Murió el último criminal condenado a pena de muerte en Chile y que fue salvado de ser fusilado por un ex Presidente

Cupertino Andaur violó y asesinó a un niño de 9 años. Su caso tuvo gran impacto en el país y determinó que finalmente se aboliese la pena capital

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Pantallazo de Poder Judicial TV
Pantallazo de Poder Judicial TV

Corría el año 1996, época del gobierno del ex Presidente Eduardo Frei Ruiz Tagle, encargado según la legislación de la época, de ser quien tomara una determinación respecto a la resolución de la Corte Suprema de Justicia de Chile, que había condenado a pena de muerte al asesino de un niño de 9 años, Víctor Zamorano Jones. La vida de Cupertino Andaur estaba en manos del primer mandatario, quien en conferencia de prensa dio a conocer su decisión. “No puedo creer que para defender la vida y castigar al que mata, el Estado deba a su vez matar. La pena de muerte es tan inhumana como el crimen que la motiva. Sólo Dios da la vida, sólo Dios puede quitarla”, dijo. Y sin responder preguntas, se retiró.

Palacio de La Moneda 1992
Palacio de La Moneda 1992

El indulto, anunciado por el propio Frei en el Palacio La Moneda, fue antecedido por una intensa polémica entre partidarios y detractores de la pena capital, desde que Andaur fuera sentenciado por la Corte. Posterior a ella, otra discusión que no fue fácil, la intención de abolirla, trajo controversias en el país latinoamericano, especialmente porque este último caso que registraba condena a la pena capital fue tan crudo y desolador que para muchos sí ameritaba la muerte.

La Ley que aprobaba la pena de muerte en Chile se promulgó en 1875. Quince años después se ejecutó a un primer condenado. El convicto, entonces, fue acusado de robo con homicidio y fue ejecutado el 3 de febrero de 1890. Con más de un siglo de vigencia, la pena de muerte en Chile, trajo historias que se destacaron una de otra, por la brutalidad de los actos de los delincuentes.

El anterior caso conocido y cuyos responsables fueron condenados a muerte, fue el de los denominados “psicópatas de Viña del Mar”. Carlos Topp Collins y Jorge Sagredo actuaban en conjunto. Su condena se dictó, tras comprobarse su autoría por una decena de homicidios en la ciudad costera de Viña del Mar, ubicada a casi 100 kilómetros de Santiago.

Fueron ejecutados en el panteón de la cárcel de Quillota, el 29 de enero de 1985. Testigos del fusilamiento relataron la tensión que se vivió en los minutos finales de los psicópatas. “Los fusileros entraron con uniforme y zapatillas. El piso estaba cubierto con lonas y frazadas para que Sagredo y Topp Collins no supieran el momento exacto del fusilamiento. A los dos hombres les colocaron un disco naranja en la zona del corazón para que allí apuntaran los tiradores”, recuerda José Gai, editor del diario Las Últimas Noticias que cubría la realización de la condena. Esta, fue la última vez que se aplicó la pena de muerte en Chile.

La siguiente sentencia de la Corte, fue para Cupertino Andaur. Todo comenzó la madrugada del 31 de diciembre de 1992. Andaur, junto a otros dos cómplices, ingresaron a robar a la residencia de la familia Zamorano Jones, en el acomodados barrio santiaguino de Lo Curro. No era la primera vez que estos delincuentes ingresaban a este domicilio. Conocían los accesos, sabían las debilidades de seguridad de sus espacios. Cupertino entró por la ventana del dormitorio del hijo menor de la familia, Víctor.

Drogado previo al atraco, él mismo declara en los expedientes, que se tropezó con la cama del pequeño cuando se disponía a atravesar el segundo piso. Víctor despertó y Andaur lo silenció con sus manos. La descripción de lo que sigue es macabro, al no quedarse tranquilo y quieto, se sacó los pantalones para amordazarlo y tomó un cuchillo y lo apuñaló reiteradas veces. Sin embargo, no le bastó, además previo al deceso, lo violó.

Archivo policial de reconstitución de
Archivo policial de reconstitución de escena

Después de su crimen, Andaur permaneció casi tres meses prófugo. La investigación, en principio, dio pasos en falso, sin embargo el pantalón que usó para amarrar al pequeño Víctor, fue hallado en las inmediaciones de la casa y las pericias lo incriminaron.

Las últimas apariciones en público de Cupertino Andaur, quien cumplió la cadena perpetua conmutada por la pena de muerte, fue en la cárcel capitalina Colina 1. En el lugar, mientras se realizaba un reportaje sobre las condiciones de hacinamiento del sistema carcelario, un camarógrafo registró el momento en el que un reo, reclamó por las malas condiciones del recinto. “Mal comido, mal dormido… ¿Cómo no lo rehabilitan a uno, llevo cuatro años encerrado en una celda sin hacer nada… ¿dónde está el gobierno?”, dijo. Se trataba del criminal de Víctor Zamorano. Tras esto, en una audiencia en Tribunales, cuando le fue denegada la libertad solicitada, tras haber cumplido 25 años de condena. Finalmente, en horas de este jueves, Gendarmería de Chile informó a través de un comunicado el deceso del criminal. “A las 8:35 de la mañana, fue encontrado sin vida en su dormitorio el interno del Centro de Cumplimiento Penitenciario Colina 1, Cupertino Andaur, 70 años de edad, quien fuera condenado a presidio perpetuo, por el homicidio del niño Víctor Zamorano Jones. Fue encontrado sin vida en el momento del desencierro, en la Torre 1, celda 26 del penal”, ilustró la entidad.

Termina así la historia del criminal que trajo de vuelta a Chile la discusión sobre la pena de muerte a fines de los años noventa, y que terminó con la abolición de la misma en 2001. En su caso, se dio lo que el Presidente de la época, y quien lo indultó, consideró más oportuno, que acabara sus días tras las rejas.

En sus últimos días, Andaur compartía celda con otros dos adultos mayores, le servía a los narcotraficantes y padecía diabetes e hipertensión. De hecho, poco podía hacer desde el inicio de la pandemia y no recibía visitas. No se informó la causa del deceso.

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