a la guerrilla.
Cuba se involucró exitosamente en el proceso de paz entre el ELN y el gobierno de Colombia entre 2017 y 2018. Pero Duque congeló las conversaciones y advirtió que no volvería a sentarse a la mesa de diálogo hasta que el ELN no liberara a las personas que mantiene secuestradas, indicó.
Con información de AP
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