Autoridades y exportadores de fruta de Chile reaccionaron a la publicación de un medio de comunicación chino que menciona el supuesto hallazgo de trazos de COVID-19 en un cargamento de cerezas y cuyo principal proveedor es Chile.
En la publicación difundida en el país asiático, se describe que se trató de un empaque interno de un lote de cerezas importadas con presencia de COVID-19 en Wuxi, provincia de Jiangsu, en el este de China.
Esta temporada, China ha importado más de 130 millones de kilos de cerezas provenientes de Chile, las que han sido consumidas por más de 400 millones de consumidores finales, según datos proporcionados por la Federación de Exportadores de Frutas de Chile. Un negocio de gran envergadura que se ve afectado con la aparición de este tipo de publicaciones y generan una lógica desconfianza y que desde Chile acusan como “desprestigio”.
Al ser consultados por Infobae, el Comité de exportadores de cerezas “Cherrys from Chile” emitió un comunicado oficial en el que destaca las buenas prácticas sanitarias en el proceso de producción de sus cerezas. “Desde el brote de la pandemia mundial, la industria chilena de la cereza se apresuró a establecer pautas preventivas especificas y listas de verificación para todos los productores y exportadores. Reforzamos continuamente estas medidas cumpliendo estrictamente las regulaciones de las autoridades chinas con el objetivo de asegurar a los consumidores una cereza deliciosa, saludable y segura”, describe.
El diputado socialista Jaime Naranjo, quien sigue de cerca las acciones del gobierno chino en su país, tras presentar un proyecto ante el Congreso Nacional que regularía las inversiones de estados extranjeros en empresas estratégicas de Chile, fue más allá y advirtió que podría tratarse de una represalia o formalmente un intento por llamar la atención sobre el origen de la pandemia. “Es curioso lo que está ocurriendo con las cerezas en China, ya que uno podría tener dos lecturas. Una que es una represalia del gobierno chino por las gestiones que estamos haciendo en el parlamento cuando un estado invierte en la economía chilena y bien sabemos que la economía china, y el estado chino está invirtiendo en nuestra economía. O bien, que están tratando de distraer verdaderamente cuál es el origen verdadero del COVID-19 donde todas las informaciones señalan que este proviene de China y tratar de ligarlo a otros productos de otros países, claramente llama la atención que puede ser más represalia que acciones concretas de parte del gobierno chino”, declaró.
La Federación de Agricultores de Frutas de Chile (FEDEFRUTA) argumentó que este tipo de acusaciones perjudica gravemente a su sector. “Está generando graves trastornos en su normal proceso de distribución y comercialización, por lo tanto se nos hace un deber manifestar que esta situación está siendo permanentemente monitoreada y gestionada por parte un comité que se encuentra implementando un conjunto de acciones destinadas a mitigar, a la brevedad posible, esta compleja situación. Además, se ha estado en permanente contacto con las autoridades del Gobierno de Chile, con el objetivo de implementar las coordinaciones del caso, a nivel oficial, con las autoridades chinas correspondientes”, describe.
Por su parte el abogado y experto en relaciones internacionales, Augusto Miranda Lagos, la tendencia de informar sobre presencia de contaminación en productos de exportación no es nuevo. “Hace algún tiempo supimos de la presencia de COVID-19 en un cargamento de salmones y el principal problema es que de estas acusaciones, muy rara vez se obtienen explicaciones. Entonces se hace una costumbre que, al existir interés de algún sector de algún país de bajar los niveles de exportación de otro, para afectar la competencia se anuncie que los productos llegaron contaminados. Así, está el ejemplo emblemático de las uvas envenenadas que denunció Estados Unidos en los 80. Dos granos de uvas estaban con presencia de cianuro y esta sola acción puso en jaque a toda una importante industria chilena. El ejercicio de esta práctica ya es bastante lógico. Cuando los productos importados son una amenaza, la posibilidad de levantar una información falsa, o también, contaminar alevosamente un producto, es un camino fácil para bajar los niveles de importación, desequilibrar el flujo, debilitar para mejorar los precios y formalmente afectar a las industrias exportadoras de Chile”, señaló.
En su declaración, la FEDEFRUTA también expone que hasta la fecha, nunca se ha informado de transmisión de COVID a través de los alimentos, ni existe evidencia científica que pruebe que esto pueda ocurrir, citando en el documento emitido al doctor Wu Zunyou, epidemiólogo jefe del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC de China), quien durante un anuncio en una conferencia de prensa del Mecanismo de Prevención y Control del Consejo de Estado señaló que “una prueba de ácido nucleico positiva no significa necesariamente que sea infeccioso. La infección causada por la contaminación debe ser en una cantidad relativamente grande y requiere un contacto repetido a largo plazo. El riesgo de infección por consumir alimentos importados de la cadena de frio es muy bajo” relata.
Por lo tanto, con estos antecedentes, la FEDEFRUTA concluye que “el consumidor puede tener la garantía de la seguridad y limpieza del producto final entregado a China, dado que en Chile nuestras cerezas se someten a un minucioso proceso de lavado antes de ser protegido de forma segura dentro de bolsas selladas herméticamente para llegar al consumidor final en optimas condiciones”, precisa.
Otra de las acciones mencionadas por FEDEFRUTA es la ofensiva publicitaria en China, a través de medios de comunicación, redes sociales y líderes de opinión con el fin de “recuperar la confianza” de los consumidores. Así, esperan, podrán revertir las consecuencias de una acusación que perjudica su normal proceso de exportaciones.
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