El ministro brasileño de Salud, el general del Ejército Eduardo Pazuello, negó este domingo que haya presentado su renuncia, en medio de presiones de sectores políticos por su salida debido a la cuestionada gestión frente a el COVID y en momentos en que Brasil vive su peor momento en la pandemia.
La supuesta renuncia de Pazuello por motivos de salud fue negada en un comunicado del Ministerio a su cargo poco después de que la secretaría de prensa de la Presidencia admitiera que el jefe de Estado, Jair Bolsonaro, se entrevistó con una médica que es señalada como su posible sustituta en la cartera.
“El Ministerio de Salud informa que el ministro Eduardo Pazuello sigue al frente de la cartera, con su gestión empeñada en acciones de enfrentamiento a la pandemia en Brasil”, asegura la nota. “Aclaremos, además, que Pazuello se encuentra en perfecto estado de salud y que no hay ninguna petición de renuncia del ministro al presidente de la República”, agrega el comunicado.
Según versiones de prensa, el ministro, presionado por políticos de la propia base oficialista y por sectores del Ejército, habría alegado motivos de salud para justificar su salida del Gobierno.
Los rumores sobre su renuncia se intensificaron este domingo luego de que Bolsonaro se reuniera con la médica cardióloga Ludmila Hajjar, que dirigentes de algunos partidos oficialistas presentaron como posible candidata a ministra de Salud.
Los partidos centristas que en los últimos meses se han unido al bloque oficialista presionan a Bolsonaro por cambios en el Ministerio de Salud para impedir que las fuertes críticas a la gestión del Gobierno frente a la pandemia afecten directamente al jefe de Estado.
Pazuello, un militar especialista en logística pero sin experiencia en el sector salud y que asumió como tercer ministro del área en el Gobierno de Bolsonaro tras las salidas de los dos primeros por divergencias con el mandatario, es señalado por estos partidos como uno de los responsables por el agravamiento de la pandemia en Brasil.
El posible nombramiento de Hajjar como ministra fue públicamente defendido por el presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, un importante aliado de Bolsonaro.
Lira, en sus redes sociales, afirmó que el combate a la pandemia “exige competencia técnica” y “capacidad de diálogo político” y que considera que Hajjar posee dichas características. “Espero y hago fuerza para que, en caso de que sea nombrada ministra de Salud, consiga desempeñar bien sus nuevas funciones, por el bien del país y del pueblo brasileño, en esta hora de enorme gravedad. Como ministra, si se le confirma, estaré a su entera disposición”, afirmó el legislador.
Los partidos de centro que apoyan a Bolsonaro también presionan por el cambio de ministro para que Bolsonaro pueda desmarcarse de las duras críticas a la gestión frente al COVID-19 que le viene haciendo el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, principal líder de la oposición y que volvió al ruedo político esta semana luego de que la Corte Suprema anulara sus condenas por corrupción.
Desde que la máxima corte le devolvió el derecho a disputar las elecciones presidenciales de 2022, en las que puede enfrentar a Bolsonaro, Lula viene atacando al líder ultraderechista, a quien calificó de “ignorante” por sus posiciones negacionistas frente a la pandemia.
Desde el comienzo de la pandemia, Bolsonaro ha restado gravedad a la enfermedad, ha defendido el uso de medicinas contra el COVID sin comprobación médica, ha criticado las medidas de distanciamiento social y el uso de mascarillas, y ha puesto en duda la eficacia y la seguridad de las vacunas.
Protesta de bolsonaristas contra restricciones
Miles de seguidores del presidente brasileño protestaron este domingo en las principales ciudades del país, como Sao Paulo, Río de Janeiro, Brasilia y Belo Horizonte, contra las medidas restrictivas impuestas por los Gobiernos regionales para frenar la pandemia.
Las manifestaciones fueron convocadas en las redes sociales por grupos bolsonaristas y la más multitudinaria fue la que tuvo lugar en Sao Paulo, la mayor ciudad del país, que reunió a cerca de mil personas y una nutrida caravana de vehículos. Los participantes, en su mayoría vistiendo los colores de la bandera de Brasil y sin máscaras, se pronunciaron contra las medidas de distanciamiento social que vienen reimplantando los diferentes Gobiernos regionales y municipales para intentar frenar la propagación de el COVID en momentos en que Brasil vive el peor momento de la pandemia.
Los Gobiernos de Sao Paulo, Río de Janeiro y Brasilia, entre muchos otros, impusieron en los últimos días medidas como toques de queda nocturnos, prohibición de eventos con aglomeraciones y cierres de comercio, para intentar frenar la propagación del coronavirus en momentos en que sus sistemas hospitalarios están al borde del colapso por la falta de unidades de cuidados intensivos.
Las medidas han sido criticadas por Bolsonaro. Algunos de los manifestantes, incluso, aprovecharon las concentraciones para defender una intervención militar en Brasil que amplíe los poderes del presidente y la destitución de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia.
En la mayor ciudad de Brasil los manifestantes también exigieron la renuncia del gobernador de Sao Paulo, Joao Doria, otro importante adversario de Bolsonaro, posible candidato presidencial e igualmente duro crítico de la gestión del Gobierno frente a el COVID. Doria fue precisamente quien anunció la semana pasada el regreso de Sao Paulo a la fase roja del plan de confinamiento, que prevé las medidas más restrictivas para intentar frenar la pandemia.
En Sao Paulo los manifestantes desfilaron en una larga caravana de vehículos por varias calles de la ciudad hasta concentrarse en la icónica Avenida Paulista frente a la sede de la poderosa Federación de las Empresas del Estado de Sao Paulo (Fiesp).
En Río de Janeiro marcharon por la avenida que circunda la famosa playa de Copacabana y protestaron principalmente contra las medidas restrictivas que amenazan la subsistencia de los comercios.
El acto en Brasilia consistió en una larga y bulliciosa caravana de vehículos que recorrió la Explanada de los Ministerios, una importante vía en la que están las principales edificaciones gubernamentales del país y las sedes de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. La caravana provocó un enorme embotellamiento en la capital brasileña.
En Belo Horizonte, la capital de Minas Gerais, el segundo estado más poblado de Brasil después de Sao Paulo, los manifestantes también permanecieron en sus vehículos y protestaron en una caravana que partió desde la Plaza del Papa y concluyó en el centro de la ciudad.
Brasil, actual epicentro global de la pandemia de el COVID, registró en las últimas 24 horas 1.127 nuevas muertes y 43.812 nuevos contagios de coronavirus, con lo que ahora supera las 278.000 víctimas y roza los 11,5 millones de casos.
De acuerdo con el boletín divulgado este domingo por el Ministerio de Salud, Brasil acumula 278.229 muertes y 11.483.370 contagios desde el comienzo de la pandemia, que lo confirman como el segundo país en el mundo tanto en número de óbitos como de casos, tan sólo superado por Estados Unidos.
Los elevados promedios en los últimos días confirman que Brasil sufre actualmente una segunda ola de la pandemia, más virulenta y letal que la primera, en parte provocada por la circulación de nuevas cepas del virus, entre las cuales la variante brasileña que tuvo origen en la Amazonía y que, según investigadores, es tres veces más contagiosa que la original.
(Con información de EFE)
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