“Declino la candidatura presidencial con profundo agradecimiento y sin ápice de resentimiento”, anunció Jorge “Tuto” Quiroga. El ex mandatario usó sus redes sociales para comunicar su decisión. “Tengo en el alma un profundo dolor y una enorme angustia. Tengo diferencias con otros candidatos, espero que actúen para derrotar al MAS”, aseguró.
Este domingo ha sido el último día de campaña y el último día en el que se pueden publicar encuestas con vistas a las elecciones presidenciales del 18 de octubre en Bolivia sin que ninguno de los candidatos tenga la victoria asegurada en primera vuelta. El candidato de Evo Morales, Luis Arce, aparece como favorito en las encuestas preelectorales, aunque sin la ventaja suficiente por ahora para lograr el triunfo en primera vuelta, seguido por Carlos Mesa, con quien podría disputar la Presidencia en una segunda.
“Por pequeño que sea el riesgo que el MAS acceda al gobierno directamente este 18 de octubre, debo hacer todo lo que esté a mi alcance para evitarlo”, sostuvo Quiroga, que gobernó Bolivia entre 2001 y 2002. También mencionó la importancia de contar “cuanto antes” con un gobierno “legítimo que emane de las urnas” y que atienda problemas como la pandemia de la COVID-19 y la crisis económica en el país.
“Si podemos derrotar al MAS en primera vuelta, el país se evita una segunda exposición a aglomeraciones electorales, se ahorra 45 días y así arranca un gobierno de cinco años en noviembre, que reactive la economía, sin esperar a una segunda vuelta y una tardía posesión presidencial navideña”, afirmó.
La Constitución y la ley electoral bolivianas establecen que para ganar en primera vuelta se debe obtener el 50 por ciento más uno de los votos, o al menos el 40 por ciento con una ventaja de diez puntos porcentuales por encima del segundo más votado. En un escenario tan ajustado como el que se vaticina para el 18 de octubre, los votos de todos los otros candidatos son clave, por eso Quiroga retiró su postulación, para contribuir a que Mesa llegue al balotaje.
Lo mismo hizo semanas atrás la actual presidente interina, Jeanine Añez, que declinó su postulación con el mimso propósito: que haya una segunda vuelta electoral que le permita a Mesa aglutinar a todos los detractores del masismo.
Sin embargo, como explicó en su panorama en Infobae Tuffí Aré Vásquez, la mayor presión se concentra en los últimos días en Luis Fernando Camacho, de la alianza Creemos, que aparece tercero en las encuestas, con una votación que podría alcanzar el 17% en su primera participación en una contienda electoral, sobre todo por el apoyo abrumador que podría conseguir en Santa Cruz, la región más poblada de Bolivia y la que lideró la protesta de 21 días que derivó en la salida del poder de Evo Morales, después de casi 14 años.
Uno de los que oficializó mediante una carta esta semana el pedido a Camacho de que se retire de la elección presidencial fue el coordinador de los movimientos sociales, Rafael Quispe, que trabaja en el gobierno transitorio de Jeanine Añez. La presión también ha subido en las redes sociales, con el argumento de que el ex dirigente cívico cruceño podría paradójicamente convertirse, con la dispersión del voto el 18 de octubre, en el causante de la vuelta de Evo Morales al poder, después de ser quien lideró su salida.
En contrapartida, los seguidores de Camacho defienden su postulación hasta el final, al considerar que es el único candidato que puede evitar el retorno de Morales al poder, ya que Mesa y el MAS serían futuros aliados.
Tanto Camacho como los dirigentes de la alianza Creemos rechazan las encuestas y aseguran que tienen mayor respaldo que el que señalan, por lo que es imposible que declinen su postulación. “Vamos a ir a la segunda vuelta con Luis Arce, porque llegaremos al segundo lugar con nuestro ascenso hasta el día de la elección”, dijo el candidato a diputado por Creemos, Erwin Bazán.
Camacho ha expresado insistentemente estar seguro de que Morales y el MAS no volverán al Gobierno, por lo que no declinará, ya que es el único candidato de la “nueva política boliviana”. Incluso afirmó que si el expresidente retorna a Bolivia él no se irá del país aunque sea el principal objetivo de una persecución por haberlo sacado de la Presidencia.
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