Jair Bolsonaro nombró este miércoles a los tres comandantes de las Fuerzas Armadas, tras la crisis generada por el reemplazo del ministro de Defensa y la destitución de la cúpula militar.
En una breve ceremonia en el Ministerio de Defensa, el nuevo titular de la cartera, el general Walter Braga Netto, presentó al general Paulo Sérgio Nogueira de Oliveira (Ejército), al almirante Almir Garnier (Marina) y al brigadier Carlos Almeida Baptista Jr (Aeronáutica).
Según la prensa brasileña, el presidente respetó en su elección de los nuevos comandantes el criterio de antigüedad, valorado en el sector castrense, y buscó una solución de consenso para rebajar sus críticas que le achacan la voluntad de politizar los cuarteles.
Braga Netto recalcó en la ceremonia del miércoles que los tres nuevos comandantes “se mantienen fieles a sus misiones constitucionales de defender la patria, garantizar los poderes constitucionales y las libertades democráticas”.
Los nuevos comandantes sustituyen al general Edson Pujol, al almirante Ilqes Barbosa y al brigadier Antonio Carlos Bermudes, que dejaron sus puestos el martes en una decisión sin precedentes en la historia de Brasil.
Los analistas relacionan el relevo con el descontento de los tres ya ex comandantes por la decisión de Bolsonaro de destituir el lunes al ministro de Defensa, Fernando Azevedo e Silva, reticente a los intentos del mandatario de entrometerse en las acciones y propósitos de las Fuerzas Armadas.
El ya ex ministro dijo al anunciar su salida que durante su gestión logró preservar “las Fuerzas Armadas como instituciones de Estado”. Uno de los que serán relevados, el general Pujol, dijo en noviembre que los militares “no quieren ser parte de la política” ni que “la política entre en los cuarteles”.
Esa decisión le valió este miércoles a Bolsonaro un nuevo pedido de impeachment, de los más de sesenta en su contra que se acumulan en el Congreso.
Bolsonaro, un ex capitán del Ejército admirador de la dictadura militar (1964-85), colocó desde su llegada al poder en enero de 2019 a militares en puestos clave del gabinete y de escalones inferiores del gobierno.
El martes, en su primer acto como ministro, Braga Netto dijo que el golpe de estado que el 31 de marzo de 1964 instauró una dictadura militar debe ser “celebrado” como un “movimiento” que permitió “pacificar al país”.
“El mayor patrimonio de una nación es la garantía de la democracia y la libertad de su pueblo. Los militares no faltaron en el pasado y no faltarán siempre que el país los necesite”, apuntó el general, durante la ceremonia de este miércoles.
Bolsonaro, un ex capitán del Ejército, trató de reflotar las celebraciones del golpe desde su llegada al poder en 2019. El año pasado, el entonces ministro de Defensa Fernando Azevedo e Silva, reemplazado el martes por Braga Netto, afirmó que “el movimiento de 1964 es un marco para la democracia brasileña”.
En las manifestaciones de sus partidarios suelen aparecer pancartas que reclaman un golpe militar bajo su liderazgo, para zanjar sus conflictos con el Congreso y con la corte suprema.
Bolsonaro arengó a una multitud que reclamaba esa alternativa, el 19 de abril de 2020 en Brasilia.
La actual crisis económica y sanitaria lo obligó, sin embargo, a aliarse con partidos conservadores tradicionales (llamados el ‘Centrao’, o gran centro), con la mirada puesta en su posible reelección en 2022.
El vicepresidente Hamilton Mourao, un general del Ejército, descartó cualquier riesgo de ruptura institucional. “Puedes poner a quien quieras, nao hay ruptura institucional. Las Fuerzas Armadas van a estar con la legalidad, siempre”, manifestó en declaraciones al portal G1.
Con información de AFP
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