La noche del lunes 9 de diciembre de 2019 se perdió el rastro a un avión Hércules C-130 de la Fuerza Aérea de Chile (FACH) con 38 personas a bordo. Pasadas las 01:00 horas de aquella noche se dio por siniestrada la aeronave, habiéndose acabado su tiempo de autonomía de vuelo.
Según reportó inicialmente la FACH, el avión se desplazaba desde Punta Arenas, la ciudad más austral de Chile ubicada a 2.197 kilómetros al sur de la capital, con destino a la Antártica con 17 tripulantes y 21 pasajeros. Despegó a las 16:55 horas y se perdió el contacto a las 18:13 horas, cuando su llegada estaba programada para las 19:17 horas de esa misma tarde.
En Chile se desarrollaba por ese entonces el momento más crítico del denominado estallido social, con manifestaciones diarias, jornadas de enfrentamientos y violencia entre la policía civil y ciudadanos en las calles, lo que tuvo su momento más álgido de la crisis el cuestionamiento al Gobierno del Presidente Sebastián Piñera.
Los informes oficiales indicaron que de los pasajeros, 15 pertenecían a la FACH, 3 eran del Ejército de Chile, 2 de la empresa privada de ingeniería y construcción Inproser y el último era miembro de la Universidad de Magallanes. Todos iban con propósitos de acción colaborativa y de estudio a la base militar antártica.
Tras la caída del Hércules, la Armada chilena inició una búsqueda submarina a unos 700 km al sur de Punta Arenas, donde se produjo la desaparición, en un sector llamado Paso de Drake que registra las aguas más gélidas y tempestuosas del mundo.
Desde el primer momento los familiares de las víctimas de la tragedia del Hércules C-130 denunciaron el abandono del caso y pusieron en duda el proceso de identificación de sus víctimas.
Paralelamente, también solicitaron una comisión investigadora en la Cámara de Diputados, durante una sesión a la que fueron invitados en la Comisión de Defensa. El objetivo era replicar la indagatoria que se realizó en el caso de la caída del avión Casa 212 en Juan Fernández, y que causó la muerte de 21 personas, entre ellas Felipe Camiroaga, Roberto Bruce y Felipe Cubillos, todos personajes connotados de las comunicaciones en Chile, y cuya tragedia marcó la pauta de los días y meses venideros en el país andino.
Una repercusión que la familia de los fallecidos, reclama no tener ante una tragedia de similares características. A un año del accidente, el avance ha sido escaso.
Entre los pasajeros del Hércules viajaba Leonel Cabrera Campos, un electricista oriundo de la sureña comuna de Quirihue, de quien no fueron hallados sus restos hasta hoy. Su esposa Natalia Barra sostiene que la investigación para determinar las causas del accidente aéreo aún no da resultados concretos, por lo que sigue en curso.
“Es lo único que sabemos, que sigue en curso. Hace poco tuve una reunión con el fiscal y nos dijo que está en investigación todo”, dice. Natalia agrega que la comunicación con la FACH sigue siendo prácticamente nula desde que culminó la búsqueda de los cuerpos en el mar, y que solo deben esperar a que continúe la investigación.
“Ya ellos pararon la búsqueda, el Servicio Médico Legal también dejó de buscar todo, así que no es mucho que hacer, esperar nomás”, advierte.
Otra familiar de una víctima del Hércules siniestrado que levanta la voz exigiendo justicia y atención de las autoridades es Caroline Carvacho, viuda del cabo Luís Montoya de la FACH. “Todo lo que ha salido en la prensa, en televisión, los reportajes y todo eso es cierto. La indolencia por parte de la institución (FACH), la falta de empatía que ha tenido hacia las familias durante todo este año de verdad que es impresionante. Uno esperaría que ellos como entidad estén a la altura con las familias, pero no ha sido así, ha sido un año complicado desde lo emocional, lo investigativo, tener que enfrentarse a ellos para gestionar, para solicitar, no teniendo favorables respuestas. También el gobierno, en realidad hemos tenido que luchar día a día para poder continuar, tanto con el gobierno, como con la institución”, señala.
Una declaración muy a tono de la que hace Natalia, viuda de Leonel, quien mantiene viva la sensación de injusticia y abandono en todo lo que rodea al accidente. Desde el ámbito personal dice estar tranquila y enfocada en que sus hijos estén bien. “Es una sensación de injusticia, abandono y nada positivo. Yo la verdad es que estoy más tranquila y más enfocada en preocuparme de mi hijos, que estén bien, no me queda otra opción”, indicó.
La causa del judicial del Hércules C–130 tiene 34 querellas criminales actualmente activas en el Poder Judicial de Chile. En marzo de este año el fiscal catalogó el expediente como cuasidelito de homicidio. La Fuerza Aérea de Chile, sólo se limitó a hacer un homenaje a las víctimas, el pasado 9 de Diciembre, día en el que se tuvo contacto por última vez con la nave siniestrada.
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