Al menos siete de los once miembros del Tribunal Supremo de Brasil estarían de acuerdo en imponer a la población la vacuna del nuevo coronavirus, mientras que el presidente del país, Jair Bolsonaro, insiste en que los jueces no disponen de autoridad para ello.
“No es una cuestión de justicia, es una cuestión de salud. Un juez no puede decidir si debes ponerte o no una vacuna”, dijo este lunes Bolsonaro después de que el presidente del Supremo, Luiz Fux, asegurara que era “necesaria” una “judicialización” del proceso de vacunación.
Según cuenta la prensa brasileña, más de la mayoría de los magistrados del Supremo estarían a favor de esa judicialización a la que ha hecho referencia Fux pues el derecho colectivo a la salud pública “está por delante” de las libertades individuales.
A diferencia de cuando Bolsonaro ha estado promoviendo durante la pandemia el uso de la cloroquina, un fármaco utilizado para combatir la malaria, pese a no existir estudios acerca de su efectividad contra el coronavirus, el presidente brasileño se muestra mucho más reacio a promover el uso de la vacuna.
“Mi ministro de Salud ya ha dicho claramente que esta vacuna no será obligatoria, punto”, dijo Bolsonaro hace una semana ante un grupo de seguidores a las puertas del Palacio de Alvorada, haciendo referencia a las palabras del titular de la cartera, el general Eduardo Pazuello.
Sin embargo, las leyes brasileñas, entre ellas la Constitución, ya contemplan imponer de manera obligatoria el uso de las vacunas en algunos casos como manera preventiva en situaciones de “emergencia de salud pública”.
Las palabras de Bolsonaro no han pasado desapercibidas por las autoridades de San Pablo, con quienes mantiene una pugna en relación al desarrollo de la vacuna de la farmacéutica china Sinovac en territorio brasileño.
En esta ocasión, el gobernador del estado paulista, Joao Doria, ha vuelto a criticar al presidente brasileño y lo acusó de “no apoyar la salvación de las personas”, pues en caso contrario, “apoyaría todas las vacunas que de manera eficaz y comprobada pueden ser aplicadas en todo el país”.
La semana pasada, Bolsonaro desmintió al ministro Pazuello al asegurar que Brasil no adquirirá la vacuna de Sinovac, empresa china que actualmente ha sellado un acuerdo de colaboración con el Instituto Butantan de San Pablo para el desarrollo y la fabricación de más dosis.
“Estoy seguro de que otras vacunas que están en estudio se pueden probar científicamente, no sé cuándo, puede durar años”, pero “China, lamentablemente, tiene mucho descrédito por parte de la población, sobre todo porque, como muchos dicen, este virus habría nacido allí”, dijo Bolsonaro.
“No estamos en una guerra de vacunas”, recordó Doria, quien se ha mostrado a favor de todos aquellos “procedimientos que pueden salvar vidas”, pues para un “cristiano” como él “no tiene sentido no defender las vacunas” ha dicho.
Mientras tanto, Brasil sigue sumando miles de nuevos positivos diarios y centenares de muertes, aunque a mayor ritmo en el último mes. Según el último parte del ministerio de Salud, son 5.409.854 casos acumulados, 15.726 diagnosticados en las últimas 24 horas.
La cifra de fallecidos asciende a los 157.397, después de las 263 muertes del último día, mientras que San Pablo es la región con mayor incidencia de la pandemia, con casi 1,03 millones de casos y 38.753 decesos. Los pacientes recuperados ascienden a los 4.865.930.
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