Un grupo de diputados chilenos presentaron un proyecto ante el Congreso Nacional que pretende establecer un control sobre la inversión de empresas estatales internacionales en empresas estratégicas chilenas, esto es aquellas ligadas a la minería, las comunicaciones, transportes y otras de la industria bancaria y financiera.
El creador del documento que ya fue ingresado para su proceso en el parlamento chileno, el diputado del Partido Socialista (PS) y presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la cámara baja, Jaime Naranjo, conversó con Infobae para entregar detalles de lo que considera una acción importante para prevenir la incursión descontrolada del régimen chino en áreas estratégicas del país andino. “No podemos permitir que ningún otro Estado se pueda apoderar de sectores estratégicos de nuestro país (…) porque atenta contra la seguridad nacional”, advierte.
Naranjo, ha sido un firme crítico del libertinaje comercial con que el Estado de Chile ha manejado el tema de la inversión asiática. A su juicio, hay quienes “prefieren mirar al techo” en cuanto al riesgo de la arremetida de inversión china. “Hay cierta indiferencia porque, claro, lo que ocurre es que China es nuestro principal socio comercial, entonces no se puede pelear con China, porque el día de mañana dónde se dirigen todas esas exportaciones tan relevantes para la economía chilena. Entonces todos están mirando hacia el techo y nadie pone atención en una situación, que al menos para mí, es muy preocupante”, declara el diputado.
Según él, hay una doble intencionalidad en la forma de actuar de China y su arremetida de adquisición de empresas nacionales chilenas. “La política, cuando existía La Unión Soviética, era penetrar a los países ideológicamente. En cambio a los chinos no les importa la parte ideológica, a ellos lo que realmente les importa es la parte comercial, dicho de otra forma, da lo mismo el color del gato, lo importante es que cace ratones. En este caso, el gobierno si es de derecha o es de izquierda, o si fuera una dictadura, a ellos les da lo mismo. Lo importante es que puedan hacer inversión en ese país y que puedan ganar plata”, sostiene.
En su última gira a Asia, el Presidente de la República, Sebastián Piñera, tuvo especiales palabras para describir el buen momento de las relaciones diplomáticas y comerciales de China y Chile. “Queremos transformar a Chile en un verdadero centro de negocios para las empresas chinas. Para que ustedes puedan, desde Chile, llegar también a toda América Latina”, dijo el Mandatario, durante un encuentro de innovación e inversión celebrado en Pekín.
Y así ha sido. Casi la totalidad de las nuevas inversiones y anuncios de negocios relevantes anunciadas por el Ejecutivo, han sido con firmas chinas en Chile. Las últimas semanas han sido ampliamente noticiosas por la seguidilla de anuncios de inversionistas chinos que ganan terreno en diversas áreas de negocio estratégico en Chile. Lo último anunciado fue la adjudicación del consorcio CRRS Sifang de la fabricación de los nuevos trenes que renovarán la flota de Ferrocarriles del Estado de Chile. Antes, fue la concesión de la Ruta 5, tramo Talca – Chillán, que contempla una inversión de USD 804 millones de dólares. Aunque uno de los más relevantes del último mes, fue el anuncio de la compra del 96% de la distribuidora eléctrica chilena CGE, por unos USD 3.000 millones.
De acuerdo a la Agencia de Promoción de Inversiones para Chile, InvestChile, en 2019 por primera vez la inversión proveniente de China lideró la cartera de la agencia con US$ 4.852 millones en proyectos en distintas etapas. Este año, y a pesar de la pandemia, se han incorporado cinco nuevos proyectos provenientes de China a dicho registro, sumando 27 iniciativas por US$ 4.470 millones al cierre del primer semestre de 2020.
El anuncio de compra de la eléctrica por parte de la estatal china State Grid International Development Limited (SGIDL) una filial internacional de una de las principales eléctricas estatales de China, encendió las alarmas de distintos sectores políticos y de libre competencia que cuestionan que una firma que depende del Estado chino, ya que podrá manejar más del 50% del mercado nacional de distribución eléctrica a las casas. Agregando el dato de que SGIDL ya había adquirido Chilquinta por US$ 2.230 millones, en 2019.
“Las empresas chinas siempre están muy interesadas y confiadas en invertir en Chile, prestando atención activamente en las oportunidades del mercado”, dijo Ji Xiaofeng, consejera Económica y Comercial de la Embajada de la República Popular China en Chile, citada por un informe del mismo InvestChile.
La llegada de los recursos chinos a la industria chilena se ha posicionado en sectores super estratégicos. Precisamente lo que busca regular el proyecto. Tal desregulación a juicio del diputado Naranjo, implica que el Estado chileno tenga menos privilegios de inversión en la economía de Chile. “Si el estado chileno quisiera ingresar, o invertir, en la economía chilena, el Congreso tendría que aprobar una ley de quórum calificado, para que el Estado de Chile invierta en su propia economía. Sin embargo cuando eso corresponde a otros Estados, no tienen ningún impedimento, ninguna barrera”, relata.
El proyecto del diputado, sin embargo, corre serio riesgo de no transitar por un camino fácil. En el parlamento existe lo que ha sido denominado formalmente por la administración del Congreso de Chile como: Grupo Interparlamentario de amistad entre Chile y China, sus integrantes, han sido varias veces invitados a visitar el país asiático, en una acción que ha sido denunciada como “lobby chino” por los principales críticos de la formación del grupo. El mismo Jaime Naranjo, hace dos años, cuando fue consultado por la seguidilla de viajes a Asia de este grupo parlamentario, respondió: “Eso no lo hacen gratis, después ellos cobran el peaje (…) al final, terminan invitando a gente de derecha, de centro, de izquierda, de toda la variedad. Si pregunta cuántos han sido invitados a recorrer ese país, la lista es larga y de alguna manera este señor trata de comprar el silencio de los parlamentarios”, dijo.
El argumento del parlamentario, quien preside la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, también se basa en argumentos históricos y políticos. “Los chinos se han encargado de no mirar el color del gato sino que lo importante es que cace ratones, entonces les da lo mismo que el grupo de amigos sean personas de izquierda, de derecha o del centro. A mí me llama poderosamente la atención. Sólo por darle un dato, cuando fue el golpe de estado militar en Chile, una de las embajadas que se hubiera esperado que tuviera una apertura para acoger a los perseguidos, era la embajada China, pero ¿sabe qué pasó? la embajada de China cerró sus puertas y no permitió que ningún perseguido político pudiera acogerse en su embajada para poder recibir asilo. Esa fue la conducta de China cuando Pinochet dio el golpe militar. Esa es la solidaridad que tiene China con los países socialistas”, declara.
Sin embargo, por tratarse de un régimen comunista, a su juicio, adquiere credenciales para abrirse camino en bases ideológicas con ciertos sectores políticos de izquierda, y su credencial comercial para abrir espacio con la derecha. “Me llama poderosamente la atención que los sectores de derecha de nuestro país reciban con los brazos abiertos al gobierno chino que es comunista. Sin embargo, critican fuertemente a otros gobiernos que tienen esa misma orientación, pero resulta que estos son comunistas buenos porque les permite el libre tránsito comercial a los chilenos y así, que ciertos empresarios ligados a sectores de derecha pueden hacer tranquilamente sus negocios. Ahí, no importa cómo se violan los derechos humanos”, concluye.
Actualmente China es el principal socio comercial de Chile, y los intercambios con el país asiático suponen el 30 % del total del comercio exterior de la nación andina.
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