Días después de los comicios regionales en Bolivia, que registraron derrotas del MAS en las principales ciudades del país y que generaron críticas de algunos dirigentes de sectores oficialistas a decisiones calificadas de erráticas en la elección de candidatos, atribuidas a Evo Morales, como líder del partido y de la campaña, el ex mandatario se reunió en La Paz con varios de sus seguidores y minimizó los traspiés electorales del domingo 7 de marzo.
Los casos más emblemáticos de reveses del MAS fueron los de la elección con una victoria contundente de su ex senadora Eva Copa como alcaldesa de El Alto, el histórico bastión masista en las presidenciales, además de los triunfos del militar Christian Cámara como alcalde de Trinidad, capital de la región oriental Beni, y de Ana Lucia Reis, como alcaldesa de la ciudad de Cobija, capital del departamento de Pando, ambos vinculados antes al partido de Evo Morales. También en el departamento de Chuquisaca, el ex masista Damián Condori se enfrentó al MAS en la elección de la gobernación y venció, aunque tendrá que ir a una segunda vuelta. Otro ex masista que consiguió un resultado importante en la elección de la Gobernación de Pando es Germán Richter, quien terminó segundo frente a Miguel Becerra, el candidato oficialista elegido por Morales.
Hay algo común en estos casos y es que la mayoría son ex masistas que fueron descartados por Evo Morales en la disputa interna de su partido por las candidaturas antes de las elecciones y que terminaron invitados por otras fuerzas adversarias, con las que consiguieron ganar o forzar desde un segundo lugar a algunos balotajes.
La pugna en el MAS por las candidaturas estuvo, como no había ocurrido nunca antes, marcadas en el periodo preelectoral por tensiones que llegaron incluso al extremo de que Evo Morales recibió un “silletazo” de un militante de su partido durante un ampliado para elegir al candidato a gobernador del oficialismo en Santa Cruz. Fue una situación considerada como emblemática por algunos analistas, ya que jamás el ex presidente había recibido antes una agresión de esta naturaleza de parte de sus seguidores por sus decisiones.
Los mayores reclamos antes de la contienda, que crecieron al calor de la estrepitosa derrota del domingo pasado en la ciudad de El Alto, tiene relación con Eva Copa. Los llamados movimientos sociales, que apoyan al MAS y al Gobierno, consideran que fue un error haber reemplazado a la ex senadora por otro candidato sin mayor arrastre político, pero avalado por Evo Morales. La ex presidenta del Senado ganó con casi 70 por ciento de la votación frente al candidato elegido por el líder masista, que obtuvo solo un 20 por ciento. Incluso dirigentes de organizaciones campesinas, vinculadas al MAS, como las llamadas “bartolinas” destacaron el triunfo de Eva Copa y le pidieron retornar al partido. Sin embargo, se comenta que Evo Morales nunca le perdonó a la nueva alcaldesa que haya viabilizado la transición tras su renuncia al poder, cuando ella era la presidenta del Senado.
Otro caso considerado como “dedazo” que derivó en un traspié electoral es el ocurrido en Beni, con el candidato a alcalde de Trinidad, Christian Cámara. Este postulante tenía el respaldo de los masistas de esa región, pero no contó con el aval de Morales, que eligió a otro. Cámara fue entonces invitado por el MTS, otra fuerza política adversaria del MAS, y ganó con casi un 30 por ciento de la votación. El MAS también perdió la gobernación de Beni, con un candidato elegido por Evo Morales que encontró resistencia interna. Esa situación fue aprovechada por el odontólogo Alejandro Unzueta, un outsider que consiguió sorpresivamente el triunfo en primera vuelta en la elección del gobernador de Beni.
En Pando también sectores masistas apoyaban a Germán Richter y se oponían a Miguel Becerra, el candidato avalado por Morales para la gobernación de ese departamento controlado por el MAS. Sin embargo, Richter se terminó enfrentando a su partido con otra fuerza política y ha forzado a un balotaje que podría ganar. La nueva alcaldesa electa de Cobija, la capital pandina, es Ana Lucia Reis, que antes fue autoridad por el MAS y que en estas elecciones venció al candidato de su expartido, al enfrentarlo con otra fuerza política rival.
En el caso de Santa Cruz, el candidato a la gobernación por el MAS, Mario Cronenbold, tuvo que enfrentar escollos internos antes de su designación y finalmente perdió la elección ante uno de los mayores opositores a Morales, el ex cívico Luis Fernando Camacho. Tras su derrota, el candidato masista se quejó de haber sido boicoteado por seguidores de su partido, que no lo ayudaron, por lo que planteó una reestructuración.
También se comenta en sectores del MAS que la candidata a la alcaldía de Santa Cruz de la Sierra, Adriana Salvatierra, avalada por Morales, no tenía el consenso esperado internamente para pelear esa plaza política importante.
Al calor de estos reveses electorales, Cronenbold no ha sido el único que planteó una restructuración del MAS. También lo hicieron algunas de sus organizaciones aliadas , como la Central Obrera Boliviana, o representantes de los llamados movimientos sociales. Estos dirigentes han pedido que se evalúen los errores de la campaña liderada por Evo Morales y que incluso existan votaciones primarias en el masismo antes de las próximas elecciones.
Evo Morales busca aplacar el malestar
Tras cumplir el día después de la votación una fugaz visita a Argentina, el ex presidente encabezó a su retorno una reunión en La Paz con candidatos a alcaldes, asambleístas, concejales y gobernador, en la que minimizó las derrotas en las principales ciudades y llamó a movilizarse y hacer campaña para ganar balotajes en tres regiones, de manera que el MAS conquiste siete de las nueve gobernaciones del país.
“Casi siempre hemos perdido en La Paz y otras ciudades como Santa Cruz. No quiere decir que el paceño sea antimasista. La derecha se unió en las últimas dos semanas y por eso ganó en La Paz. Eso no ocurre en las elecciones nacionales en esta región, donde siempre vencemos hasta con un 80 por ciento. Tenemos que movilizarnos para ganar las tres gobernaciones que van a segunda vuelta para que tengamos siete de las nueve. Una recomendación más: los viejitos no se peleen con los jóvenes. Debemos dar prioridad a los jóvenes”, dijo en alusión a pugnas generacionales de su partido.
Antes de las elecciones, Evo Morales se propuso la meta de ganar siete de las gobernaciones y 300 de las 336 alcaldías de Bolivia.
Hasta antes de la elección tenía 225 y seis de las nueve gobernaciones, consolidándose como la primera fuerza política de Bolivia. Sin embargo, su poder está más en las zonas rurales y las ciudades intermedias, ya que solo tenía dos de los diez municipios más poblados del país.
Aunque todavía no se cerró el cómputo oficial, el MAS se aseguró en esta elección las gobernaciones de Cochabamba, Potosí, Oruro y posiblemente la de La Paz, que estaba en manos de la oposición. Ahora apunta a ganar los balotajes para las gobernaciones de Tarija, Chuquisaca y Pando. Mientras tanto, obtuvo con victorias estrechas dos alcaldías capitalinas: la de Sucre y la de Oruro.
Este mismo viernes Evo Morales encabezó en la ciudad de Tarija la puesta en marcha de la campaña del MAS en ese departamento para la segunda vuelta electoral.
Aunque los conteos no se han cerrado totalmente, algunos analistas consideran que el MAS redujo en estas elecciones regionales su votación respecto a las del año 2015.
¿Crisis interna en el MAS?
Para el principal ex asesor político de Evo Morales, el peruano Walter Chávez, los resultados electorales del domingo 7 de marzo muestran que el MAS enfrenta una de sus crisis más importantes, resultado de su salida y retorno al Gobierno. “Siempre hubo dedazos con las candidaturas, pero antes el poder estaba más controlado. Ahora el partido no está tutelado desde el Palacio de Gobierno. Sin embargo, es una crisis desde el poder. Es posible que surja un debate interno en el que se considere un alejamiento de las masas urbanas y una predominancia campesina del partido. En el caso de la oposición, los resultados muestran una gran dispersión”, explicó.
Para el analista Manuel Suárez, es posible hablar de una crisis. “Sin embargo, cómo no quisiera yo que me presten un momento esa crisis”, dijo en alusión a la hegemonía de este partido en Bolivia y a la debilidad de la oposición. Pese a los reveses, los resultados electorales del domingo confirman al MAS como la única fuerza política con presencia y poder en todo el territorio boliviano.
“El MAS debe definir el rol de Evo Morales en este ciclo. Los expresidentes son como un jarrón chino. Son atractivos pero nadie sabe donde ponerlos. En el caso de Evo, debería dedicarse a buscar la unidad de su partido”, agregó Manuel Suárez.
En las últimas dos semanas surgieron también malestares dentro del MAS, con dirigentes que exigen la renuncia de los ministros de Gobierno y de Justicia, ya que sostienen que ambos no hicieron nada para activar procesos a la expresidenta Jeanine Añez y a otros personajes a los que consideran responsables de la caída de Evo Morales en 2019. En días recientes se han ordenado aprehensiones de ex comandantes de las Fuerzas Armadas y de la Policía, a quienes acusan de protagonizar un golpe de Estado contra Morales.
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