El economista de izquierda Andrés Arauz ganó la primera vuelta de febrero con casi el 33% de los votos, gracias a promesas de generosas ayudas económicas en efectivo a las familias pobres y una reanudación de las políticas y programas sociales de su mentor, el expresidente Rafael Correa.
Por su parte, el exbanquero Guillermo Lasso, candidato presidencial por tercera vez, promete impulsar la economía a través de la inversión extranjera para crear miles de empleos, una reducción de impuestos y un amplio plan de estímulos al sector rural y agrícola.
Los encuestadores dicen que los resultados dependerán de un porcentaje relativamente alto de votantes indecisos.
“A última hora me decidí por Lasso, creo que es la única opción, sé que no es lo que esperamos”, dijo Margarita Alvarado, una manicurista de 42 años, tras votar en una escuela al norte de Quito. “No quiero volver a la prepotencia, a la corrupción, a las dádivas de la década pasada”.
El consejo electoral informó que la jornada se desarrollaba sin incidentes y que los votantes estaban respetando las medidas de distanciamiento social impuestas para prevenir una mayor propagación del coronavirus. Los primeros resultados oficiales se esperan la noche del domingo, un par de horas luego del cierre de las urnas a las 1700 (2200 GMT). El nuevo presidente asumirá el cargo el 24 de mayo, por un periodo de cuatro años.
La economía de la nación exportadora de petróleo ya estaba débil debido a los bajos precios del crudo cuando comenzó el brote de coronavirus. La pandemia ha empujado a un tercio de la población a la pobreza y dejó a casi medio millón de personas en el desempleo.
El presidente Lenín Moreno, un ex aliado de Correa que no buscó la reelección, impuso dolorosas medidas de austeridad como parte de un acuerdo de financiamiento por 6.500 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI), pero no pudo poner en marcha a la economía dolarizada.
El activista indígena Yaku Pérez, quien perdió con un estrecho margen frente a Lasso un puesto en el balotaje, ha pedido a sus seguidores anular la papeleta en protesta por lo que llamó un fraude electoral durante la primera ronda. “No confío en ninguno de los candidatos, ambos están corrompidos por los partidos políticos de siempre”, dijo Mirella Párraga, un ama de casa de 43 años, en un recinto en Guayaquil. “Quiero sentirme tranquila y no entregarle mi voto a quien empeore la situación de este país”, agregó al confirmar que dañó la papeleta a manera de protesta.
Ambos candidatos se mostraron optimistas respecto al apoyo popular para llegar a la presidencia y prometieron trabajar de inmediato para cumplir con sus promesas.
Arauz, de 36 años, acompañó a sufragar a una mujer que tiene un pequeño comercio y está aquejada por una deuda con la banca. El candidato no puede sufragar en el país porque antes de su postulación residía en México. “Esta es nuestra oportunidad para dejar el pasado atrás, ese dolor, ese sufrimiento, y pasar a un gobierno realmente humano”, dijo Arauz. “Aquí hay una opción que convoca a la unidad y lo haremos a partir de esta noche”.
Entre otras propuestas, ha ofrecido entregar un bono de emergencia de 1.000 dólares a un millón de familias tan pronto asuma el cargo, reestructurar las deudas a pequeños comerciantes y emprendedores, y dar empleo a los jóvenes. Sus planes son seguidos de cerca por inversores extranjeros que han expresado algunas preocupaciones sobre el anuncio de una expansión del gasto frente a la delicada situación de las finanzas públicas.
Lasso, por su parte, votó en Guayaquil acompañado de su familia. “Por supuesto que vamos a respetar los resultados del pueblo ecuatoriano, que nos dará una importante victoria”, dijo ante decenas de seguidores.
Lasso ha tratado de suavizar su imagen conservadora prometiendo luchar contra la discriminación por orientación sexual y más protección a la naturaleza.
Los dos postulantes han pedido a sus seguidores que “cuiden los votos” y denuncien irregularidades durante la jornada y el proceso de escrutinio.
Con información de Reuters
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