Pese a ser un resultado previsible, que el Apruebo ganara al Rechazo, existía más incertidumbre sobre lo que ocurriría con las opciones de la segunda papeleta. Finalmente, la Convención Constitucional ganó con amplio margen a la Convención Mixta, y no sólo eso, el nivel de participación superó las expectativas y proporcionó antecedentes que los expertos analizan como relevantes para imaginar el porvenir político del país latinoamericano, que a la luz de los resultados de ayer, le abrió la puerta a la redacción de una nueva Constitución.
La futura Carta Magna será redactada por una Convención conformada en su totalidad por ciudadanos elegidos en las urnas. La ciudadanía desechó la posibilidad de que fuera compuesta por actuales legisladores en un cincuenta por ciento. Una primera pista de la sensación térmica social que rechazó la idea de que su actual parlamento participe en el diseño de la nueva Constitución. Una muestra del divorcio entre la sociedad civil, la ciudadanía, y sus representantes.
La noche del histórico 25 de octubre, los partidos políticos, se dieron cita para celebrar en sus distintas sedes. Y ciertamente, si bien la brecha desde el mundo social con las cúpulas de los partidos políticos existe, si no hubiera sido por el acuerdo al que llegaron precisamente esas cúpulas, el pasado 15 de noviembre de 2019, no se hubiera zanjado la opción hacia un proceso constituyente. El camino hacia la redacción de una nueva Constitución, se abrió gracias a la capacidad que tuvieron los políticos chilenos de sentarse a conversar y a llegar a acuerdos.
Lo que viene desde los “presidenciables”
Los acuerdos y la capacidad de conversar es lo que representa, según él, a uno de los líderes de la derecha, específicamente de la Unión Demócrata Independiente UDI, el actual alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín. El edil es el político mejor perfilado, según las encuestas, para ser candidato presidencial de su sector, el oficialismo. Al al ser consultado sobre el futuro de sus pretensiones presidenciales una vez pasado el Plebiscito, fue enfático en responder que su participación está bajo condiciones que necesariamente consideren acuerdos con la actual oposición. “Hoy es un día en el que obviamente nosotros estamos divididos en Chile. Lo que yo quiero es convencer a la UDI, mi partido, de que Chile no necesita un gobierno ni de derecha, ni de izquierda. Chile necesita algo distinto, y eso es lo que se debe empezar a hacer, y lo que yo haré en mi caso es convencer a mi sector de que el país necesita un gobierno que sea más amplio. La Constitución tendrá que aprobarse por dos tercios, lo que es una oportunidad para alcanzar buenos acuerdos y el próximo gobierno no puede ser un gobierno de bandos, necesitamos que garantice la convivencia nacional”, declara.
Otro de los que corre con ventaja para la futura carrera presidencial es el comunista, Daniel Jadue, actual alcalde de la comuna de Recoleta, en la capital chilena. A su juicio, lo que sigue ahora es “seguir transformando a Chile”. “Tenemos que hacer honor a esta tremenda señal que ha dado el pueblo. El triunfo no le pertenece a nadie más que a los que han protestado por cambiar este modelo. Es un resultado absolutamente contundente, porque este modelo no da más, y hay que hacer la pega constitucional para mantener viva la pretensión de la ciudadanía y para que ella se sienta protagonista. Este plebiscito llega treinta años tarde, pero la gente hace sentir como si hubiera llegado a tiempo. En adelante, hay que definir el programa, según el carácter de cada una de las alianzas. Este no es un triunfo del sistema político y tampoco de los políticos, este es un triunfo de la movilización. No se puede esperar que la nueva Convención Constituyente se encierre un año y después dictamine cuál es la nueva Constitución. No, en la calle se deberá seguir escribiendo cuál es esa base que queremos para este país”, advirtió.
Lo que deja la alta participación ciudadana
Lo ocurrido el domingo, contribuye a resolver las incertidumbres que existieron por largos meses posteriores al estallido social chileno. Sin capacidad basada en cifras, de determinar qué grado de compromiso ciudadano existía con la convocatoria al proceso constituyente. La pista ahora está más clara, gracias a dos factores, la participación y el resultado. A juicio del abogado y licenciado en Ciencia Política de la Pontifica Universidad Católica de Chile, Cristóbal Bellolio, “si funcionó o no, se verá cuando termine la tercera etapa, el Plebiscito de salida. Las grandes capas de la población están a favor de cambiar las bases de la convivencia y esa decodificación no era tan obvia. El apruebo son muchos apruebo, y es importante que lo digamos cuando definamos a los ganadores y perdedores, finalmente no todo era violencia, no todo era polarización”, señaló.
El llamado desde los distintos sectores a participar en el proceso de este domingo, fue natural para algunos, especialmente los que acordaron iniciar el proceso. Pero para otros, el entusiasmo de convocar a sufragar llegó con el pasar de los días. El propio Presidente, quien no contemplaba un cambio de Constitución en su plan de Gobierno, hizo llamados a que los chilenos y chilenas concurrieran a ejercer su derecho a voto. En su discurso posterior al cierre de las mesas, el Primer Mandatario agradeció la alta participación ciudadana y reconoció la autoridad democrática que el país adquiere, precisamente por las cifras de participantes en el Plebiscito. “Es el comienzo de un camino, que juntos deberemos recorrer para acordar una Nueva Constitución para Chile. Hasta ahora la Constitución nos ha dividido. A partir de hoy, todos debemos colaborar para que la Nueva Constitución sea el gran marco de unidad, de estabilidad y de futuro, y se constituya en la Casa de Todos y en la Ley Fundamental de la República, respetada y legitimada por todos los chilenos. Nuestro Gobierno asumió dos compromisos firmes y claros, que constituyen una misión de Estado: Primero, organizar y desarrollar un Plebiscito transparente, participativo y seguro, para que la voluntad de los chilenos pudiera expresarse en forma libre y pacífica. Estoy seguro que todos los chilenos sentimos emoción y orgullo al ver cómo participaban los adultos mayores, los discapacitados, los jóvenes, con armonía y paz. También teníamos el compromiso de proteger la salud de los chilenos, para lo cual aplicamos todas las normas sanitarias que el proceso de votación requería. Y segundo, impulsar una Constitución que recoja los valores y principios que viven en el alma de nuestra sociedad”, declaró Piñera.
Lo que reconoce el Presidente y a la luz de las cifras, promete un nuevo panorama electoral. Por lo mismo, desde el propio Gobierno se refieren a la urgencia de asumir el resultado como una invitación a ponerse a trabajar en el siguiente desafío. La tarea ahora viene de la mano de la capacidad de llegar a acuerdos para la composición de convencionales constituyentes que estén a la altura de lo que el país requiere. Hay nuevos caudales electorales y habrá que conquistarlos desde todos los sectores para seguir convocando y que el superávit de 30 por ciento registrado en el Plebiscito, se consolide como un capital de participación y no se diluya. Desde la vereda de los derrotados, María José Gómez, vocera del comando del Rechazo se refirió a la alta participación que registró el proceso. “Lo que hemos observado con mucho orgullo, son las imágenes de un proceso impecable con participación significativa de gente joven, que antes no había votado y que ahora si participó del proceso y esa alta participación, es el mensaje y lo que demuestra que es la vía política de hoy lo que se transforma en un mandato popular, de la ciudadanía que es capaz de resolver sus diferencias a través de un papel, un lápiz y un voto”, señaló.
El desafío del Presidente
Los últimos cuatro períodos presidenciales han sido alternancias de dos personalidades, el actual Presidente y la ex Mandataria Michelle Bachelet. A juicio de la Licenciada en Ciencias Políticas (UCA), Comunicación Política y doctorada en Sociología, Clarisa Demattei, el desafío de Piñera trasciende la nueva Constitución. “Si bien a Piñera aún le quedan casi 18 meses de gobierno, fue justamente el conflicto social lo que ha exteriorizado un vacío de poder y una falta de representatividad política inédita para un país que parecía ser tan estable. Muchos funcionarios de todos los partidos han intentado demostrar su capacidad de escucha durante el estallido pero todos los intentos fueron inútiles. La ciudadanía pide a gritos una renovación de su clase política y la llegada de nuevas caras que puedan brindarle una nueva frescura a una generación oxidada”, describe. Primera tarea entonces, a juicio de la experta, posicionarse como el líder del proceso que cuente con el respaldo de sus aliados para revertir la sensación de inseguridad social y resolver los problemas asociados a la generación de empleo y su impacto en la economía. Amilanar las incertidumbres y aprovechar la disposición del país en participar mayoritariamente en un proceso democrático y no violento.
Cómo deberá ser conformada la Convención que se elegirá en abril de 2021
Para la misma experta, la Convención debe ser, en primera instancia, "representativa de las minorías y proporcional a las características demográfica chilena. Uno de los debates fue precisamente el tema de género. Actualmente la paridad está garantizada en la elección porque cada distrito votará a sus convencionales y en la papeleta la lista de candidatos deberá alternar entre hombres y mujeres con igual representación. Sin embargo, nada garantiza que después esa supuesta representación sea llevada a la Convención. Otro de los temas debatidos fue la representación de los pueblos originarios, ya que gran parte de la sociedad solicitaba que se reservaran escaños especialmente para ellos. Esta medida fue rechazada a finales de 2019 por ambas Cámaras del Congreso. Por lo tanto, ¿Quién va a representar los derechos de los pueblos originarios si ellos no tendrán voz en la convención? Históricamente hubo una desconexión muy fuerte entre los miembros de la clase política chilena y las minorías sociales y étnicas. Por último Demattei entregó datos: “para darnos una idea, el 75 por ciento de los ministros y el 60 por ciento de los senadores chilenos asistieron a colegios y universidades de élite y esto va más allá del color partidario ya que incluye a funcionarios de izquierda y de derecha”, en referencia a la necesidad de que la ciudadanía pueda elegir entre postulantes a la redacción de la Nueva Constitución. Una prueba a los datos que entrega Clarissa es el resultado del Plebiscito, en el que de las 346 comunas del país, solo en tres ganó el Rechazo, Las Condes; Lo Barnechea y Vitacura, los barrios más caros de Chile, y donde vive la clase acomodada del país, incluido la mayoría de los políticos.
Chile tiene por delante un desafío histórico. La nueva Constitución tendrá que ser escrita desde un aprendizaje que este domingo ya dejó una primera lección. Es posible elegir, votar y participar en contexto de paz y democracia. Lo que no se sabía si era posible recuperar. En esta jornada, volvieron las banderas, las bocinas y la celebración. Justo a un año de la Marcha más grande, que se registró en todo el país, con una ciudadanía volcada a las calles para exigir más justicia e igualdad. Desde ahora, empieza el camino y tras los resultados del lebiscito se comenzará a configurar un nuevo escenario político.
Para leer más