Bandas criminales que se disputan el poder en las cárceles de Ecuador, donde revueltas dejan al menos 79 reclusos muertos, tendrían nexos con organizaciones mexicanas y colombianas, dijo el jueves el ministro de Gobierno (Interior), Patricio Pazmiño.
“Se identifican estructuras que estarían vinculadas con organizaciones mexicanas y colombianas”, expresó el funcionario en el puerto de Guayaquil (suroeste), cuyas prisiones y las de Cuenca (sur) y Latacunga (centro) fueron el martes escenarios de violentos amotinamientos simultáneos.
Las penitenciarías de esas tres ciudades son las principales del país y concentran un 70% de la población carcelaria, de 38.000 personas. En la de Cuenca, algunos reclusos fueron decapitados o desmembrados, y estuvieron a punto de ser incinerados.
“Es indudable que ésto está operado por el crimen organizado”, agregó Pazmiño al visitar uno de los centros penitenciarios de Guayaquil, en el que “algunas estructuras” mantienen el control de “ciertos sitios”.
“Necesitamos entrar a allá, tomar el control de esclusas, puertas, ponerles (a los reclusos) en las celdas, pero todo eso se esta haciendo de manera sistemática”, añadió.
Ecuador, ubicado entre Colombia y Perú, los mayores productores mundiales de cocaína, es utilizado por el narcotráfico como país de tránsito de la droga hacia Estados Unidos y Europa.
La nación sudamericana incautó en 2020 el récord de 128 toneladas de drogas, principalmente cocaína, superando la marca de 110 toneladas de 2016.
“Todavía estamos viviendo un tiempo de crisis”, manifestó el ministro de Gobierno al evaluar la situación carcelaria tras los motines, que también dejaban al menos una veintena de presos y policías heridos.
El comandante de la Policía, general Patricio Carrillo, quien acompañó a Pazmiño, dijo a su vez que “el sistema penitenciario tiene problemas estructurales que no los vamos a poder solucionar ahora”.
Aludió a un “conflicto entre las organizaciones que están disputándose al interior de los centros (carcelarios) el dominio y la distribución de poder”.
Carrillo llamó a los reclusos a que “depongan esta actitud” de mantener tomadas ciertas áreas de la prisión.
El miércoles, las autoridades volvieron a reportar amotinamientos en Latacunga y Guayaquil. En una prisión de esta última localidad la policía además frustró el jueves un “intento de fuga” e incautó cinco armas de fuego y municiones.
Luego de la sangrienta jornada, el presidente Lenín Moreno calificó de “barbarie” lo sucedido y expresó que en las cárceles se produjo “un exterminio entre bandas delincuenciales” que “se disputan el liderazgo y el tráfico de drogas en todo el territorio nacional”.
“Hay fuerzas oscuras que amenazan nuestra convivencia”, enfatizó.
El ministro Pazmiño anunció el jueves por Twitter que “he dispuesto a Gobernaciones activar de manera permanente Comités de Seguridad en (todas las) provincias” para “gestionar la crisis carcelaria”.
Ecuador, con 17,4 millones de habitantes, enfrenta su peor crisis penitenciaria, que derivó según la prensa nacional en la renuncia del subdirector de la entidad a cargo de las prisiones, Orlando Jácome, luego de que un grupo delincuencial pidiera su renuncia a través de un video grabado en una prisión y difundido por redes sociales.
Ecuador tiene alrededor de 60 centros penitenciarios, que registran una sobrepoblación de 30%.
El presidente Moreno, que en 2019 y 2010 debió declarar el estado de excepción para el sistema carcelario por el alto nivel de violencia, asignó a los militares el “control de armas, explosivos y municiones en el perímetro externo” a las prisiones “por el tiempo que sea necesario”.
Con información de AFP
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