Brasil reportó este viernes 2.815 nuevas muertes por COVID-19, lo que llevó al total de decesos a superar los 290.000. En concreto, el consejo de secretarías de Salud de los distintos estados indicó que la cifra asciende a 290.314. Se trata de la segunda cifra más alta desde el comienzo de la pandemia, solo por detrás de las 2.841 registradas el pasado miércoles.
El informe también anunció más de 90.000 contagios diarios, por lo que la cantidad total ahora asciende a los 11,87 millones. Tanto los decesos como los casos positivos diarios son los más altos a nivel global, y vuelven a confirmar al país sudamericano como el epicentro actual de la pandemia.
En términos acumulados se ubica segundo en la lúgubre lista, sólo por detrás de los Estados Unidos, que al viernes registra 29,7 millones de contagios y más de 540.000 muertes según las estadísticas reportadas por la universidad Johns Hopkins.
No obstante, las realidades sanitarias de ambos países son contrastantes. Mientras la administración de Joe Biden celebró haber cumplido su objetivo de aplicar 100 millones de vacunas más de 40 días antes de lo previsto y anticipó la posibilidad de duplicar esa cifra, el mayor centro de investigación científica de América Latina, la Fundación Oswaldo Cruz, señaló esta semana que Brasil vive el “mayor colapso sanitario y hospitalario de su historia” y pidió endurecer “con carácter de urgencia” las medidas para frenar los contagios.
Este escenario ya se ha materializado en la ciudad de San Pablo: al viernes, casi 500 pacientes de COVID-19 están a la espera de que se desocupe una cama. “Es un momento de extrema gravedad”, afirmó el alcalde de San Pablo, Bruno Covas, en una rueda de prensa. También confirmó el primer fallecimiento en la ciudad de un paciente con coronavirus por falta de una cama libre en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
Asimismo, aseguró que la Alcaldía trabaja para aumentar la capacidad hospitalaria, pero subrayó que la situación es “muy difícil” hasta el punto de que la red privada ha solicitado transferir pacientes a la pública.
Con casi 570.000 positivos y cerca de 20.000 muertos por coronavirus, San Pablo es la ciudad más golpeada de Brasil, país que se ha convertido en el epicentro global de la pandemia con un promedio diario de más de 2.000 fallecidos asociados al COVID-19.
Las autoridades de Río de Janeiro, por su parte, anunciaron el viernes el cierre total de sus playas para evitar las aglomeraciones. El alcalde Eduardo Paes informó que durante el fin de semana estará prohibida “la permanencia de individuos en la playa, tanto para hacer deportes, tomar baño o para actividades económicas”.
Tampoco será permitido estacionar en la rambla -excepto para los residentes de la zona- y se prohibirá el ingreso de buses turísticos a la ciudad.
Las autoridades ya habían prohibido el 5 de marzo el funcionamiento de bares y comercios después de las 21:00 horas y la permanencia de personas en la calle entre las 23:00 y las 05:00 horas.
Paes afirmó que el lunes anunciará “medidas más restrictivas”, al cabo de una reunión prevista con el comité científico que lo asesora. Las unidades de cuidados intensivos de la red pública de la ciudad registran una tasa de ocupación del 95%, según las autoridades.
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