El plebiscito en el que los chilenos determinarán si reformar su Constitución tendrá lugar este 25 de octubre. Entonces, se le consultará la ciudadanía si está de acuerdo con esa premisa y, si la respuesta es afirmativa, si la Convención Constituyente debe ser integrada en un 100 por ciento por delegados electos por la ciudadanía; o dividida en partes iguales entre parlamentarios y representantes electos específicmente.
Las condiciones del proceso llegaron luego de arduas negociaciones entre los actores políticos del país. Y alguna de ellas, indican sus críticos, están firmemente amarradas a los mismos estilos y fórmulas de la actual Constitución que data de la dictadura de Augusto Pinochet.
Grupos de la oposición critican especialmente la regla de los dos tercios. Para ellos, la necesidad de llegar a esa cifra de adhesión es más alta de lo que debería.
“La Convención deberá aprobar las normas y el reglamento de votación de las mismas, por un quórum de dos tercios de sus miembros en ejercicio”, indica el artículo 133, inciso tercero del Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución. Interpretado, significa que si en la Convención no se alcanzan los dos tercios de los votos, no habrá nuevo texto constitucional.
La discusión se ha tornado compleja entre los que defienden la existencia de esta regla y quienes la consideran un lastre de la Constitución actual, vigente desde 1980. Para el Sociólogo, doctorado en antropología y desarrollo, y coordinador de investigaciones sociales de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Raúl Zarzuri, esto se trata de una “trampa” llevada a cabo por los mismos sectores que se benefician de las desigualdades que la ciudadanía exigió se terminen durante el estallido social.
“Lo que se ha hecho aquí en el Proceso Constituyente es espejear, porque es un espejo de la política actual de Chile. El mismo sistema de política que conocemos, si te fijas básicamente es el mismo sistema electoral que se usó en la última elección de diputados en 2017. Quiere decir que si gana el Apruebo y se espejea la misma normativa para el Proceso Constituyente, será un espejo de la política actual, la misma que tiene todos los bemoles que han producido que una minoría imponga sus intereses por sobre la mayoría. Los 2/3 han servido para esto, para empatar el sistema e impedir cambios. Es claro que vamos a tener más de lo mismo”, declaró.
Uno de los miembros del acuerdo desde donde emergió el Proceso Constituyente es el diputado de Renovación Nacional y Abogado, Gonzalo Fuenzalida. A su parecer, la regla de los 2/3 que regulará los quórum de la Convención Constitucional son positivos porque implica la oportunidad de impedir la polarización de las fuerzas.
“En los procesos legislativos si no hay una mayoría, la verdad es que es bien difícil avanzar, porque los extremos deben acercarse a los sectores moderados. Es una configuración para llegar a buenos acuerdos. Siempre van a existir dos extremos que ofrecen posiciones bastante rígidas, pero en el medio hay un porcentaje de moderados que, con flexibilidad deben escuchar posiciones más extremas y convenir con ellos, hacia algún tipo de apertura. Los dos tercios son garantía de eso. Lo que va a implicar, que obligatoriamente, va a tener que existir acuerdos en temas clave, sino la Constitución va a ser inoficiosa”, advierte el legislador.
Para el congresista, el pacto social debe ser un “acuerdo” y esto lo garantiza la fórmula de los 2/3. A su juicio, el resultado del proceso dejará como consecuencia un país fortalecido democráticamente y, a diferencia de los pesimistas, se avanzará en las materias que el país exige. “Siempre he defendido lo que logramos aquel 15 de noviembre. Chile siempre, a lo largo de su historia, ha logrado salir de manera institucional de sus crisis, con una ruta institucional, incluso en la dictadura. Chile siempre ha tenido una salida institucional. Con una nueva Constitución, el año 1925, por ejemplo, o el año 1981. Esta es una gran diferencia que tenemos con países vecinos", agregó.
"Hay que construir un nuevo pacto social, que se va a demorar un año, pero estoy seguro que vamos a tener un mejor país y va a ser bueno para Chile”, sostuvo.
El sociólogo Zarzuri es más pesimista. “Va a ser complicado, porque el resultado de la nueva Constitución se dará de una manera amarrada a las mismas reglas del pasado. Vamos a lograr algunas cosas, pero no van a representar los cambios que requiere la ciudadanía. En ese sentido yo no tengo tanta confianza. Ese tipo de trampas, como la de los 2/3 es usar el mismo sistema electoral del 2017 que le conviene a ciertos sectores, generalmente minorías”, advierte.
Será necesario llegar a acuerdos mayoritarios para definir las nuevas reglas que le den orden a la Nueva Constitución chilena. Un proceso que se inicia el próximo 25 de octubre y que, en esta primera instancia, será con participación voluntaria. Para el plebiscito de salida, en cambio, el sufragio será obligatorio. Tanto esta regla, como la de los 2/3, figuran dentro de aquellas que la población no visualiza más allá de su participación y voto, pero que de igual forma, han despertado polémica y desconfianza desde distintos sectores.
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