La historia secreta de “La Oficina”, el organismo que persiguió, torturó y mató a subversivos durante la naciente democracia chilena

El libro “Rati”, que se acaba de publicar, se sumerge en uno de los capítulos más controvertidos del gobierno de Patricio Aylwin que a comienzo de los 90 reinstaló la democracia en Chile entre el fanstasma de Pinochet, todavía entonces senador, y los atentados de los grupos radicales de izquierda

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El ex presidente chileno Patricio Aylwin asumió la presidencia de Chile tras 17 años de dictadura militar encabezada por el General de Ejército Augusto Pinochet, gestión durante la cual se desarrolló una operación de exterminio que superó las 3 mil muertes y desapariciones.  El periodo de "transición" a la democracia, manejó según establece la investigación, un prontuario de persecuciones, torturas y muertes en la post dictadura
El ex presidente chileno Patricio Aylwin asumió la presidencia de Chile tras 17 años de dictadura militar encabezada por el General de Ejército Augusto Pinochet, gestión durante la cual se desarrolló una operación de exterminio que superó las 3 mil muertes y desapariciones. El periodo de "transición" a la democracia, manejó según establece la investigación, un prontuario de persecuciones, torturas y muertes en la post dictadura

La “pacificación” de la democracia chilena tras la dictadura de Pinochet incluyó muertos, arrestos, tramas de espionaje y soplonaje. Todo esto, bajo la aprobación de La Moneda.

La llegada del presidente Patricio Aylwin a la presidencia chilena, el 11 de marzo de 1990, tras 17 años de dictadura militar encabezados por Augusto Pinochet, sellaban el retorno de la democracia y la asunción al poder de la Concertación, una nueva coalición política liderada por partidos de izquierda, pero con una clara tendencia neoliberal en su manejo del Estado.

De esta manera, el periodo de la Transición, o Retorno a la Democracia, avanzaba mediante pactos políticos y cívicos-militares, que no estuvieron ausentes de asperezas: por ejemplo, Pinochet siguió en la comandancia del Ejército de Chile hasta 1998, manteniendo su relevancia en la política nacional, específicamente en la derecha donde tenía liderazgo absoluto.

Sin embargo, este no era el único peligro. Desde la izquierda, grupos subversivos que habían luchado contra la dictadura, y que no fueron incluidos en la Concertación, representaban un peligro para los intereses de los grupos de poder de ese tiempo.

Estos grupos, como MAPU Lautaro, el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR)o el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) participaron en alrededor de 46 robos a bancos y 246 acciones de violencia política, poniendo en riesgo la transición

Este riesgo se materializó definitivamente el 1 de abril de 1991, cuando el senador Jaime Guzmán, principal ideólogo de la dictadura y de la derecha chilena, muere a manos del FPMR.

Esto representó un quiebre que gatilló la creación del Consejo Coordinador de Seguridad Pública, o más conocido como “La Oficina”, el 26 de abril de 1991. Mediante el mismo, el gobierno buscaba generar mayor “estabilidad” en el proceso de la Transición, mediante el juego de los espías e infiltrados.

“La oficina” y sus líderes

El decreto 363 estableció que “La Oficina” sería un consejo que, según señala el escrito: “prestará asesorías y propondrá medidas relativas” a la planificación estratégica y coordinación “de las políticas de Seguridad Pública vinculadas al ámbito terrorista”. Es decir, buscaba generar inteligencia civil para el Estado, intercambiando información de la mano de Carabineros y la Policía Civil de ese entonces, además de personal militar.

La historia de este organismo oscuro que funcionó durante los primeros años de la democracia chilena y del que poco se sabe fue investigada por Daune Tótoro y Javier Rebolledo en el libro “‘Rati’, Agente de la Oficina” que acaba de publicarse en Chile.

Como líder de “La Oficina” se destacó Belisario Velasco, ex subsecretario del Interior de Patricio Aylwin, quien dijo que personalmente el ex Presidente le ordenó que desarticulara a los grupos radicales de izquierda. Por esto, según las palabras de Velasco, Chile debería “agradecer” el “gran trabajo” que hizo la organización.

Los autores del libro "Rati" en el programa de TV chileno "Mentiras Verdaderas", del canal La Red.
Los autores del libro "Rati" en el programa de TV chileno "Mentiras Verdaderas", del canal La Red.

Me encargó (Aylwin) especialmente que desarticulara los movimientos armados que había en el país: el Frente Patriótico, el Lautaro, lo que quedaba del MIR, los sectores descolgados de la DINA, de la CNI… en fin. Y se cumplió”, dijo Velasco el 2016 en una entrevista.

Otro funcionario destacado de “La oficina” fue Jorge Burgos, quien a inicios de la década del 90 era jefe de gabinete del Ministro del Interior, Enrique Krauss. Burgos era el director del servicio, y tras su participación en “La Oficina”, ocupó altos cargos de gobierno como las jefaturas del Ministerio de Defensa, y la cartera de Interior y Seguridad Pública en el segundo gobierno de Michelle Bachelet.

Marcelo Schilling, un militante socialista, también estuvo en “La oficina” bajo el cargo de director ejecutivo. Había sido guardaespaldas del presidente Salvador Allende por cerca de un año, amenazado de muerte tras ser acusado de infiltrar a grupos subversivos, y fue procesado por obstrucción a la justicia. Luego de su participación en el servicio de inteligencia, fue designado como embajador en Francia y ante la UNESCO en el gobierno de Ricardo Lagos.

A este grupo se sumaron otros “oficinistas” como Óscar Barrientos y Antonio Ramos, agentes socialistas con formación de inteligencia, cuya responsabilidad era reclutar a agentes, armar operaciones, etc.

Las sospechas sobre “La oficina”

Según los registros, fueron 33 las muertes ocurridas a manos de la policía en el periodo de transición política, bajo los 4 años de la presidencia de Patricio Aylwin. Alrededor de 150 integrantes del FPMR fueron encarcelados y 7 de sus integrantes resultaron muertos, según Dauno Tótoro y Javier Rebolledo, autores del libro “Rati”, que revela detalles inéditos de esta organización.

Dauno Totoro y Javier Rebooledo, autores de la investigación que entregó detalles de "La oficina"
Dauno Totoro y Javier Rebooledo, autores de la investigación que entregó detalles de "La oficina"

En los dos años de funcionamiento de “La Oficina”, estuvieron involucrados funcionarios relacionados con organismos represores de la dictadura entre sus principales agentes en terreno. Uno de ellos fue el ex prefecto Daniel Valentín Cancino Varas, indicado como el principal coordinador de la Policía de Investigaciones al servicio de “La Oficina”.

Cancino fue uno de los encargados de desmantelar el grupo MAPU Lautaro. Una muerte emblemática de un integrante de esta banda fue la de José Luis Oyarzún Pino. El 13 de octubre de 1992, en pleno funcionamiento de “La Oficina”, Oyarzún resultó herido en un enfrentamiento con detectives luego que se resistiera a un arresto. Según el testimonio de sus compañeros, “fue golpeado hasta la inconsciencia”. Permaneció tres meses en coma y falleció en enero de 1993.

La Oficina” también habría tenido comunicación con antiguos presos políticos condenados por hechos violentos en la dictadura militar. Según los autores del libro, “ellos empiezan a seducir a esa gente, y decirles que esto se acabó, que ustedes pueden reencausar su voluntad política por medios pacíficos, entreguen las armas, entreguen a su gente, y además nosotros les vamos a dar trabajo, y cómo sobrevivir en los primeros meses. Se arma una estructura del soplonaje”.Entre otros agentes de “La Oficina” resaltaban Lenin Guardia y Humberto López Candia, considerados como personajes “emblemáticos” por Dauno Tótoro y Javier Rebolledo. En el caso López Candia, este fue un informante “triple” que trabajaba para “La Oficina”, para la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE) y para Lenin Guardia, quien servía para Belisario Velasco.

Mientras que Lenin Guardia, fue un antiguo militante del Movimiento Izquierda Revolucionaria (MIR). Se asegura de él que entregó la conexión del frentista Ricardo Palma Salamanca, involucrado en el asesinato al senador Jaime Guzmán y en el secuestro a Cristián Edwards, hijo del dueño del diario chileno, El Mercurio.

Lenin Guardia caería preso años después con Humberto López Candia por el envío de “Cartas Bomba” a la embajada de Estados unidos, con el fin de crear conmoción y luego vender informes de inteligencia.

Tras esto, fue condenado a 11 años de cárcel, donde hizo amistad con algunos jerarcas de la Central Nacional de Inteligencia (CNI) como Álvaro Corbalán, quien actualmente cumple condena por diferentes violaciones a los derechos humanos.

“Felipe”, uno de los informantes de “La Oficina”

Como ya se sabe, el FPMR fue uno de los principales grupos a perseguir por “La Oficina”. Fundado el 14 de diciembre de 1983, la organización representó una de las principales resistencias armadas contra Pinochet, a tal punto que llevaron un atentado en su contra en diciembre de 1986, donde el dictador resultó ileso.

El grupo comenzó siendo el brazo armado del Partido Comunista chileno, y reunía entre sus filas a guerrilleros entrenados en Cuba, y en países de Centroamérica. Tras la llegada de la democracia, el grupo reduce sus acciones, pero “La Oficina” tenía el objetivo de deshacerse de él porque seguían conservando su peligrosidad, lo que podría atentar a la transición política en desarrollo.

Para lograr deshacerse del grupo, era necesario insertarse en él. Aquello era realmente complicado. Es de conocimiento público que estas agrupaciones son extremadamente herméticas, viven en la clandestinidad y se conocen muy bien entre ellos.

Pero según los archivos judiciales de la época, Marcelo Schilling, uno de los liderazgos principales de “La Oficina”, un día recibió el dato de parte de una dirigenta socialista de la existencia de un integrante del FPMR que estaba disconforme con la dirección de su agrupación: su nombre era Agdalín Valenzuela.

Schilling ordenó a Antonio Ramos establecer contacto con Valenzuela, y tras lograr comunicación con él, se determina que trabajaría para “La Oficina”. Desde el Consejo, el nuevo informante recibió la chapa de Felipe, mientras que en informes escritos era conocido como F1 o F101. Según Schilling, el aporte monetario que recibió Valenzuela no fueron más de $500.000 (algo así como USD 691).

Una vez resuelto el problema del informante, “La Oficina” se fijó atrapar a los dirigentes del FPMR, entre ellos: Mauricio Hernández Norambuena, un comandante conocido en la guerrilla como Ramiro, quien participó del asesinato del senador Jaime Guzmán.

Entre septiembre de 1991 y enero de 1992, el FPMR puso en riesgo la transición política de Chile al secuestrar a Cristián Edwards, hijo de Agustín Edwards, fundador del diario El Mercurio, y empresario histórico ligado a la derecha. Desde “La Oficina”, pusieron a prueba a Valenzuela, donde según un extracto de los consolidados informativos de esta institución de inteligencia, su aporte habría sido determinante:

“26.09.91: F1 informa que el FPMR tiene en su poder a CE. Indica que dicha información la recibió del ‘comandante Ramiro’ (…) Informa que se ha producido una deserción en el equipo operativo de un tal JULIO”.

Valenzuela también habría concedido información sobre Norambuena cuando este y el “Chele”, otro integrante del FPMR, lo visitaban en la ciudad de Curanilahue, al sur de Chile:

“a) Chele se queda en la zona casi de forma permanente. Sale por causas puntuales. Contacto con un grupo en Santiago. Contacto para recibir correspondencia y dinero. b) Viajó a Stgo. hace cuatro días. En 10 días volverá. c) Chele y F101 viajaron juntos a la zona de Purén, donde en una parcela hay enterrados 30 M-16. Procedieron a su limpieza y retiraron cuatro que F101 distribuyó”.

La información era valiosa, pero de todas maneras, “La Oficina” seguía de cerca los pasos de Valenzuela. El detective Juan Miguel Sarmiento asumió la misión de rodear el entorno del informante porque ningún detalle se podía escapar: agentes de “La Oficina” rondaban alrededor de la casa de Valenzuela, sacaron fotografías, instalaron micrófonos e incluso el organismo de inteligencia seguía de cerca a la pareja del frentista, y a sus cercanos.

En 1992, Marcelo Schilling hace abandono de “La Oficina”. En 1993 el nombre de este organismo es reemplazado por el de la Dirección de Seguridad Pública e Informaciones (DISPI), liderada por Isidro Solís. En este nuevo periodo, Valenzuela siguió concediendo información de inteligencia al organismo, pero cada vez con menor frecuencia.

En noviembre de 1993, Valenzuela y Hernández Norambuena caen presos por detectives en un servicentro. No se sabe por qué el informante fue detenido en esta misión. Algunos policías indicaron que no se percataron que era efectivamente Valenzuela el que estaba en la escena, mientras que otros aseguraron que habría sacado un arma de fuego.

Tras ser detenido, Valenzuela declaró y aseguró no pertenecer al FPMR. Diez días después, fue liberado por orden del ministro Alfredo Pfeiffer por falta de méritos y antecedentes. Esta decisión levantó sospechas en la organización subversiva, especialmente en Hernández Norambuena, quien siguió preso hasta que se fugó de la cárcel en un helicóptero, en 1996.

“Este sujeto fue un aliado de “La Oficina”, cuyo objetivo era el aniquilamiento del FPMR. No tenemos dudas al respecto” aseguró Hernández Norambuena, años después en una entrevista a un medio brasileño.

Las sospechas estaban instaladas sobre él. De alguna manera, Valenzuela sintió que su destino estaba sellado, por su presunta traición al FPMR y por los resquemores que se instaló entre su entorno político.

Sin embargo, cuando agentes de la inteligencia chilena se percataron que un informante no menor de la transición democrática estaba en peligro, le ofrecieron que abandonara el país. Pero su respuesta fue tajante:

“Donde vaya me van a encontrar, y me van a matar igual”.

En octubre de 1995, Valenzuela es encontrado muerto en la ciudad de Curanilahue. Cuatro disparos de 9 milímetros acabaron con su vida, y tras los peritajes, se comprobó que los tiros fueron percutados a menos de un metro de distancia. Los sospechosos aún no enfrentan a la justicia.

Se dice que su muerte habría sido un ajuste de cuentas entre el FPMR y Valenzuela. Pero la familia de Valenzuela duda sobre cooperación que tuvo que habría tenido este informante con “La Oficina”. Su hermana y su esposa, han negado en varias ocasiones que su hermano y pareja, haya estado involucrado en estos hechos de la manera en como lo narran quienes estuvieron ligados a la inteligencia nacional en esos años.

No obstante, para Marcelo Schilling no hay lugar a dudas: Valenzuela habría sido factor importante en “La Oficina”.

La transición navegó por aguas procelosas. No fue un camino pavimentado con pétalos de rosas. Yo sé que a la familia le cuesta aceptarlo, pero Agdalín fue clave para que cruzáramos el charco”, dijo Schilling en una entrevista, el 2015.

El libro "Rati" revela la relación que existió como "transición" de la oficina de inteligencia en periodo de dictadura militar que se prolongó hacia días de "democracia" cuando ya gobernaba el fallecido ex Presidente Patricio Aylwin Azocar
El libro "Rati" revela la relación que existió como "transición" de la oficina de inteligencia en periodo de dictadura militar que se prolongó hacia días de "democracia" cuando ya gobernaba el fallecido ex Presidente Patricio Aylwin Azocar

El fin de la oficina “La Oficina”

En abril de 1993, el Consejo Coordinador de Seguridad Pública, conocida como “La Oficina”, cesa sus funciones y es reemplazado por la Dirección de Seguridad Pública e Informaciones (DISPI), la cual duró hasta el 2004. Ese año se decreta su fin, y se fundó la actual Agencia Nacional de Inteligencia (ANI), quien mantiene sus actividades hasta el día de hoy.

Los diferentes liderazgos de “La Oficina”, tras el fin de la organización, expandieron su poder a otros organismo del Estado o de sus partidos políticos. Algunos de ellos mantienen influencia incluso hasta nuestros días.

En el caso de Belisario Velasco, tras su participación en este organismo de inteligencia, siguió vinculado al poder durante los gobiernos de la Concertación. Fue dos veces subsecretario del Interior, y luego asumió la jefatura de esta cartera durante el primer gobierno de Michelle Bachelet. Además, en muchas oportunidades ofició de vicepresidente de la república y fue embajador en Portugal y presidente del Consejo Nacional de Televisión.

Marcelo Schilling, luego de su vínculo con “La Oficina”, fue designado como embajador en Francia y ante la UNESCO en el gobierno de Ricardo Lagos. El político también fue diputado por la Región de Valparaíso en más de una oportunidad, y habría tenido una labor importante en la inclusión de Chile ante la OCDE. Actualmente, es jefe de la bancada de los diputados del Partido Socialista.

Jorge Burgos, tras su participación en “La Oficina”, ocupó altos cargos de gobierno como Ministro de Defensa, y Ministro del Interior y Seguridad Pública en el segundo gobierno de Michelle Bachelet. Además, fue diputado en tres periodos consecutivos, desde el 2002 al 2014.

Burgos también destacó como Subsecretario de Guerra y embajador en el gobierno del presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle. Durante el 2021 intentó ser candidato a la futura convención constituyente, cuyos integrantes deberán escribir una posible nueva constitución para Chile. Sin embargo, su participación fue rechazada por los militantes de su partido.

El frentista Mauricio Hernández Norambuena, está bajo arresto en Chile por el secuestro de Cristián Edwards y el asesinato de Jaime Guzmán, luego que fuera extraditado desde Brasil. Allí había sido condenado a 30 años por el secuestro del empresario local, Washington Olivetto, en 2001. Hace muy poco, Norambuena dio una entrevista televisada, donde manifestó que el asesinato al senador Jaime Guzmán “fue un error político, pero fue una operación ética”. Actualmente cumple una pena de 26 años de presidio.

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