El Banco Mundial mejoró su previsión de crecimiento económico para América Latina y el Caribe, la región más afectada por la pandemia de coronavirus el año pasado, con una suba proyectada de 4,4% para 2021, frente al 4,0% estimado a fines de 2020, según informó este lunes el organismo multilateral, instando a aprovechar la recuperación para reestructurar “sectores clave”.
La pandemia de COVID-19 contrajo el Producto Interno Bruto (PIB) de América Latina y el Caribe (excepto Venezuela) un 6,7% en 2020, una disminución menor que el 7,9% previsto meses atrás, detalló el Banco Mundial en su último informe semestral, en el que destacó la “oportunidad” que ofrece este repunte para hacer “una transformación significativa en sectores clave” como el energético.
El organismo internacional advirtió, no obstante, que la región podría entrar en un proceso “acelerado” que incremente la “desigualdad dentro y entre los países”.
“Esta pandemia dio lugar a un proceso de destrucción creativa que puede resultar en un crecimiento más acelerado pero que también puede agrandar la desigualdad dentro y entre países de la región”, afirmó Martín Rama, economista jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.
Panamá y Perú son los países que experimentarán un mayor crecimiento económico este año, con una expansión del 9,9% y 8,1%, respectivamente.
A continuación, Argentina, con un 6,4% estimado; Chile con, 5,5%, y Colombia, con 5%, todos ellos por encima de la media regional; mientras que Brasil y México, las dos mayores economías, lo harán un 3% y un 4,5%, respectivamente.
Entre los elementos alentadores para la región, el organismo liderado por David Malpass destacó la recuperación de los precios de las materias primas y el repunte de las remesas enviadas por los inmigrantes, que suponen un importante soporte económico en Centroamérica y el Caribe.
El Banco Mundial (BM) celebrará junto con el Fondo Monetario Internacional (FMI) la próxima semana su asamblea de primavera, de nuevo de manera virtual, y en la que se debatirán las perspectivas y desafíos globales en medio de la recuperación tras la profunda crisis desencadenada por la pandemia.
Semanas atrás el Banco Interamericana de Desarrollo (BID) instó a América Latina a aprovechar los efectos económicos de la pandemia como la alteración de las cadenas de suministros y apostar por la relocalización de empresas y la integración económica.
La necesidad es especialmente urgente ante la profunda crisis económica y social que vive la región, una de las más golpeadas por la covid-19.
Actualmente, América Latina y el Caribe tiene una baja participación en las cadenas globales de valor (producción y suministros en distintas localizaciones geográficas), tanto porcentualmente como en la distintas etapas, que en el caso de esta región está mayormente concentrada en la exportación de materias primas o derivados.
El valor agregado extranjero a las exportaciones de los países de la región ha oscilado en torno a 18 y 19% durante los últimos 30 años, mientras que ese mismo valor alcanza el 33% para Asia y el 43% para los Estados de la Unión Europea (UE), según los datos del organismo.
“América Latina y el Caribe deben hacer un esfuerzo para lograr una mayor integración regional que, a su vez, le permita insertarse de manera más eficiente al mundo”, dijo el presidente del BID, Mauricio Claver-Carone, al presentar el panel “Inversión y fortalecimiento de cadenas regionales de valor como motor para la recuperación económica”.
Uno de los elementos clave es la proximidad al mayor mercado del mundo: Estados Unidos.
Claver-Carone puso como ejemplo a Colombia, que “es ya sede de relocalización de actividades de servicios tecnológicos, alimentos y bebidas, plásticos y resinas” y tiene posibilidades de expandirse en sectores como el farmacéutico y el automotriz.
El BID estima que al fortalecer sus cadenas regionales de valor en el hemisferio, América Latina y el Caribe podría aumentar sus exportaciones hacia Estados Unidos en 70.000 millones con incrementos graduales en sectores como textiles, productos médicos y automotrices.
Para ello, es indispensable “mejorar la infraestructura física y digital del comercio, y avanzar en la agenda pendiente de modernización y armonización de acuerdos comerciales y de marcos regulatorios y normativos”.
El panel contó con la participación del presidente de Colombia, Iván Duque; el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Ángel Gurría; y varios ejecutivos del sector privado.
El mandatario colombiano resaltó el potencial abierto para la región.
“Si competimos en calidad y precio, y además estamos cerca del mercado, la oportunidad está dada para ser capitalizada. La realidad que deja la pandemia es que nos ha alertado de las fragilidades de la economía mundial y también de los riesgos de la economía de EE.UU. cuando tiene gran parte de su cadena de abastecimiento industrial en lugares a grandes distancias”, apuntó Duque.
La actividad económica en la región latinoamericana cayó un 7,4% en 2020, el mayor desplome en décadas, y pese al repunte previsto para este año del 4,1%, no se espera que recupere el nivel previo a la pandemia hasta 2023, principalmente por el fuerte impacto de la crisis sanitaria en el empleo, según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Con información de EFE
SEGUIR LEYENDO: