El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, uno de los líderes mundiales más negacionistas sobre el peligro de la pandemia, bromeó este jueves con el hecho de que la “alta cúpula del poder” de Brasilia use mascarilla o tapabocas y algunos de sus miembros acabaran contagiados con el nuevo coronavirus SARS-CoV-2.
“No voy a decir nombres, pero la alta cúpula del poder, en Brasilia; algunos ejecutivos del Judicial, bastantes; del Legislativo, también... Usan máscara las 24 horas al día, hasta duermen con la máscara, saludan así (hace gesto con el codo y ríe), y agarraron el virus ahora”, dijo Bolsonaro en una transmisión vía redes sociales.
“Es inútil, ya lo decía tiempo atrás”, completó el jefe de Estado, quien reiteró que “quedarse en casa” para evitar la propagación de la COVID-19 “no resuelve nada”.
El gobernante hizo alusión al brote de casos de coronavirus que surgió tras la ceremonia en la que el magistrado Luiz Fux asumió como nuevo presidente de la Corte Suprema de Brasil hace dos semanas y que se celebró bajo medidas de distanciamiento social.
En los días posteriores, cerca de una decena autoridades que asistieron a ese acto tuvieron diagnóstico positivo para el nuevo coronavirus, entre ellos el propio Fux; el fiscal general, Augusto Aras, y el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia.
Bolsonaro expresó que quien tiene enfermedades crónicas o una edad avanzada necesita cuidarse, pero subrayó que en algún momento las personas “van a tener que salir de sus casas” y “van acabar agarrando el virus”.
Asimismo, volvió a defender la vuelta de las clases presenciales en los colegios porque, si bien “todo el mundo es susceptible de contagiarse”, a “un porcentaje enorme” de la población no le afecta en nada.
“¿Cómo enfrentar el virus? Con vitamina D”, propuso el líder ultraderechista.
Brasil es el segundo país del mundo con mayor número de muertes (139.808), después de Estados Unidos, y el tercer con mayor número de casos confirmados (4.657.702), apenas por detrás de EEUU y la India.
Bolsonaro, que padeció el virus en julio pasado, ha minusvalorado la gravedad la pandemia desde el inicio y desafiado constantemente las medidas de distanciamiento social.
El gobernante participó, en plena crisis sanitaria, en protestas convocadas por sus seguidores, llegó a calificar a la COVID-19 de “gripecita”, censuró el uso de mascarillas y considera las cuarentenas un “crimen” porque suponen la ruina económica.
Pese a su polémica gestión durante la pandemia, su popularidad se ha disparado hasta el 40 %, el mejor resultado desde el inicio de su mandato, el 1 de enero de 2019, según un sondeo divulgado este jueves.
Con información de EFE
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