La Embajada de Estados Unidos en Perú advirtió sobre la llegada de una flota con más de 300 barcos de bandera China, frente a las costas peruanas que podrían “causar enormes daños ecológicos y económicos”, en un mensaje publicado a través de su cuenta en la red social Twitter.
El grupo de embarcaciones pesqueras chinas se desplazó desde la Isla Galápagos hacia los alrededores de las costas de Perú para realizar actividades pesqueras.
“Una flota de más de 300 barcos de bandera de China con historial de cambiar nombres de barcos y desactivar rastreo por GPS está frente al Perú. La sobrepesca puede causar enormes daños ecológicos y económicos”, alertó la embajada de Estados Unidos en Perú.
La oficina diplomática denunció que las embarcaciones chinas estarían vertiendo plásticos que contaminan el Océano Pacífico, un problema que afectaría a más de 41 países.
“¿Quién los hará responsables?”, preguntó la embajada a través de su cuenta.
Actualmente, la flota se encontraría frente a las costas de la provincia de Pisco, en el departamento de Ica; y de acuerdo con la declaración del Ministerio de Producción de Perú, las embarcaciones chinas no habrían ingresado al territorio marítimo nacional.
“Se ha revisado el sistema de seguimiento satelital del Produce y se visualiza que no hay barcos chinos en las 200 millas del mar peruano. En el supuesto de que se produjera su ingreso, intervendríamos en coordinación con la Marina”, dijeron desde el ministerio.
Sin embargo, el presidente del Comité de Pesca y Acuicultura de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI) de Perú, Alfonso Miranda Eyzaguirre, dijo que muchas veces esas embarcaciones chinas “hacen incursión dentro de nuestro mar”.
“Es una alerta porque hay una conducta dudosa reiterativa de esta flota”, dijo Miranda al diario local Gestión. Asimismo, indicó que la ruta pesquera involucra también a más países de Sudamérica.
“Es la denominada Ruta del Calamar. En este momento, se encuentran frente a las costas de la provincia de Pisco y seguirán su viaje hacia el sur para llegar a Chile y, posteriormente, a las aguas marinas frente a Argentina”, agregó.
La Embajada de China en el Perú respondió a la denuncia estadounidense, en otra publicación en su cuenta oficial de Twitter alegando que “como un país grande y responsable en la pesquería, China siempre concede suma importancia a la protección del ambiente y recursos de la oceanía, y ejerce supervisiones y controles más estrictos a los barcos que están en operación ultramarina, al mismo tiempo de exigir consecutivamente a las empresas de pesas oceánica a respetar el Derecho Internacional y obedecer estrictamente las leyes y normas pertinentes del Perú y limitar en operar en alta mar”.
Asimismo, China agregó que esperaba que “el público peruano no sea engañado por informaciones falsas”.
Estados Unidos ya había manifestado sus preocupaciones anteriormente sobre las prácticas pesqueras ilegales de los barcos chinos en las Islas Galápagos y exhortó al Partido Comunista Chino (PCCh) a que “sea transparente”, resaltó el medio local La Gran Época.
“Es hora de que China detenga sus prácticas pesqueras insostenibles, el incumplimiento de las reglas y la degradación ambiental deliberada de los océanos”, dijo Pompeo en una publicación en su red social de Twitter, en el mes de agosto.
El mes pasado, la Marina de Ecuador denunció que 149 de unos 325 buques, en su mayoría de bandera china, habían apagado su sistema de rastreo y comunicación satelitales para evitar el seguimiento de sus actividades de pesca alrededor del archipiélago, violando así los acuerdos mundiales de la actividad pesquera (OROP).
El canciller ecuatoriano, Luis Gallegos, informó que una flota pesquera extranjera, de origen predominantemente chino, se había desplazado desde la Zona Económica Exclusiva que envuelve a las Islas Galápagos hacia el norte del Perú. “Están frente a Perú”, dijo a la agencia EFE.
La embajada china en Ecuador respondió diciendo que sus barcos cumplen “estrictamente” las medidas de conservación y negó que haya algún barco chino dedicándose a la pesca ilegal.
Sin embargo, muchos no confían en la respuesta superficial del régimen chino.
“El tamaño y la agresividad de esta flota contra las especies marinas es una gran amenaza para el equilibrio de especies en las Galápagos”, dijo la ex ministra de Medio Ambiente, Yolanda Kakabadse, en una entrevista a The Guardian.
Galápagos -Patrimonio de la Humanidad, de acuerdo a las Naciones Unidas- cuenta con uno de los ecosistemas más ricos en biodiversidad del planeta, está en peligro.
Quito, Guayaquil y Galápagos han sido protagonistas de protestas de ambientalistas que exigen que esos depredadores abandonen las aguas pacíficas. “Mientras vamos en los cruceros hemos visto que en la playas de lugares remotos existen bastante botellas chinas”, remarcó Natali Constante, una guía de la isla. También contó a medios locales que incluso los tiburones -muchos de los cuales son monitoreados por GPS- “se están yendo cada vez más lejos”.
Ecuador padece este atropello acuático. El gobierno de la nación parece decidido a enfrentar al chino. Mucho más luego de que Beijing denunciara el 10 de julio que los camarones que había exportado de sus aguas estaban contaminados con coronavirus. La acusación, sin base científica que la sostenga, significó un golpe en la economía ecuatoriana, el principal productor mundial de ese crustáceo. Ecuador exportó alrededor de 4.000 millones de dólares de ese bien comestible el año pasado. De ese total, un 55% fueron ventas al mercado chino.
Hacia fines de abril de este año, la noticia de que buques chinos estaban depredando el fondo marino argentino activó a la prefectura del país para que actuara de inmediato. Fue luego de que se filtraran fotografías que mostraban la desvergüenza: una larga línea de luces en el horizonte infinito del Atlántico Sur. Se calcula que eran alrededor de 300 barcos. Las autoridades lograron una pesca magra: tan solo tres embarcaciones ilegales. Eran demasiadas: desaparecen unos días y vuelven a cruzar la línea de soberanía, una y otra vez.
“China actúa como un poder imperial que ilegalmente explota los recursos naturales a cambio de vender mercadería barata”, se queja un empresario europeo con sede en América Latina que conoce cómo actúan estos grupos ilegales. Teme dar su nombre y hasta el país en el que opera: sabe que su licencia podría verse perjudicada ante la llamada furiosa de un diplomático del Partido Comunista Chino (PCC) a cualquier gobierno.
El IUU Fishing Index -índice que mide la pesca ilegal y la actividad no denunciada y no regulada- es elaborado cada año desde 2013 por Global Initiative, una ONG compuesta por 500 líderes en derechos humanos. Del informe también participó Poseidon Aquatic Resource Management, una firma consultora de pesca y acuicultura. El ranking ayuda a conocer cómo loas naciones se comportan en esta industria y los esfuerzos que hacen para mantenerla bajo regulación internacional. En 2019, Bélgica fue el país mejor calificado; China, el peor.
“Luego de haber agotado las poblaciones de peces en aguas nacionales y alentadas por los subsidios, las flotas pesqueras de aguas distantes de China han estado viajando cada vez más lejos, y sus empresas han estado construyendo más y más embarcaciones para satisfacer la creciente demanda de productos del mar”, dijo a Voice of America Miren Gutiérrez, investigadora asociada del Overseas Development Institute (ODI), con sede en Londres. Ese instituto contabilizó unos 17 mil buques chinos pescando alrededor del mundo.
El régimen de Beijing parece no fijarse en qué aguas pesca, ni se apiada de sus aliados más próximos ni de los más distantes, por más necesitados que estén sus habitantes de algo tan básico como es capturar un pez.
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