(WASHINGTON DC, enviado especial) - Estados Unidos hará sentir con fuerza en la Organización de Estados Americanos (OEA), que comienza hoy en Washington su asamblea general de dos días. A la presencia en el debate del secretario de Estado Mike Pompeo, que insistirá en la situación en Cuba, Venezuela y Nicaragua, se le suma la decisión de su gobierno de elevar el estatus de Taiwán dentro de la organización, en un claro mensaje a China. Y, como trasfondo, la evolución de la situación en Bolivia tras el triunfo del partido de Evo Morales.
“Acabamos de certificar la victoria de una de las manos derechas de Evo Morales. Eso confirma nuestro trabajo de un año atrás”, dijo a Infobae una alta fuente de la organización, eje de críticas a fines de 2019 por el papel de su Misión de Observación Electoral en las controvertidas elecciones que llevaron a la salida de Morales del poder y del país. Once meses atrás, la OEA dictaminó que en las elecciones bolivianas había habido “acciones deliberadas que buscaron manipular el resultado de la elección”.
Manuel González, ex canciller de Costa Rica, fue el jefe de la misión de observadores en 2019 y repitió esa función en las elecciones de este domingo, que determinaron el triunfo de Luis Arce, candidato del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de Morales. Al decir que el éxito de Arce “confirma” su trabajo de hace un año, la OEA anticipa un aspecto clave de las conclusiones del informe preliminar de la misión de observación electoral, que se conocerá este martes. Un año atrás, González lideró un equipo de 92 personas. Esta vez fueron solo 30.
Luis Almagro, secretario general de la OEA, reaccionó en dos tiempos: el domingo felicitó “al pueblo boliviano por su conducta cívica y compromiso con la democracia” y a la Misión de Observación Electoral por “su profesionalismo, independencia y compromiso con las instituciones democráticas del continente”. Ya al día siguiente dirigió sus felicitaciones a Arce con un mensaje que tiene sus lecturas: “Estoy seguro que desde la democracia sabrán forjar un futuro brillante para su país”.
Días antes de la elección, Pompeo se había declarado a favor de darle una oportunidad al nuevo panorama político boliviano, aunque marcando límites: “Esperamos trabajar con quién sea que el pueblo boliviano elija en forma libre y justa como presidente para promover la democracia, los derechos humanos y la prosperidad para Bolivia y la región”.
Este lunes, una vez conocido el triunfo de Arce, Washington mantuvo el mensaje. Michael Kozak, subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, elogió "los comicios pacíficos y creíbles” y dijo que su país espera “trabajar en los intereses conjuntos”.
La quincuagésima asamblea general del organismo que reúne a 35 países de las tres Américas será completamente virtual, salvo por el detalle de la votación para integrar comisiones, que este año no involucran ni a la Comisión (CIDH) ni a la Corte Interamericana de Derechos Humanos: no hubo confianza en que el voto electrónico funcionara bien, por lo que cada país va a enviar un representante a la sede histórica de la OEA, situada a metros de la Casa Blanca, para que sean llamados de a uno y depositen su voto.
Pero el gran tema es, cómo no, Venezuela, país al que Almagro definió en la reunión de cancilleres de este lunes, previa a la asamblea, como un “Estado fallido” dirigido por “una dictadura con una lógica criminal”.
“Es muy difícil contemporizar y buscar soluciones políticas con aquellos que simplemente aseguran un aparato represivo que los mantenga en el poder sin preocuparse por ninguno de los problemas que tenga la población”, añadió el uruguayo. “La OEA ha deslegitimado al régimen de Maduro (...) ha certificado con un panel de expertos que en Venezuela se perpetran crímenes de lesa humanidad. Se perpetran atrocidades sin que en la comunidad internacional estemos actuando. El último documento de las Naciones Unidas refleja esta realidad y por eso es extremadamente bienvenido”.
El discurso de Pompeo va en la misma línea: “Bajo el liderazgo del secretario general Luis Almagro, la OEA ha sido un fuerte promotor de los derechos humanos y la democracia (...). Este es un momento para que nuestro hemisferio se ocupe de los regímenes que reprimen a su pueblo y desafían los principios de la Carta Democrática Interamericana, países como Cuba, Nicaragua y Venezuela”.
Un mes antes, durante una visita a Guyana, Pompeo había sido muy directo en su análisis de la situación: “Sabemos dos cosas. Sabemos que Maduro ha diezmado al pueblo de Venezuela y que él propio Maduro está señalado como narcotraficante. Esto significa que debe irse”.
Pero no todo es Venezuela. Así como en la cuarta sesión plenaria, que se celebrará el miércoles, Argentina planteará sus reclamos de soberanía sobre las Islas Malvinas, otro asunto con que se encontrarán los miembros de la OEA es el de Taiwán, que por irritar a China es especialmente espinoso.
Carlos Trujillo, el embajador de Estados Unidos ante la OEA, planteó el tema el lunes, durante una reunión virtual con los 72 observadores permanentes de la OEA, que incluyen a Rusia, China, Israel, Japón, Corea del Sur, Reino Unido, Alemania, Francia, España y la Unión Europea.
Trujillo rescató el aporte hecho a la región por la isla, políticamente enfrentada al gobierno de Pekín, durante la pandemia del covid-19. “En vista del demostrado compromiso de Taiwán en avanzar con nuestros valores democráticos compartidos, y sus décadas de asistencia humanitaria y de desarrollo a la región, incluyendo 500.000 dólares para apoyar la respuesta humanitaria de la OEA en la región, los Estados Unidos urgen a sus miembros a considerar la utilidad del rol de Taiwán como un potencial observador permanente en la OEA”.
Estados Unidos sabe que darle al gobierno de Taipei el estatus de observador permanente en la OEA -el mismo que tiene China- es un mensaje al régimen de Beijing, que considera a Taiwán parte de su territorio. Nada se decidirá en este asamblea, pero la mera propuesta se convierte en un divisor de aguas a futuro: quiénes apoyan a Washington y quiénes escuchan la voz de Xi Jinping.
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