Se trata del festival de música más longevo e importante del continente americano. Desde 1960, ininterrumpidamente, el certamen sobrevivió a los tiempos más difíciles del país. Sin embargo, a pocos meses de la fecha establecida para su realización, no hay artistas confirmados, la pugna sobre su ejecución divide a autoridades y organizadores y, por si fuera poco, el Ministro de Salud de Chile, Enrique Paris, le puso la lápida: “el Festival no se puede hacer”.
“En febrero, aunque tengamos vacuna, no vamos a tener a toda la población vacunada y podemos tener un brote gigante, no vamos a poder controlar a la gente”, expresó el ministro. Sus dichos despertaron de inmediato la reacción de los organizadores y de la propia Municipalidad de Viña del Mar, quien es el ente regulador del certamen, cuya alcaldesa Virginia Reginato, salió a defender desde el argumento del valor patrimonial y el beneficio económico para la ciudad. “Hoy día no deseo más queque se haga, si se puede hacer y, si no se puede hacer, tomaremos las medidas que corresponda. Por ahora no puedo decir que se haga o no, hasta que tengamos las conversaciones con los canales para hacerlo y veamos las posibilidades”, advirtió la edil.
Las posturas son opuestas, por un lado la autoridad sanitaria que prevé un riesgo complejo para los asistentes, no sólo el público, además los artistas y los equipos de producción que dependen de los canales organizadores (Canal 13, TVN y Fox Networks Group) y la Municipalidad que advierte el cobro de millonarias multas a los canales, si el evento no se lleva a cabo. “Yo puedo querer muchas cosas, pero hoy nadie las puede considerar o tomar en cuenta. Estamos viviendo un tiempo raro, nos ha costado acostumbrarnos a este sistema de vida, pero para lograrlo tenemos que tomar las medidas que correspondan en el momento oportuno y cuando corresponda”, agrega Reginato.
La postura de los canales se ha establecido más allá de los efectos de la pandemia. Para Canal 13 y TVN, puntualmente, el problema también se radica en lo económico, ya que las negociaciones con potenciales patrocinadores y auspiciantes, los mismos que le dan viabilidad a la convocatoria artística del festival, están en muchos casos en punto muerto, debido a la incertidumbre. Lo anterior, sumado a la profunda crisis que vive la industria en Chile, y que tiene a los canales organizadores con millonarias pérdidas durante los últimos años, hace que para ellos, la posibilidad de pasar por alto la versión 2021, sea la mejor opción. Sin embargo, la presión de la municipalidad amenaza con el cobro de multas por incumplimiento de los plazos de producción y organización del evento.
El pasado 23 de septiembre, los directores ejecutivos de ambos canales, enviaron a la Comisión Organizadora una carta en la que formalmente solicitan la suspensión de la próxima versión, argumentando que “la mayoría de los artistas sondeados hasta el momento han señalado que no pueden comprometerse con participar en el Festival, como consecuencia de no saber cómo y cuándo se resolverá la crisis, dejando a la organización con pocas posibilidades de avanzar y cumplir con los plazos estipulados para tal efecto. Incluso en algunos casos, los representantes de artistas han señalado que están proyectando sus actuaciones internacionales a partir de abril de 2021, siempre y cuando la pandemia así lo permita”, añadieron en el documento.
Desde los argumentos que defienden la realización, la alcaldesa Virginia Reginato hace referencia a que aún en los tiempos más difíciles, el Festival, fue capaz de sobreponerse y llevarse a cabo pese a crisis políticas y catástrofes naturales que afectaron a Chile. Por lo anterior, la posibilidad de que no se realice, es un duro golpe al patrimonio cultural del país, además de los efectos económicos que impactarían negativamente a la ciudad jardín. “Hoy nos preocupa el turismo, son expectativas que se haga el Festival para hacer que tengamos un verano como corresponde. Tenemos que hacer todos los esfuerzos necesarios para reactivar a la actividad turística en esta ciudad”, sostiene.
La periodista y crítica de espectáculos, Cecilia Gutiérrez, conversó con Infobae. Es voz autorizada para referirse a la producción del Festival. Con años de cobertura, admite que es la situación más compleja a la que se ha enfrentado la realización del evento. “Yo creo que precisamente por ese peso histórico que tiene el Festival de Viña, efectivamente se va a realizar, pero no del modo que lo conocemos. Podrá ser on line u otro que lo reemplace. Este año ya estuvo amenazado por el estallido social y se desarrolló igual. La alcaldesa va a hacer todo lo posible para que no suspenda, pero convengamos el Festival ha ido mutando con el tiempo, antes era más de tradición, ahora es más un show televisivo que patrimonial o histórico para la ciudad. Yo creo que como todo lo que ha pasado este año, donde se pensó que iba a ser terrible el que se suspendieran las actividades y no fue así, se podrá vivir sin Viña. Quizás puede ser una oportunidad para que este evento se reinvente y salga algo mejor, porque la calidad de los artistas venía en baja, eran muchos días, y prueba de ello, es que hubo muchas noches en las que no se vendieron todas las entradas completamente, así es que es una oportunidad para que el Festival se reinvente y logre cautivar nuevamente a las audiencias”, declara Gutiérrez.
Este martes 6 de octubre, se llevará a cabo una reunión que se define como fundamental, para la determinación final respecto al futuro del evento. La Comisión Organizadora deberá poner en balanza las recomendaciones que otorgan énfasis al cuidado de la población, ante la amenaza de contagios por Covid-19, y por otro, los efectos económicos que valen para los canales organizadores y la Municipalidad.
El escenario más importante de Chile, con proyección internacional, orgullo de Viña del Mar, se presenta paradojalmente ante un escenario difícil. La cancelación completa, que es la recomendación formal de las autoridades sanitarias sería una medida histórica para un evento que se ha desarrollado consecutivamente desde 1960.