El Congreso de Perú aprobó este lunes la destitución del presidente Martín Vizcarra por “incapacidad moral”, al cierre de un segundo juicio político en menos de dos meses, tras denuncias de que había recibido sobornos cuando era gobernador en 2014.
La moción para remover al popular mandatario peruano superó los 87 votos necesarios en el Congreso. Ahora deberá tomar las riendas del gobierno el jefe del Congreso, Manuel Merino, hasta completar el mandato actual, que finaliza el 28 de julio de 2021.
En concreto el proyecto para remover al mandatario peruano fue aprobado con 105 votos a favor, 19 en contra y cuatro abstenciones, superando los 87 votos necesarios.
“Ha sido aprobada la resolución que declara la vacancia de la presidencia de la república”, declaró Merino tras la votación, quien tomará las riendas del país hasta completar el mandato actual, que finaliza el 28 de julio de 2021.
Merino dijo que la medida será notificada de inmediato a Vizcarra, un mandatario que tuvo niveles récord de popularidad en sus 32 meses de gobierno.
Por su parte, Vizcarra declaró este lunes que deja el poder “con la frente en alto” y descartó entablar acciones legales para resistir la decisión del Congreso de removerlo del mando por “incapacidad moral”.
“Salgo del palacio de gobierno como entré hace dos años ocho meses: con la frente en alto”, dijo Vizcarra ante la prensa, rodeado de sus ministros, en el patio de la casa de gobierno, anunciando que se marchará de inmediato a su vivienda particular.
“Directamente y como Martín Vizcarra no voy a tomar ninguna acción legal” para resistir la destitución, declaró Vizcarra, quien vestía pantalón vaquero y camisa blanca.
“No quiero que de ninguna manera se pueda entender que mi espíritu de servicio al pueblo haya sido tan solo una voluntad de ejercer el poder”, añadió, afirmando que demostrará la “falsedad” de las acusaciones en su contra en las investigaciones que debe hacer la fiscalía.
“Me voy con la conciencia tranquila y el deber cumplido”, agregó Vizcarra, quien ha gozado de niveles récord de popularidad en sus 32 meses de gobierno, lo que se reflejó con marchas y cacerolazos en su apoyo en Lima y otras ciudades luego de ser destituido.
Esta decisión del Congreso resultó sorpresiva, pues si bien se conocía que muchos legisladores ya pensaban forzar la destitución de Vizcarra, todo parecía indicar que estaban aún lejos de llegar a sumar los votos necesarios para la vacancia, como se conoce en Perú este proceso.
Vizcarra, tal y como había prometido, se presentó a primera hora de la mañana del lunes en el debate para presentar su defensa y allí negó categóricamente haber recibido cualquier tipo de soborno y criticó duramente que el proceso de destitución en su contra se hubiera abierto bajo acusaciones no corroboradas por la justicia.
“No existe prueba de flagrancia de un delito, ni habrá porque no he cometido un delito, no he cobrado soborno (...) Son hechos falsos, no corroborados, recién está empezando un proceso de investigación, son hipótesis”, dijo Vizcarra.
Sin embargo, el Congreso, desde prácticamente todas las bancadas, se mostró desde un inicio muy hostil al mandatario, que fue acusado de “mentiroso”, “inmoral”, “corrupto” y de ser de hecho el responsable de toda la inestabilidad política que vive el país.
También fueron constantes las declaraciones de los diputados que indicaron que ellos votarían “por el país” y sin considerar “cálculos políticos” ni “presiones mediáticas”, referencias todas a los pedidos a la calma y la responsabilidad que medios de comunicación, gremios empresariales y asociaciones de la sociedad civil pidieron a los congresistas ante el riesgo que podría suponer para la estabilidad del país la caída del Poder Ejecutivo.
El debate demostró así la absoluta soledad política del mandatario, que no contaba con ninguna bancada oficialista en la cámara y a quien incluso los diputados que votaron por mantenerlo en el poder consideraron responsable de los actos por los que es acusado.
Merino, el nuevo presidente peruano, asumirá el mando el martes en una sesión plenaria del parlamento.
En una suerte de “remake” de un juicio del que salió airoso el 18 de septiembre, Vizcarra finalmente tuvo un destino similar al de su predecesor, Pedro Pablo Kuczysnki (2016-2018), quien no pudo completar su mandato al verse forzado a dimitir por presiones del parlamento.
El destino de Vizcarra es ahora incierto. Fuentes peruanas señalaron a Infobae que el presidente depuesto podría ahora buscar refugio en Bolivia, con cuyo flamante presidente, Luis Arce, mantiene una buena relación desde hace años.
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