La economía peruana se desplomó un 30,2 % en el segundo trimestre del año, cifra que representa una de las mayores caídas del Producto Interno Bruto desde que se tienen registros históricos y que revela la dramática situación del país a causa del embate de la COVID-19.
Esa cifra devastadora, que ubica al país entre los más afectados en términos económicos de todo el mundo, fue revelada por el Instituto Nacional de Estadística del Perú (INE) en su informe técnico sobre el Comportamiento de la Economía Peruana en el II Trimestre de 2020.
Según el informe, en el trimestre que comprendió los meses de abril, mayo y junio, en los que Perú vivió una estricta cuarentena en la que se paralizaron la gran mayoría de las actividades económicas, no hubo sector que no registrara una caía menor a dos dígitos, encabezados por las actividades industriales (-44,5 %).
Sólo atenuaron esta debacle algunos sectores que se vieron reforzados por las circunstancias de la pandemia, como los servicios financieros, seguros y pensiones (9,8 %), la administración pública y defensa (3,9 %), las telecomunicaciones y servicios de información (2,0 %) y la Agricultura, ganadería, caza y silvicultura 1 %.
SIN ATENUANTES Y ESPERADO
“No hay atenuantes, realmente. Es una caída muy seria y tendrá efectos el corto y en el largo plazo. Implica que habrá que repensar la economía peruana, analizar el porqué hemos sido tan vulnerables. Hay que pensar qué significa para la informalidad, para la propia estructura económica y revisar que el resurgimiento no sea solo crecimiento por crecimiento, sino para establecer algo más sólido”, analizó en diálogo con la agencia Efe el economista Hugo Ñopo.
Para el analista, esta caída abrumadora solo puede tener un lado positivo si los peruanos extraen alguna enseñanza, como fue el caso en los años ’80 del siglo pasado con las crisis de la hiperinflación que asolaron el país.
“Entonces aprendimos de la importancia de la prudencia fiscal y la estabilidad macroeconómica, ahora necesitamos nuevos aprendizajes y complementar esa fortaleza macroeconómica con mucho trabajo en aspectos microeconómicos. Ojo, complementar, no cambiar una cosa por otra”, indicó.
Por su parte, el también analista Pedro Francke consideró que el desplome económico registrado por el INE era un “resultado esperado”, fruto de la “cuarentena plena” que vivió el país y que solo permitió el desarrollo de “actividades muy esenciales”.
Para el economista, la magnitud de la caída, por tanto, no es tan ilustrativa para lo que podrá suceder en el futuro con la economía del país y que aún falta por resolver el “nudo de lo que sucederá después”.
“¿Será una recuperación en “V”, tendrá la forma del símbolo de Nike? (...) No sabemos cómo pasará, pero está claro que la travesía en el desierto que viviremos dañará mucho la economía, y no sabemos por cuanto”, apuntó.
DATOS
Según los datos estadísticos, la demanda interna se contrajo en Perú un 27,7 %, y se reflejó en un menor consumo de las familias (-22,1 %), fruto de la disminución de los ingresos reales de los trabajadores, en el menor gasto de consumo del Estado (-3,2 %) y sobre todo en la inversión bruta fija (-57,7 %).
Particularmente en el caso de los gastos domésticos, destacó la caída de la gasto en la compra de bienes duraderos, que fue del 45,1 %, y en el acceso a servicios (-28,5 %).
Asimismo, las exportaciones e importaciones disminuyeron en un 40,3 % y un 31,3 %, respectivamente.
La caída en la inversión bruta se explica por la reducción de las nuevas construcciones (-67,2 %), la menor adquisición en maquinaria y equipo (-43,7 %), y el desplome de la inversión pública (-69,8 %) debido al menor gasto de inversión de los Gobiernos Locales (-78,7 %), Nacional (-71,0 %) y Regional (-68,5 %).
Las exportaciones de bienes y servicios se redujeron en -40,3 % y las importaciones descendieron un -31,3 %.
Entre las actividades económicas, las más afectadas en sus caídas fueron la extracción de petróleo, gas y minerales (-34,1 %), las manufacturas (-34,3 %), los servicios prestados a empresas (-43,1 %), el comercio (-45,4 %), el transporte, almacenamiento, correo y mensajería (-55,3 %), y los servicios de alojamiento y restaurantes (-89,8 %).
INFORMALIDAD
Ambos analistas coincidieron en señalar que la situación económica solo se ha podido sostener debido a la "informalidad", que es una característica de la economía peruana.
“La sobrevivencia de muchos se ha debido a la informalidad, que da flexibilidad. Pero el problema es que es demasiado grande en Perú, y eso ha supuesto también, con un parón como el sufrido, que hayamos sido muy vulnerables”, consideró Ñopo.
Por su parte, Francke apuntó que la economía informal no aparece adecuadamente reflejada en el informe del INE y que la contracción real de la economía habrá sido algo menor.
“Puede que en próximos estudios, con la apertura de la economía ya autorizada que tuvimos en julio y agosto, los resultados mejoren, pero en cualquier caso, el nudo es la epidemia. Es la propia epidemia la que mata la economía. No es razonable abrir más pensando en cuidar lo económico. Sólo cuando se estabilice la pandemia, habrá recuperación de la demanda, pero no se puede empujar antes”, culminó.
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