El Gobierno de Cuba ha reaccionado con varias medidas a la peor semana de contagios de coronavirus desde que empezó la pandemia. Se implementarán las restricciones de movilidad entre territorios en cuarentena y los señalamientos de las casas e instalaciones donde pueda haber gente aislada.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, y el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, encabezaron una reunión en la que se acordaron algunas de estas nuevas restricciones, que en principio seguirán aplicándose en los próximos días para las zonas con mayor circulación del virus, como La Habana.
El Gobierno quiere prohibir la movilidad entre territorios donde se hayan establecido medidas de cuarentena y más patrullas de vigilancia para garantizar que se cumplen las distintas restricciones. Así, ha subrayado que aplicará con más rigor las multas a los padres cuyos hijos estén en la calle y a quienes no usen correctamente la mascarilla o no guarden la distancia social.
Se establecerá un sistemas de control para verificar cómo los casos aislados en las casas cumplen con el protocolo establecido. Su plan es marcar las viviendas donde haya personas en aislamiento, algo que parece sacado del pasado, y puede llegar a crear discriminación dentro de la sociedad.
Además, monitorearán los espacios públicos para evitar violaciones a las restricciones impuestas. Uno de los temas pendientes que tienen las autoridades cubanas es el control de las largas filas en los mercados, en consecuencia al desabastecimiento de productos de primera necesidad y donde se generan aglomeraciones de personas.
El ministro de Salud, José Ángel Portal, admitió que “a partir de la última semana del mes de enero el brote epidémico ha mantenido un patrón diferente”, con un repunte de los contagios y creciente transmisión del virus en territorios donde aparentemente estaba controlado.
Así, ha atribuido esta realidad a una concatenación de factores, entre ellos las “deficiencias” en el cumplimiento de los protocolos, los retrasos en los ingresos de casos confirmados o sospechosos y la falta de cumplimiento de la cuarentena, de tal forma que “no siempre se garantiza el efectivo aislamiento comunitario”.
El ministro apuntó también que puede haber una “disminución de la percepción de riesgo” por parte de los ciudadanos, tanto por el tiempo transcurrido desde el inicio de la emergencia como por el avance de los ensayos en las vacunas Soberana 02 y Abdala. Esta semana han comenzado a recibir la segunda dosis las más de 92.000 personas que participan en los ensayos.
Por otra parte, las autoridades aspiran a reforzar sus capacidades para garantizar que se cumplan en todo momento los protocolos de ingreso y aislamiento, con una atención específica para grupos vulnerables como personas con discapacidad o mayores que viven solos.
Cuba acumula un total de 81.640 casos positivos de COVID-19. Al menos 440 han muerto desde que comenzó la pandemia, según el Ministerio de Salud Pública, y estima que hay casi 5.300 casos activos. Las cifras siguen siendo bajas en comparación con otros países de la zona como República Dominicana, que cuenta con más de 250.00 contagios y 3.300 muertos, Panamá con 356.000 infectados y 6.100 muertes o México con 2.445.000 casos y 200.000 muertes. Sin embargo, para la isla caribeña, que durante los primeros nueve meses de la pandemia fue modelo de control y buen manejo de la epidemia, hasta el 1 de enero de 2021 solo había registrado 12.056 casos positivos y 146 fallecidos, el gran crecimiento de la propagación del virus en las últimas semanas ha hecho saltar todas las alarmas.
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