“Son medidas ateas y comunistas. Y genocidas, inclusive”. El empresario peruano Rafael López Aliaga, candidato a la presidencia por el movimiento conservador Renovación Popular, no ahorra descalificativos al referirse a la respuesta del gobierno frente a la pandemia de COVID-19, y advierte que el país andino está encaminado a ser una dictadura de izquierda si no vota por un cambio de rumbo en las próximas elecciones de abril.
“Esta es la última elección libre de Perú. De aquí, si no salimos bien, esto va a ser Venezuela o Cuba, acuérdate de mí”, indicó en entrevista con Infobae, antes de partir a un viaje por el norte del país, donde intenta formar su bastión de apoyo. La campaña continúa mientras su equipo legal está apelando la decisión del Jurado Electoral Especial que lo excluyó de la carrera por prometer que donaría su sueldo.
El panorama que proyecta López Aliaga desde su acérrimo antiizquierdismo se basa en la profunda crisis sanitaria y económica que atormenta al país, uno de los más afectados a nivel mundial en ambos frentes por la pandemia. Es un constante opositor a las medidas de confinamiento (que en las últimas semanas se recrudecieron en varias regiones por los picos de casos) y defiende la libertad empresarial. “Vamos a tener 10 millones de desempleados en los próximos meses, se nos viene un problema grave, están quebrando muchas empresas por el estilo comunista del gobierno de (Martín) Vizcarra y este payaso que se llama (Francisco) Sagasti. Han reventado toda la economía”, advirtió.
“Date cuenta que el Perú ha crecido 30 años seguidos hasta que llegó Vizcarra y este payaso, ahí comenzó la muerte del Perú”, afirmó, sin mencionar la aparición de la pandemia. Sobre la respuesta a la crisis, analizó: “(Estuvo) mal manejada, sin ayuda del Ejército, sin ayuda de la Iglesia, sin el sector privado, lo propio de un comunista”.
López Aliaga, quien a la par de un achicamiento del estado (eliminación de casi la mitad de ministerios) propone una especie de Plan Marshall con algunas medidas keynesianas para afrontar la crisis, indicó que no distinguiría entre la procedencia de las inversiones que lleguen a Perú, ya sean chinas o estadounidenses, siempre que su origen sea lícito, para hacer grandes proyectos de infraestructura, como un tren que una la costa peruana desde el extremo norte al sur.
En el plano regional, aseguró que mantendría la presión contra el régimen de Nicolás Maduro desde el Grupo de Lima, e incluso la incrementaría. “Tendríamos una protección al pueblo venezolano que está bajo una narcodictadura asesina. Lo que han hecho con Venezuela es fatal. Han matado a la pobre gente, la han masacrado, están ligados al narcotráfico mundial. Me duele que Estados Unidos, pudiendo hacer algo en Venezuela, no lo haya hecho”, indicó.
Perú ha visto en los últimos días varios episodios de xenofobia contra los migrantes venezolanos, incluyendo amenazas de muerte y homicidios. López Aliaga, que ha propuesto expulsar a los extranjeros que cometan delitos, ahondó: “Un venezolano que te quita la paz, que te roba algo menor como un celular, o te mete un balazo... si entra al sistema judicial peruano, olvídate, al día siguiente va a estar libre, porque hay mucha corrupción. Hay que aplicar la ley de migraciones peruana, que dice que un extranjero que comete una falta tiene que ser deportado”.
No obstante, dijo que mantendría el voto peruano en la Asamblea General de la ONU a favor de levantar el bloqueo comercial contra Cuba, “por un tema humanitario” hacia “la pobre gente que está adentro”.
Tras algunos coqueteos con la política en 2007 y 2011, se lanzó de lleno en 2019, pero se niega a considerarse un “político”. El ingeniero de 60 años, proveniente de una familia humilde, se enriqueció vertiginosamente en los años 90, durante el fujimorismo, con una empresa de inversiones bursátiles. Actualmente lidera compañías en el sector ferroviario y turístico, entre otros, y afirma tener alrededor de 10 mil empleados.
Por ello, entre sus desafíos está convencer a una población indignada con la clase política y empresaria, especialmente tras el escándalo del Vacunagate, en el que cientos funcionarios y allegados accedieron a la fórmula de Sinopharm incluso antes del inicio de la campaña de vacunación. Según López Aliaga, que hace de la batalla contra la corrupción una de sus principales propuestas, él se ha alejado de estos círculos. “Hace rato me he desmarcado hace rato de la Confiep (Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas), que es una banda de salvajes, todos tienen videos con (Vladimiro) Montesinos, son socios de Odebrecht. Odebrecht ha corrompido al Perú bastante. No te imaginas el nivel de corrupción que hay. Por eso soy el único que puede decir que voy a expulsar (a Odebrecht) y meterlos presos hasta que me muera o me maten, porque estás peleando con un poder muy grande”, indicó.
Vacunas para privados
“A Sagasti le pido que viaje a Chile a comprar vacunas”, dijo. El vecino del sur se ha erigido como un ejemplo en la región, habiendo aplicado la primera dosis de Pfizer más del 15% de su población, mientras que Perú ha inoculado a menos del 1%. Si bien Chile no tiene un excedente de dosis para revender a otros países, ni está claro si los contratos le permitirían hacerlo, López Aliaga insiste en que allí está la solución, ya que los contratos firmados por Perú refieren a una entrega masiva recién para el segundo semestre.
Además, para agilizar el proceso, sostiene que las administradoras de fondos de pensiones (AFP) y las compañías de seguros deberían ser habilitadas para comprar millones de vacunas, una medida que no ha adoptado casi ningún país del mundo, y que los pocos que lo han habilitado se han visto frenados por la falta de oferta: los principales laboratorios solo negocian con gobiernos. La medida, además, es desaconsejada por la mayoría de epidemiólogos.
“Las AFP, como tienen ubicados a sus afiliados, pueden traer 30 millones de vacunas y vendérselas, no regalarles, por 30 dólares. Los 30 dólares los paga cualquier persona que quiere salvar su vida. Y traer vacunas solidarias para regalarle a la gente que no está en AFP o el sistema previsional privado”, propuso.
Además, opinó que no ocurriría lo que pasa actualmente con el oxígeno medicinal, que escasea gravemente en Perú, se vende en privado y el precio se multiplicó en las últimas semanas. Según dijo, sería necesario que las eventuales compradores de vacunas estén reguladas por el estado y que puedan vender sin perder dinero.
Voto religioso
Soltero, sin hijos y con un voto de celibato desde hace 40 años (cuando tenía 20), cambió el color del partido para elegir el celeste, con el que encabeza el frente “provida” y ha reunido a varios líderes evangélicos que proponen defender el modelo “tradicional” de la familia.
Por ello, explicó que solo apoya el aborto terapéutico, en caso de que esté en riesgo la vida de la madre, y añadió: “Que el médico cargue con su conciencia”. Para situaciones de niñas violadas, indicó que deben recibir toda la contención del Estado, con hogares de acogida para protección legal y emocional, pero rechazó la posibilidad de interrumpir el embarazo, porque lo consideraría un asesinato.
“Soy inclusivo, incluyo a muchos seres humanos”, aseguró, marcando distancia de líderes como Donald Trump o Jair Bolsonaro, para quienes anteriormente dedicó elogios a sus medidas y crítica a sus estilos. Aunque antes indicaba que su propuesta era de “derecha popular”, ahora rechaza todo tipo de etiquetas, solo identificándose como social cristiano.
Consultado sobre la posibilidad de que dos personas del mismo sexo se besen en espacios públicos, indicó que eso afecta la libertad de otros y que sería correcto que un policía los separe. “Es que estás creando escándalo, por lo menos en Perú. La discriminación existe cuando se afecta un derecho, pero (al besarse) perjudican a otros. Le estás quitando la inocencia, no es lo que los niños reciben de su casa, no es lo que ha recibido de manera natural, antropológicamente natural, estás forzando la realidad”, argumentó. De todas formas, insistió en que siente respeto y tolerancia.
El candidato, que ha declarado que es “adicto” a la Eucaristía, también remarca que el estado debe estar separado de la religión e instó a los líderes religiosos a renunciar al dinero que reciben de las arcas públicas. Además, indicó que las exenciones impositivas solo deben aplicar a las iglesias que se limiten a realizar actividades religiosas, y no a aquellas comerciales o inmobiliarias.
Renovación Popular ha conseguido un ligero crecimiento en las encuestas en una contienda muy numerosa (17 candidatos) e incierta (ninguno llega al 12%). Así, con sumar algunos puntos, logró salir del grupo de “Otros” y acercarse a los primeros puestos.
“Con el crecimiento de la ola celeste, podemos tener mayoría en el Congreso”, dijo, optimista de llegar a la segunda vuelta. Recordó que en 2016, en esa instancia, votó por Pedro Pablo Kuczynski (y no por Keiko Fujimori): “No sabía realmente quién era PPK, tenía otra imagen. Después, viendo que era el empleado número uno de Odebrecht, que lo habían corrompido, como han hecho con todos los ex presidentes”.
Pero también ya traza estrategias para posibles alianzas, aunque eso lo acerque al “centro” político. “Siempre tienes que conversar, pero eso no significa transar. Hay un partido Frepap, evangélico, me interesa porque no tienen candidato a la presidencia. Hay otros partidos que son provida”. ¿Es ese el requisito para sentarse a dialogar? “Sí -responde-, pero felizmente el 95% del Perú es provida, profamilia, y en sectores populares es 99%”.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: