Brasil sumó este viernes 2.595 fallecidos por covid-19 y totalizó 82.266 en abril, segundo récord mensual consecutivo para el país sudamericano desde el inicio de la pandemia, según datos del Ministerio de Salud.
La marca de abril supera con creces a la de marzo (66.573 decesos), y refleja la virulencia de la segunda ola de esta enfermedad que ya dejó 403.781 muertos. Es la segunda cifra más alta a nivel global en números absolutos, solo superada por los Estados Unidos, que suma casi 576.000.
No obstante, durante marzo y la mayor parte de abril, Brasil fue el epicentro global de la pandemia, registrando récords diarios de muertos y contagios. Sólo en los últimos días el foco pasó a India, donde la situación se ha deteriorado a niveles dramáticos con cientos de miles de contagios, miles de muertos y faltantes de oxígeno para los pacientes graves.
La curva de contagios y muertes en Brasil mostró últimamente señales de estabilidad: el promedio de decesos es de 2.481 en los últimos siete días después de haber superado los 3.000 hace dos semanas. No obstante, la meseta sigue en niveles muy elevados.
La ocupación de las camas de cuidados de intensivos en los hospitales ha dado leves señales de mejora, pero continúa en niveles críticos (por encima de 80%) en la mayoría de los estados brasileños, según el último boletín de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz).
En números relativos, el país sudamericano, de 212 millones de habitantes, es el que más muertos registra en el continente (192 cada 100.000 habitantes) y superó esta semana al Reino Unido (188/100.000), aunque permanece por debajo de Italia (200), Bélgica (209) y varios países del este europeo.
Brasil tardó cinco meses para pasar de 100.000 a 200.000 muertos (el 7 de enero); pero solo hicieron falta 77 días para llegar a los 300.000 (el 24 de marzo) y 37 días para alcanzar los 400.000.
Los especialistas atribuyen este escenario a una combinación de factores, como la flexibilización del aislamiento social durante las fiestas de fin de año y el verano, las nuevas variantes más contagiosas, la demora para asegurarse suficientes vacunas y la falta de una coordinación nacional con un mensaje unificado de combate al virus.
El número de contagiados desde el inicio de la pandemia en febrero de 2020 se eleva a 14.659.011, el tercero en números absolutos a nivel global, en este caso solo por detrás de Estados Unidos e India.
Una comisión parlamentaria fue instalada la semana pasada en el Senado para investigar la gestión de la crisis por parte de Bolsonaro y su gobierno, en el cual se sucedieron cuatro ministros de Salud desde el inicio de la pandemia.
Desde el primer caso de covid-19 identificado en Brasil en febrero de 2020, Bolsonaro se opuso a las medidas de aislamiento social debido a su impacto económico; rechazó igualmente el uso de mascarillas; cuestionó la eficacia de las vacunas y preconizó remedios como la hidroxicloroquina, sin eficacia comprobada contra la enfermedad.
Un “cementerio” en Copacabana
La famosa playa de Copacabana, en Rio de Janeiro, fue transformada este viernes en un cementerio simbólico durante una protesta de la ONG Rio de Paz, que desplegó 400 bolsas mortuorias en la arena.
“Estas bolsas representan a aquellos brasileños que tuvieron que ser enterrados en fosas comunes, después de que sus cuerpos fueran introducidos en sacos así, y murieron sin la más mínima solemnidad”, dijo a la agencia AFP Antônio Carlos Costa, presidente de la ONG.
La campaña de vacunación ha llegado hasta ahora al 13% de la población con la primera dosis (28,7 millones de personas) y 6% con la segunda (13,3 millones de brasileños).
El Ministerio de Salud asegura que para fines de 2021 contará con dosis suficientes para vacunar a toda la población.
Con información de AFP
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