Keyla Patricia Martínez tenía 26 años; era estudiante de enfermería. El sábado pasado por la noche fue detenida por la policía, en la ciudad de La Esperanza, departamento de Intibucá. El domingo, unas horas después de su detención, murió en prisión en circunstancias aún desconocidas. El hecho provocó una gran conmoción en el país, dando lugar a masivas manifestaciones y fuertes campañas en redes sociales pidiendo “justica” por Keyla. Pese a las versiones policiales que hablan de un suicidio, este martes el Ministerio Público confirmó que la víctima fue asesinada.
Todo comenzó el sábado pasadas las 9 de la noche, hora local. La joven viajaba en auto con su amigo y colega Edgar José Velásquez Orellana, médico ginecoobstetra. De acuerdo a lo expuesto por la familia de la víctima, Keyla había decidido ir a La Esperanza, su ciudad natal, para pasar el fin de semana con su familia, ya que por motivos de estudio residía en Tegucigalpa, capital de Honduras.
Como ocurre desde marzo del año pasado, esa noche imperaba en el país el toque de queda que fue impuesto por las autoridades para evitar la propagación del coronavirus. La medida rige a diario desde las 9 de la noche hasta las 5 de la mañana.
Pasadas las 11.30 los jóvenes fueron abordados por la Policía. Al constatar que ambos no regresaban de un turno médico, y que no se estaban trasladando en horario prohibido por cuestiones laborales, los efectivos se los llevaron detenidos. Fueron trasladados a la estación policial de la zona, y colocados en celdas diferentes.
Según la versión policial, Keyla y Edgar fueron arrestados “por escándalo en la vía pública en estado de ebriedad e incumplimiento al toque de queda”.
Casi tres horas después de la aprehensión, más específicamente a las 2.55 de la madrugada del domingo, la joven hondureña fue declarada muerta mediante un dictamen médico de la sala de emergencias del Hospital Dr. Enrique Aguilar Cerrato. De acuerdo al reporte, la estudiante de enfermería llegó al lugar con “signos vitales ausentes”.
“Durante la ronda de supervisión de las celdas los agentes la descubrieron intentando quitarse la vida, mediante asfixia por suspensión, por lo que de inmediato fue trasladada al Hospital Enrique Aguilar Cerrato, donde falleció”, señaló la Policía mediante un comunicado ese mismo domingo.
“Se encontraba de rodillas contra el piso de la celda (…) El asistente abrió la celda, sacándole el suéter del cuello e informó al oficial de servicio y demás compañeros que se encontraban en el lugar”, agrega el reporte oficial.
No obstante, esas versiones fueron rechazadas tanto por la familia como por la opinión pública, poniendo el accionar de las autoridades en el ojo de la tormenta.
“¿Por qué si el doctor estaba allí al lado, no lo sacaron para que le diera primeros auxilios, si la encontraron intentando quitarse la vida?”, respondió Nancy Martínez, hermana menor de Keyla, según lo consignado por el diario local El Heraldo.
Según la información brindada por las autoridades a la prensa local, la joven habría utilizado su camisa para llevar a cabo el presunto suicidio. Asimismo, el subcomisionado Melvin Alvarenga reconoció que la estudiante al momento de la detención no fue sometida a una prueba de alcoholemia porque, según lo dicho por el funcionario, ella aceptó haber ingerido bebidos alcohólicas.
Sin embargo, el lunes el Hospital contradijo mediante un comunicado la versión de la Policía, asegurando que al momento de llegar al lugar la joven ya estaba muerta: “Fue realizada su valoración inicial por el equipo sanitario que cubría su turno en sala de emergencia y tras determinarse que a su llegada el cuerpo estaba sin vida, se notificó a medicina forense para su respectivo procedimiento de ley ante tales muertes”.
En esa línea, el Ministerio Público confirmó este martes que Keyla fue asesinada. La causa de la muerte: asfixia mecánica -obstrucción de las vías respiratorias-. Yuri Mora, portavoz del Ministerio, indicó que se están realizando investigaciones para esclarecer lo ocurrido el sábado por la noche. Más temprano El Heraldo había aclarado que, a partir del aspecto y tono de las lesiones encontradas en el cuerpo de la universitaria, todo indica que su muerte se trató de un homicidio, luego de la autopsia médico legal que se realizó en la morgue del Ministerio Público, en Tegucigalpa.
Ese medio detalla que durante la autopsia se le realizó un proceso forense conocido como levantamiento facial, con el objetivo de buscar posibles lesiones que le pudieron causar la asfixia por obstrucción de sus orificios respiratorios, en el caso por ejemplo de que le hayan tapado la boca. También se le realizó un hisopado vaginal para determinar si hubo abuso sexual.
Las autoridades judiciales también están a la espera de los resultados toxicológicos para constatar si la víctima efectivamente estaba en estado de ebriedad al momento de la aprehensión, tal como asegura la Policía.
El comisionado Jair Meza, inspector general de la Policía, aseguró que el hecho será investigado a fondo: “Se va a investigar hasta el último detalle en este caso y si hay algún funcionario que está involucrado, tanto administrativa como penalmente, nosotros mismos vamos a proceder contra él”.
“Por transparencia se solicitó al Ministerio Público que el caso fuese asignado a otra agencia de investigación criminal, precisamente para garantizar esa objetividad”, agregó Rommel Martínez, titular de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI).
En el marco de las investigaciones, un equipo de expertos se encuentra recabando testimonios de las personas que estaban detenidas al momento de la muerte de Keyla. También procedieron a registrar libros y las cámaras de seguridad de la estación policial de La Esperanza.
Nancy Martínez apuntó contra las autoridades y la Policía local, y adelantó que hará “justicia” por su hermana. “A ese Alvarenga le digo que es un sinvergüenza, un maldito que está encubriendo a los asesinos de mi hermana, porque se puso nervioso cuando le dije que los iba a denunciar (…) Él me dijo que a mi hermana la habían llevado al hospital con vida, que le hicieron los primeros auxilios y según averigüé con conocidos del hospital, ella llegó muerta”.
“A mi hermana no la dejaron hacer la llamada que por derecho tiene, no me avisaron a mí del intento de suicidio. Dicen que la encontraron intentando quitarse la vida y si la arrestaron junto a un médico por qué no lo llamaron para que hiciera algo”, añadió.
El cuerpo de Keyla se encontraba en la morgue de Tegucigalpa hasta este martes cuando se esperaba la llegada de la madre de la víctima desde España. Para hoy también se esperaba la llegada de otros dos hermanos de la víctima, que viven en Estados Unidos y México. La intención de la familia es trasladar los restos a La Esperanza.
En esa ciudad se produjeron el lunes manifestaciones de varias personas que fue disuelta por la Policía con gases lacrimógenos. Estudiantes de enfermería de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) también se movilizaron en la capital del país.
En las redes sociales también se desplegó una fuerte campaña para pedir justicia por Keyla con los hashtags “#JusticiaParaKeylaMartinez” y “NiUnaMenos”, que rápidamente se volvieron tendencia.
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