El tráfico de fósiles en Brasil es un negocio que ha subsistido en el país desde hace décadas, pasando desapercibido ante las autoridades pero constituyendo en silencio una lucrativa mafia que exporta cientos de restos prehistóricos a todo el mundo, principalmente Europa, Estados Unidos y Japón.
Parte del negocio se concentra en la región del sur de Ceará, en la Cuenca de Araipe, donde se encuentra uno de los depósitos fósiles más importantes y completos del planeta. La magnitud de los sitios paleontológicos del lugar es tal que de las 50 especies de pterosaurios descritas en el mundo, 23 fueron identificadas en la Cueca de Araipe.
Pero desde 2017 se viene adelantando un operativo por parte de las autoridades brasileras para seguirle la pista a las estructuras criminales que se dedican a este tipo de exportación ilegal. La última redada, denominada “Operación Santana Raptor”, ocurrió a finales de octubre y estuvo dirigida contra empresarios, servidores públicos, investigadores e intermediarios que negociaban con fósiles extraídos de la Cuenca de Araipe que tenían destino de Europa, Estados Unidos y Japón.
De acuerdo con las autoridades entre los capturados estaba el principal negociador de fósiles identificado por la policía en los tres años que lleva la investigación. El otro capturado era el encargado de recibir los valores de las reliquias prehistórica de un profesor carioca, de recolectar y custodiar los fósiles extraídos.
"Existe una red de empresarios, servidores públicos e intermediarios que comercializan fósiles raros en la región, con evidencia de práctica ilícita por parte de un profesor e investigador de la Universidad Federal de Rio de Janeiro, uno de los objetivos de la operación, entre otros investigadores nacionales y extranjeros ", dijo la Policía Federal en un comunicado.
El cerebro de la red era un “profesor de punta en el estudio científico de los fósiles”, según explicó el jefe de la policía Alan Robson. Él se encargaba de coordinar a los peixeiros (trabajadores de la excavación) y los intermediaros con los negociantes.
El profesor capturado financiaba mensualmente algunas investigación y cooptaba a los “peixeiros” para que no reportaran a la Agencia Nacional de Minería cada vez que hallaban un fósil nuevo -como manda el protocolo-, el cual terminaba alimentando la red de tráfico internacional.
El negocio es lucrativo, un fósil en Brasil puede ser vendido por un precios muy bajos y al llegar a suelo europeo o asiático alcanzar los miles o cientos de miles, según la antigüedad, conservación y relevancia del resto.
Se tiene registro, por ejemplo, de una cabeza de pterosaurio, con su cresta completa y detalles de colores, que fue adquirida originalmente en 7 mil reales (USD 1.282) y después fue vendida en una subasta en el extranjero por 970 mil reales ( USD 177.704).
O la evidencia recogida en julio del año pasado por periodistas encubiertos de G1 Globo en Ceará que adquirieron el fósil de un pez de agua dulce que existió hace 96 a 113 millones de ellos llamado Dastilbe crandalli por tan solo 20 reales brasileros (USD 3.6).
Los investigadores fueron a las minas que están entre los municipios de Santana do Cariri y Nova Olinda, y se hicieron pasar por turistas interesados en llevarse un suvenir. Entre los restos que lograron comprar estaba el pez ancestral, pero también un parte de pterosaurio (caimán), una cucaracha de agua y un raro pedazo de vegetal fosilizado.
En ese momento las autoridades descartaron la investigación del grupo de periodistas, quienes reportaron que duraron tres semanas tratando de contactar sin éxito a la Comisaría de Policía Federal de Juazeiro do Norte, pero sólo obtuvieron de la delegada Josefa María Lourenço, una respuesta a través de sus secretarias pues la funcionaria dijo estar “muy ocupada”.
De acuerdo con el portal Insight Crime, especializado en crimen organizado en las Américas, el tráfico de fósiles es una economía criminal que ha crecido bajo el radar de las autoridades por décadas.
Este negocio no solo es una amenaza para el patrimonio cultural brasilero, que es utilizado para el lucro de mafias traficantes, sino que ni siquiera deja sus principales ganancias en el país, haciendo que la mejor parte del negocio se la lleven quienes logran vender los fósiles en el exterior con altos precios.
Entre 1998 y 2008 se registraron 32.728 fósiles que fueron exportados ilegalmente de Brasil para su venta en Estados Unidos, Canadá y Europa. Durante ese mismo periodo 19 personas fueron detenidas en flagrante delito y 31 fueron imputadas en al menos 30 investigaciones.
Según las autoridades las redes de tráfico de fósiles operan en la zona de Ceará funcionan desde hace más de 20 años. En la zona hay laboratorios clandestinos para preparación de fósiles, los cuales implican mucho dinero y muchas personas que viven de esta economía ilegal.
El terreno propicia la proliferación de estas mafias puesto que la región tiene tal riqueza arqueológica que ni siguiera es necesario ser experto en extracción de fósiles para toparse con uno, cualquiera puede encontrarlos, sobre todo en las zonas de extracción de piedra caliza.
Hay en total 92 frentes de explotación de piedra caliza laminada en la región de Chapada do Araipe, y los trabajadores que laboran en ellas son propensos a entrar en estas redes de tráfico, pues sus sueldos no son muy buenos y suelen toparse con estos restos fósiles.
Un caso emblemático
Quizá uno de los fósiles más completos que se han extraído de Chapada do Araipe es el de un pterosaurio, un reptil volador que vivió hace unos 100 millones de años en la cuenca de Araipe y que terminó introducido de contrabando en Francia.
Este fósil fue extraído en los años 80 y junto a otros 45 restos de tortugas marinas, peces, insectos, reptiles, arácnidos y plantas de hace millones de años, fueron a parar al país galo.
El pterosaurio es un ejemplar único, sobre todo para el momento de su excavación, pues está en muy buen estado, tiene su cráneo entero, parte del lomo y la ala entera, “el resto del animal esta completo con resina”, dice Rafael Rayol, fiscal de Ceará citado por G1 Globo.
El fósil de pterosaurio fue encontrado en 2014 por la paleontóloga de la Universidad Federal de Espírito Santo, Taissa Rodrigues, que lo vio subastado en eBay por 262 mil dólares e informó a las autoridades.
En 2019 un juez francés ordenó que estos fósiles fueran repatriados, después de que un operativo conjunto entre las fuerzas policiales de ambas naciones lograra rastrear los restos contrabandeados.
“El enorme tamaño de la Chapada do Araripe, que tiene seis veces el área de la ciudad de São Paulo, ha permitido la existencia de las redes criminales que participan en el tráfico de fósiles, mientras que las autoridades enfrentan dificultades para lograr el control de la región”, afirma Insight Crime en una investigación sobre el contrabando en Brasil en la que concluye: “el tráfico de fósiles queda en su mayoría impune”.
El problema es que mientras continúe proliferando y pasando inadvertido en la mayoría de los casos ante la pasividad de las autoridades, poco a poco la memoria histórica, arqueológica y cultural del país se seguirá desangrando para el lucro de unos pocos.
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