Mientras el país se prepara para el plebiscito del próximo domingo, las noticias se dividen entre los polos para la reforma constitucional y un crimen que estremece no sólo a Valparaíso, sino a toda la nación. El sospechoso -para la policía y familia desde el minuto de la desaparición de la menor de edad- fue la pareja de su mamá: Hugo Bustamante Pérez, con quien la mujer había iniciado una relación sentimental. El hombre ya ostentaba un tenebroso historial de violencia y femicidio.
Bustamante fue condenado en 2005 por el homicidio de su expareja y del hijo de ésta, de 9 años. A ella la degolló, a él lo estranguló, y tras golpearlos y quitarles la vida, los ocultó en el interior de un enorme tambor metálico, de los que se utilizan para almacenar aceite comestible. Rellenó con cal, agua y yeso el recipiente y ocultó los cuerpos. Cuando la policía lo detuvo, narró el crimen con todos los detalles. En un programa televisivo un periodista le preguntó si podría reincidir. Su respuesta fue: “No podría decirle que no es imposible que volviera yo a vivir una situación tan parecida. Pienso que no. Pero si en un momento determinado exploté de esta manera frente a este tipo de situaciones, ¿explotaré nuevamente? Eso sí que es angustiante. Eso sí que es angustiante, porque eso demuestra que uno no se conoce”, decía Bustamante en 2006, desde la cárcel. El caso fue muy mediático en Chile. El asesino recibió el sobrenombre de “asesino del tambor”.
La sanción judicial al criminal -quien fue sentenciado a dos penas- sumaban 27 años de prisión, de los cuales sólo cumplió 11. Una condena que debería haberse cumplido en enero de 2032, en 2016 Bustamante recibió libertad condicional.
La Fiscal Regional de Valparaíso, Claudia Perivancich, se refirió al beneficio al que accedió el brutal femicida en el año 2016 tras cumplir 11 años de presidio por el asesinato de su pareja y el pequeño hijo de ella. “Esta misma fiscalía regional fue la que llevó adelante la causa por esa condena previa que él tiene por homicidio, y por lo tanto nos parece que haberle otorgado la libertad condicional, y lo digo derechamente, fue un error. Es evidente que eso es así. Lo que nos gustaría, en un escenario ideal, es que ojalá contáramos con tribunales de ejecución de las penas”, declaró.
“Es esencial que en estas revisiones de libertades condicionales se pudiese contar con la opinión del Ministerio Público. A mí no me cabe duda que si hubiésemos sido consultados en el año 2016 no hubiésemos recomendado que se le permitiera salir de prisión”, sostuvo Perivancich.
La decisión de la jueza a cargo del caso en 2016, Silvana Donoso, presidenta de la Comisión de Libertad Condicional, causó indignación. Le otorgó la libertad condicional en contra de lo que decía un informe de Gendarmería, institución encargada de la seguridad de las cárceles chilenas, que recomendaba “un mayor periodo de observación intrapenitenciaria” y no otorgarle ese derecho. Varios congresistas, inclusive, manifestaron su rechazo a la medida.
Según datos recabados por la Brigada de Homicidios, la joven de 16 años había salido de casa de su tía, su residencia habitual, el 29 de julio hacia las 9:00 de la mañana para recoger una pensión alimenticia, monto de dinero que proveía su padre biológico, y que todos los meses entregaba en el domicilio de la mamá. Maritza García, la tía que estaba a cargo del cuidado de la joven, declaró a medios locales que descartaba que Ámbar se hubiera escapado de casa voluntariamente porque no llevó con ella ninguno de sus enseres personales, ni tenía motivos aparentes para hacerlo. Pronto, el nombre del hombre que convivía con la madre de la adolescente, que estaba en libertad condicional tras haber cometido dos asesinatos, salió a la luz y se situó como el principal sospechoso: Hugo Bustamante Pérez.
La notica y los hechos conocidos, con detalles que poco a poco liberó tanto la policía como la Fiscalía, fueron estremecedores para la comunidad más cercana a los hechos y también al país entero. Sin embargo, la historia no estaba cerca de terminar y antecedentes más sobrecogedores serían conocidos. Casi un mes más tarde, la madre de Ámbar, Denisse Llanos, fue detenida. La mujer quedó en prisión preventiva, ya que el tribunal estimó que se trata de “una conducta especialmente grave”. Según el Ministerio Público, participó en la planificación, ejecución y ocultamiento del crimen.
El relato de los hechos impactan. Ocurrió el 29 de julio en el domicilio de propiedad del imputado donde vivía con la madre de la víctima. En el lugar, la joven tuvo una discusión con Bustamante, quien la golpeó con sus manos y un objeto contundente. Luego, señaló la fiscal en medio de la presentación de cargos contra el criminal, “el imputado introdujo un paño en la boca de la víctima, obstruyendo su respiración, y la violó hasta provocarle la muerte por asfixia. Finalmente, cercenó el cuerpo de la joven en 15 partes, los introdujo en tres contenedores de plástico y los enterró bajo la casa a medio metro de profundidad”.
La participación de la madre, sin embargo, no había sido probada, sino hasta semanas mas tarde. En las últimas horas, se liberaron por parte de la Fiscalía los antecedentes que probaron la participación de la mujer en el crimen de su hija. Unas boletas de almacén por la compra de cera para el piso y unos mensajes de texto escritos por la madre se transformaron en las principales pistas que prueban la participación de Denisse Llanos en el crimen. El hallazgo del papel ocurrió mientras la mujer estaba internada en un hospital psiquiátrico.
Desde la Policía de Investigaciones (PDI) señalaron que en un principio no le dieron mayor importancia al hecho de que el piso de la vivienda donde fue encontrada Ámbar estuviese encerado. “Desde el primer día nos fijamos que el piso de esta casa era de madera que se encontraba pintado rojo con cera del mismo color y había ceras ubicadas en el sector de la cocina que no nos llamaron la atención, porque son elementos comunes en cualquier casa”, explicó el subcomisario Mauricio Martínez. “Sin embargo, con el correr de los días se logra determinar que estas ceras tenían un protagonismo especial dentro de esta investigación”, agregó.
Dentro de las pertenencias de Llanos se encontraron dos boletas por la compra de ceras para el piso, que eran con fecha del 29 de julio y 30 de julio, las que correspondían a un negocio cercano. “Siempre estuvo en concierto con él (su pareja Hugo Bustamante), que ya sabía lo que él había hecho y además estaban de acuerdo en que ella tenía que volver al día siguiente. Si eso lo juntamos con la compra de la cera y pintura para piso, entonces evidentemente ella sabía lo que tenía que comprar y a qué es lo que iba”, manifestó la fiscal .
La PDI también logró rescatar algunos mensajes que horas más tarde, la madre de Ámbar le envió al imputado por el crimen de la menor. “Estoy más tranquila, me avisas la hora. Amor te extraño, muchos besitos”, dice uno de ellos. “Ese tipo de mensajes da cuenta de que algo había pasado efectivamente”, sostuvo el subcomisario Martínez.
Se trata de un crimen que Chile ha seguido por cada detalle. Diversas organizaciones sociales, especialmente de defensa de violencia doméstica se han dado cita en cada audiencia en la que han participado Bustamante y su cómplice, para recriminarle sus actos. Una indignación que no sólo los apunta a los asesinos, sino también a la justicia que permitió que el femicida obtuviera libertad después de un alevoso crimen que debió haberlo mantenido tras las rejas justo en el tiempo en el que nuevamente mató, esta vez a una menor de edad e inexplicablemente con la ayuda de Denisse Llanos, la mamá de Ámbar Cornejo.
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