Cami Gallardo, una popular cantante de pop chilena y nominada a los premios Grammy Latino 2021, se convirtió el domingo en la última figura pública en ser detenida por la policía militar de Chile tras incumplir las restricciones sanitarias producto de la pandemia de COVID-19.
Gallardo fue denunciada por vecinos mientras celebraba una fiesta en su exclusivo departamento del sector oriente de la capital de Chile cuando ya estaba vigente el toque de queda, que comienza a las 22 horas en el país andino.
La cantante de 24 años aseguró que no organizó una fiesta, sino que tras sufrir un “shock alérgico” debió ir a un hospital y se mantuvo sin comer por un largo periodo. “Mis amigos pidieron una comida acá en la casa y se pasaron las horas. Se me ocurrió poner salsa, porque me encanta la salsa y mientras bailaba salsa, sin molestar a nadie -éramos siete personas, lo cual está muy mal- vinieron a detenernos”, declaró.
Tras divulgar en su cuenta de Instagram una disculpa pública, se dio a conocer otra irregularidad en su situación sanitaria: Gallardo debía estar cumpliendo una cuarentena obligatoria preventiva desde el 26 de enero por haber realizado un viaje al extranjero. Debía mantenerse en un confinamiento total de 10 días, algo que no sucedió. En consecuencia, se le inició un sumario para determinar sus responsabilidades y, de ser encontrada culpable, podría enfrentar una multa que de hasta 50 millones de pesos chilenos (USD 6.800 dólares).
Fuegos artificiales desde el balcón
Otra figura pública que generó polémica por incurrir en una conducta de la misma naturaleza fue el jugador de Colo-Colo, Iván Morales. Su fiesta prohibida ni siqwuiera fue discreta, ya que la celebró lanzando fuegos artificiales desde el balcón de su departamento. La fiesta fue masiva y el volumen de la música terminó con la paciencia de sus vecinos. “No entiendo cómo puede rendir como futbolista si todas las noches tiene fiestas en su departamento. Hay un tránsito de personas constante y lo peor de todo es que no deja dormir a la gente, es un ruido tremendo”, relató al respecto una vecina, Ana María, a un medio local. Los constantes encuentros fuera del horario permitido motivaron a la comunidad habitacional del edificio en el que el jugador vive a presentar una querella por sus festejos en plena cuarentena. “Sistemáticamente ha venido transgrediendo las normas sanitarias dictadas por la autoridad. Lo único que queremos es que se vaya, que lo saquen”, alega Ana María.
Otro deportista involucrado en una fiesta clandestina fue el reconocido piloto de Rally chileno Samuel Israel. Según reportes policiales y la acusación del dueño de la casa arrendada a nombre del deportista, el joven invitó a sus amigos y conocidos a la exclusiva playa de Cachagua, en la comuna de Zapallar ubicada a 165 kilómetros de Santiago. Su plan fue celebrar la llegada del año nuevo en medio de un ambiente privado, pero los vecinos decidieron denunciarlo por la extensión de la fiesta, la cantidad de invitados y el desenfreno registrado.
Según consignó la denuncia policial, el joven piloto arrendó la casa para organizar la fiesta fuera de todo protocolo sanitario, donde no se utilizó mascarilla y a la que acudieron más de 150 personas.
“Música, trago y drogas a discreción y con ruidos notables hasta la 8:30 am, no importándole la vida de los vecinos de este tranquilo condominio de Aguas Claras”, reclamaron.
Pese a los reclamos, Samuel Israel organizó otra fiesta, esta vez durante la noche del 2 de enero. A ella concurrieron otras 100 personas, según una nueva denuncia. Al lugar concurrió Carabineros quienes cursaron una multa. La fiesta provocó un alza en el indice de contagios de esta apacible playa del litoral central chileno, y las críticas escalaron hasta el mismo Gobierno, quien a través de autoridades del Ministerio de Salud (MINSAL) interpuso una querella contra el piloto.
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