Varias ciudades de Brasil registraron este martes por la noche masivas protestas en forma de “cacerolazos” contra el presidente Jair Bolsonaro, mientras éste se dirigía al país a través de una cadena nacional.
Bajo la consigna de “¡Fora Bolsonaro!”, miles de ciudadanos en San Pablo, Río de Janeiro, Fortaleza, Brasilia, Arrecife, y otras ciudades reclamaron contra la inacción del gobierno para con la pandemia de COVID-19, después de que el país registrara un nuevo récord de 3.251 muertes en las últimas 24 horas.
Además de golpear macetas en las ventanas, los manifestantes también acusaron al presidente de cometer un genocidio.
Durante su discurso de apenas 4 minutos que fue transmitido por radio y TV, el presidente intentó calmar los ánimos en relación a la situación sanitaria y afirmó que el 2021 sería “el año de las vacunas”, a pesar de que en el país poco más del 5% de la población de 210 millones de habitantes ha tenido acceso a alguna dosis.
“Estamos en un momento en que una nueva variante de coronavirus infelizmente le ha quitado la vida a muchos brasileños”, declaró el mandatario, quien transmitió su “solidaridad” a las familias de las víctimas.
”Desde el comienzo dije que teníamos dos grandes desafíos: empleo y virus” y “en ningún momento el Gobierno ha cesado en sus esfuerzos para preservar vidas y mantener empleos”, afirmó Bolsonaro, que esta vez suavizó el tono y evitó críticas a gobernadores y alcaldes que han decretado confinamientos parciales para contener al virus.
Los cacerolazos del martes reflejaron la acentuada caída del apoyo a Bolsonaro detectada por recientes encuestas, que lo muestran con la aprobación del 30 % de la sociedad y una pérdida de 10 puntos en los últimos tres meses.
Más temprano el martes, en una ceremonia reservada, el presidente había juramentado a su cuarto ministro de Salud en un año de pandemia, una semana después de designarlo para asumir el combate a la hecatombe sanitaria que ya dejó más de 295.000 muertos.
El cardiólogo Marcelo Queiroga, de 55 años, “fue juramentado en el cargo en una ceremonia privada”, en sustitución del general Eduardo Pazuello, indicó el ministerio de Salud en un comunicado.
“El nuevo ministro reúne los criterios técnicos y el perfil de reputación implacable exigidos para el cargo, con amplia experiencia en el área, no solo de la salud, sino de gestión”, agrega la nota.
Las protestas aumentan la presión contra el mandatario, después de que la Corte Suprema rechazara su petición de impedir que los Gobiernos regionales y municipales impongan medidas restrictivas para intentar frenar el avance del coronavirus, en momentos en que el país vive el peor momento de la pandemia.
El magistrado Marco Aurelio Mello, el decano entre los once miembros del Supremo Tribunal Federal, negó en una medida cautelar que las decisiones adoptadas por los Gobiernos regionales o municipales sean inconstitucionales y, por lo mismo, rechazó suspenderlas.
Bolsonaro, líder de la negacionista ultraderecha brasileña, alega que las medidas restrictivas como los confinamientos y los toques de queda, por provocar desempleo y hambre, tienen peores efectos que la propia pandemia.
Según los datos oficiales divulgados este martes, en las últimas 24 horas se registraron en Brasil 3.251 muertes y 82.493 contagios, con lo que el país ya acumula 298.676 fallecidos y 12.130.019 casos de la enfermedad desde febrero de 2020.
El número de muertes este martes supuso una nueva marca diaria, muy por encima de los 2.841 decesos registrados el martes de la semana pasada, que era hasta ahora el mayor desde el inicio de la pandemia, y acerca a Brasil a las 300.000 víctimas por covid, una barrera que podría ser superada este miércoles.
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