En una videoconferencia moderada por el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL), tres autoridades de la región reflexionaron este jueves sobre el actual valor de los organismos internacionales y pusieron el foco en el papel de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) sobre los países del continente que están asediados por régimen autoritarios.
Ignacio Walker (ex Ministro de Relaciones Exteriores de Chile), Sergio Fausto (director ejecutivo del Instituto Fernando Henrique Cardoso) y Mariclaire Acosta (ex subsecretaria de Derechos Humanos y Democracia de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México) coincidieron en que la CELAC “está muerta” y debatieron sobre su labor a raíz de un reciente informe publicado por la CADAL titulado “Unidad en la diversidad, el fundamento de la CELAC para avalar el autoritarismo”.
“Desde su creación en 2010, siempre entendí que la CELAC se trataba de una concesión al gobierno cubano. Me pareció evidente que su creación era contrarrestar la influencia de la OEA en la región y que se sostenía con el petróleo venezolano”, señaló Acosta. “Pero ahora los gobiernos autoritarios de la región no tienen con qué sostener a la CELAC. Venezuela está en el colapso, Nicaragua tampoco tiene tanta fuerza y Cuba menos”, advirtió la ex funcionaria del gobierno de Vicente Fox en México, que sostiene que el predominio de tres o cuatro estados poderosos determinan el foco de estos organismos regionales.
“A la CELAC sólo le falta el certificado de defunción ya que no será utilizada por los gobiernos autoritarios. No pasa por ahí la CELAC”, añadió el politólogo Sergio Fausto, quien considera que hoy el escenario es totalmente distinto al que existía cuando se fundó la CELAC. “En el 2010 teníamos al PT en su auge en Brasil, a Chávez en Venezuela, ALBA en el auge. Brasil emergiendo como una potencia... Recuerdo las declaraciones de entonces del canciller brasileño: ‘Nos tomó 200 años para que los países caribeños y latinoamericanos creáramos una organización internacional sin EEUU’”, argumentó.
Fausto observó que en la actualidad cada gobierno de la región “va por su lado” y que Brasil ya se salió de la CELAC. “Ni siquiera frente a la pandemia somos capaces de crear mecanismos de cooperación, y la CELAC sirve para mucho poco”, afirmó. “Puede que sirva para regímenes como Nicaragua, Cuba y Venezuela para tener una capa de legitimidad pero no creo que sea el mecanismo fundamental. En la región hoy los regímenes autoritarios cuentan con el apoyo de fuerzas externas como China, Irán o Rusia, que les dan posibilidades financieras para aguantar. Pero EEUU sigue siendo el actor clave en la región. La idea de que se pueda hacer a un lado a EEUU es una idea poco realista”, señaló.
“La CELAC está muerta, UNASUR está muerta, falta una buena exhumación para darle una buena sepultura porque su sistema no funciona”, añadió el ex canciller chileno Ignacio Walker, que recordó la fundación de la CELAC diez años atrás como el organismo de “los amigos del ALBA, el boom de los commodities, la sucesora del Grupo de Río”.
Walker afirmó que la CELAC entró en crisis en 2017 por su apoyo a Venezuela, cuando fue suspendida del Mercosur por tiempo indefinido, y apuntó que hay un completo desinterés del Caribe por las acciones de este bloque. “Estamos cada vez más en retroceso en el Caribe y Latinoamérica”, dijo, al comparar a la región con Europa y afirmar que un bloque internacional modelo es la Unión Europea. “Hicimos todo al revés de Europa”, advirtió, y dijo que los distintos bloques que existen actualmente en el Hemisferio Occidental sólo forman parte de “una sopa de letras de siglas”.
“En Latinoamérica tiene que haber espacios para todos más allá de las ideologías. No se trata de crear un grupo de amigos o de gobiernos afines; no está en la unidad la diversidad, porque en la diversidad no cabe todo”, opinó Walker, y concluyó que, para construir organismos internacionales eficientes “y declaraciones de derechos humanos, hay que tener una ardiente paciencia”.
A continuación, el informe publicado por Gabriel C. Salvia, director general y miembro fundador de CADAL:
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