Un hombre salvadoreño fue condenado esta semana a 15 años de prisión por el brutal asesinato de su sobrina política en 2018. En ese entonces, Ovidio Rivas Benites, un hombre de 65 años oriundo del municipio de Nejapa, decapitó a Roxana del Carmen Brizuela de Dueñas con un cuchillo.
La víctima, era la compañera de vida un miembro del Cuerpo de Agentes Metropolitanos (CAM) de San Salvador y trabajaba como promotora social de la Alcaldía municipal.
De acuerdo con medios locales, la mujer era muy conocida y querida dentro de la comunidad: realizaba constante trabajo de campo y trataba regularmente con las personas de su sector. Además, se ponía a la cabeza de las luchas ciudadanas para que las personas de Nejapa pudieran gozar de su derecho al agua.
Rivas Benites era pariente de la víctima. Era la sobrina de su esposa. El hombre habría perpetrado el crimen en la casada de Brizuela, ubicada en el cantón El Bonete. De acuerdo al reporte policial, los hechos ocurrieron el 26 de junio de 2018, alrededor de las 6 de la mañana, cuando el anciano irrumpió en la vivienda de su sobrina política.
La policía llegó unos 20 minutos después, atendiendo una llamada a la línea de emergencia, y encontró a la mujer con una profunda lesión en el cuello por la herida de arma blanca. Estaba tendida en el piso, cubierta con una manta que le colocaron los vecinos para evitar que curiosos entraran a la casa a ver la dramática escena.
Según informa El Salvador Times, la hipótesis policial señalaba como móvil del crimen una presunta venganza por rumores que la víctima habría iniciado sobre el anciano, señalándolo de estar enfermo de VIH, lo que habría motivado el femicidio.
La captura de Rivas Benites se produjo el mismo día de los hechos. Tuvo lugar en un lugar cercano dentro del mismo cantón, a donde habría huido el hombre después de degollar a su sobrina política.
La policía lo encontró con la asistencia de los vecinos del sector. Todavía tenía rastros de sangre en sus manos y en su camisa. Desde entonces enfrentó un juicio que este lunes terminó con su condena a 15 años de prisión y el pago de una multa de USD 5.000 en concepto de responsabilidad civil.
En todo el proceso la defensa del hombre y las mismas autoridades que lo apresaron resaltaron que Rivas Benites padecía de trastornos mentales.
“Al verlo a simple vista se nota que es una persona con trastornos mentales, aunque no se puede determinar si lo es ya que se debe de someter a un análisis psiquiátrico para comprobar esa hipótesis”, dijo uno de los agentes que lo arrestó en 2018.
En ese momento los policías también afirmaron que el hombre no presentó remordimiento alguno por el asesinato y dijo que no se arrepentía de su crimen. Por el contrario, aseguró que lo volvería a hacer.
Hasta el momento de su captura, el hombre no tenía ningún antecedente penal, delictivo o denuncias en su contra por maltrato, amenaza u otro actuar violento.
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