Chile atraviesa una dura ola del coronavirus, quizás la peor desde que fue declarada la pandemia. Según los datos oficiales del ministerio de Salud, se registran elevados contagios diarios en los últimos días y con un récord de ocupación de las unidades intensivas, a pesar que el 45% de la población, 7 de los 19 millones de habitantes, ha recibido al menos una dosis de la vacuna.
La presente situación ha sido superior al pico de la primera ola, registrada en junio, y se ha elevado en cifras altas de manera exponencial. Mientras muchos expertos intentan dar una explicación, contrastando el éxito de inmunización en Israel o Reino Unido, comienza a cuestionarse la eficacia de la vacuna china que se aplica en el país.
Un reciente estudio da cuenta que la estrategia de vacunación en Chile está basada principalmente en la vacuna china Coronavac del laboratorio Sinovac. A partir de este dato, la Universidad de Chile realizó un análisis en condiciones reales sobre el resultado del plan, que ha administrado dos vacunas desde el 24 de diciembre: Coronavac, que representa la abrumadora mayoría (93%) de las dosis administradas, y la germano-americana Pfizer-BioNTech.
Los datos asociados al trabajo han mostrado una eficacia del desarrollo asiático del 56,5% frente a las infecciones dos semanas después de la inyección de la segunda dosis, pero ningún efecto significativo tras la primera, de apenas un 3%.
Hasta la fecha, Chile, con una población de 19 millones, ha administrado al menos una dosis de vacuna a algo más de siete millones de personas y dos dosis a más de 4 millones, es decir, más del 26% de la población objetivo, que llega a 15,2 millones de habitantes. El estudio chileno saca tres conclusiones sobre la efectividad de esta inmunización: es del 56,5% dos semanas después de que las personas hayan recibido las dos dosis; 27,7% para los que recibieron ambas dosis durante menos de dos semanas; y apenas el 3% para quienes recibieron una sola dosis.
El efecto del plan
Durante la rueda de prensa que presentó los resultados de este primer estudio en condiciones reales, el rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi, explicó que “la vacunación reduce de manera muy significativa la posibilidad de contaminación. Esto no lo elimina, pero lo reduce mucho”.
Según Vivaldi, “la primera dosis de vacuna no tiene un efecto significativo después de cuatro semanas”. Seis semanas después de la administración de una dosis, “estamos en la misma situación de vulnerabilidad a la infección que una persona que no ha sido vacunada”, enfatizó.
El trabajo analiza también las nuevas infecciones en personas mayores de 70 años, la mayoría de las cuales ya están vacunadas en Chile y señala que entre las personas de 75 a 79 años habría habido un 80% más de infecciones si no se hubiera administrado la vacuna. Este porcentaje se reduce al 60% para las personas de 70 a 74 años.
Según los autores, la eficacia de la vacuna Coronavac es del 54%, en línea con los ensayos a gran escala realizados en Brasil que han mostrado una tasa de eficacia global de alrededor del 50%.
Para Pfizer-BioNTech, los investigadores se basaron en datos proporcionados por Israel, donde un estudio de la vida real en el que participaron 1,2 millones de personas mostró una eficacia del 94%.
Más jóvenes contagiados
Como resultado de la inmunización, en el país ha ido variando la edad de las personas que ocupan las camas de cuidados intensivos. Hoy en día, de acuerdo a los datos oficiales, hay más hospitalizados de entre 40 y 49 años (469), que mayores de 70 (378).
Estos últimos superan por poco a los más jóvenes (359 ingresados menores de 39 años). Pero la letalidad no ha bajado y se mantiene en un 2,4%. Lo que ha ocurrido en Chile es que la COVID-19 ha empezado a buscar víctimas en otros grupos. Cuatro semanas atrás, por ejemplo, alrededor de un 80% de las personas fallecidas era mayor de los 70 años, pero esa cifra ha ido bajando.
El mismo relevamiento académico sostiene que la vacuna del laboratorio chino Sinovac ha frenado alrededor de un 10 % el incremento de casos nuevos diarios que Chile experimenta desde hace dos meses, y hasta un 64 % en mayores de 70 años.
“De mantenerse el nivel de circulación del virus, cuando todo el mundo esté vacunado vamos a tener un 46% de contagios menos”, aseveró el doctor Eduardo Engel, académico de la Universidad de Chile, una de las pocas instituciones que ha publicado un reporte sobre la efectividad de esta vacuna.
¿Hacia una posible tercera dosis?
Un documento del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia (IMII) y la Universidad Católica de Chile, apuntó a que el porcentaje de personas que tuvo anticuerpos tras la segunda inyección, y por los datos recogidos, sugieren que sería posible que el proceso de vacunación de Sinovac deba ser con más de dos dosis.
“Es algo que se debe evaluar y es esperable que ocurra en ciertos pacientes, no solo los más mayores, también algunos inmunodeprimidos”, señaló Nicolás Muena, experto en vacunas y virólogo de la Fundación Ciencia y Vida.
Falta de datos
Reunidos entre el 22 y 25 de marzo pasado, las vacunas anti-Covid-19 de los laboratorios chinos Sinopharm y Sinovac fueron revisadas por el Grupo Asesor Estratégico de Expertos (SAGE) sobre inmunización de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los que confirmaron su valía. En un documento que resumió los principales puntos planteados durante el encuentro, los expertos dijeron que estas dos vacunas chinas -que han presentado una solicitud de aprobación a la OMS- han “demostrado su seguridad y buena eficacia frente al Covid-19 cuando el paciente presenta síntomas”.
Sin embargo, los mismos expertos resaltaron on la escasez de datos. “Pero faltan datos (...) respecto a los ancianos y personas que padecen otras enfermedades”. Añadieron: Una vez que se hayan introducido, los estudios sobre la eficacia y seguridad de estas dos vacunas “serán necesarios para evaluar sus efectos en estas subpoblaciones”. Las decisiones de la OMS sobre las solicitudes de registro presentadas por Sinopharm y Sinovac no se esperan hasta al menos principios de abril.
Una vacuna que se impone en Brasil
Según la última actualización del Ministerio de Salud, la gran mayoría de las vacunas aplicadas (82,2%) son de Coronavac, desarrollada por la empresa china Sinovac en asociación con el Instituto Butantan y que se produce en Brasil desde diciembre. El otro 17,8% son de AstraZeneca-Oxford, que en Brasil es producido por la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz).
El año pasado, Coronavac fue centro de una intenso debate entre el presidente Jair Bolsonaro, quien rechazó el inmunizador promovido por el gobernador João Doria, el gobernador de San Pablo. Más de dos meses después del inicio de la campaña de vacunación en ese país, Coronavac sigue siendo la única vacuna disponible a gran escala, mientras que la vacuna Oxford promovida por el gobierno federal ingresa lentamente. El gobierno del país, no obstante, negocia para obtener el “golpe” ruso Sputnik V y con la empresa india Bharat Biotech, que produce Covaxin.
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