Abdalá Bucaram fue detenido en la madrugada de este miércoles durante un allanamiento en su casa de Guayaquil. Es el segunda arresto en dos meses de un ex presidente acostumbrado a las excentricidades y a los escándalos.
Bucaram, de 68 años, gobernó Ecuador menos de seis meses entre 1996 y 1997. La anterior detención se produjo el pasado 3 de junio durante una operación por “supuesto tráfico de influencias en la compra de insumos médicos”, entre ellos, pruebas diagnósticas de COVID-19 y mascarillas. En ese momento le fue encontrada en su poder un arma de fuego, sin que presente justificativo de posesión, por lo que quedó bajo arresto domiciliario.
El 18 de julio, el juez del caso decidió dejarlo en libertad, pero luego dictó la prisión preventiva para tres de sus cuatro hijos por presunta asociación ilícita para la venta irregular de insumos. Bucaram empezó a trabajar entonces en el lanzamiento de su candidatura presidencial para las elecciones del año próximo, que confirmó este domingo, tres días antes del nuevo arresto.
El problema fue que horas antes de que confirme sus intenciones, circuló en las redes sociales un audio de una presunta conversación suya con el ciudadano israelí Tomer Sheinman, que fue asesinado en la cárcel donde estaba recluido por la supuesta venta ilegal de medicamentos. El arresto de este miércoles se produjo luego de que Agentes del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) de la Fiscalía registraran su casa en la ciudadela Kennedy, en Guayaquil, en el marco de una investigación que se le abrió por delincuencia organizada.
“Al momento, en los allanamientos simultáneos que se ejecutan en Pichincha y Guayas, se han levantado indicios, como uniformes, documentación, dispositivos electrónicos y celulares, que serán sometidos a las respectivas pericias”, sostuvo el Ministerio Público en Twitter.
Las autoridades judiciales han señalado que, además de Bucaram, en este caso estarían implicados su hijo Jacobo y tres trabajadores de la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT), “contra quienes se inició una investigación en mayo de 2020 por la presunta relación con los israelíes detenidos en Santa Elena”.
Una carrera repleta de controversias
Abdalá Bucaram entró en la vida pública ecuatoriana en 1979, de la mano de su hermana Martha Bucaram Ortiz, esposa del presidente Jaime Roldós Aguilera. El mandatario lo nombró Intendente de la Policía de Guayaquil, cargo que ejerció durante dos años. Pero Roldós Aguilera y la primera dama murieron en un accidente aéreo el 24 de mayo de 1981. Bucaram denunció que había sido un atentado y formó un partido en honor al presidente fallecido, el Partido Roldosista Ecuatoriano.
Con la nueva fuerza ganó las elecciones municipales en Guayaquil y asumió la alcaldía en 1984, pero no duró mucho en el cargo. En octubre de 1985, se le inició un juicio político por sobreprecios millonarios en obra pública local y el 25 de noviembre se le dictó un pedido de prisión preventiva, que evadió exiliándose en Panamá. Su primera estadía en ese país fue traumática, ya que lo arrestaron por posesión de un kilo de cocaína, en un caso por el que no resultó condenado y que él denunció que fue una farsa para perjudicar su imagen.
El Congreso ecuatoriano le otorgó una amnistía en 1987 y regresó para ser candidato a presidente por primera vez en 1988. Llegó a segunda vuelta, pero fue derrotado por Rodrigo Borja Cevallos y volvió a refugiarse en Panamá, por temor a que reactivaran sus causas. En 1990 fue sobreseído y protagonizó su segundo retorno. Volvió a postularse a la presidencia en 1992, pero salió tercero.
La tercera fue la vencida. En las elecciones de 1996, Bucaram venció en segunda vuelta a Jaime Nebot y se convirtió en presidente de la república. El 10 de agosto comenzó un mandato que sería corto, intenso y muy escandaloso. Lo que más se recuerda son los shows supuestamente benéficos que promovía, en los que él mismo aparecía como protagonista, cantando y bailando arriba del escenario junto a grupos musicales como “Los Iracundos”. Por otro lado, su presencia en la televisión, en todo tipo de programas, era permanente.
No fueron pocas las denuncias de corrupción en distintas iniciativas, desde un ambicioso plan de viviendas que había sido una de sus grandes consignas de campaña hasta los shows para recaudar fondos. Al mismo tiempo, implementó un plan económico de drástico ajuste fiscal por el cual aumentaron en muy poco tiempo las tarifas de servicios públicos, lo que desató una masiva ola de protestas en todo el país. Su gobierno se había hecho insostenible.
El Congreso declaró a Bucaram como “incapacitado mental para gobernar” y lo destituyó el 11 de febrero de 1997, cinco meses y 25 días después de su asunción. Él denunció que se trató de un golpe de Estado, ya que ni siquiera le realizaron pericias psiquiátricas ni le dieron oportunidad de defenderse. Ese mismo día partió rumbo a su tercer exilio a Panamá, que duraría 20 años.
Bucaram regresó a Ecuador en 2017, luego de la prescripción de las causas penales que acarreaba desde su salida del gobierno. Al volver, presentó una demanda contra el estado ecuatoriano por su destitución y por los procesos legales abiertos en su contra. ”Llego en un ambiente de paz para evitar que esto le vuelva a pasar a la patria, por eso hago un juicio… ¡Para que el Estado se haga responsable!”, dijo en ese momento en una explosiva rueda de prensa.
“El Estado tendrá que cumplir con su obligación para que nunca más, ¡nunca más!, se mate a un Cristo y lo disparen 325 años como hicieron con nuestro Señor”, advirtió entonces el excéntrico ex mandatario. Notoriamente indignado por su situación, que calificó de un “robo de 20 años de vida”, Bucaram se preguntó insistentemente ante los periodistas sobre las circunstancias que llevaron a su alejamiento del poder el 6 de febrero de 1997. “¿Les queda alguna duda de que los 44 diputados no eran psiquiatras? ¿Les queda alguna duda de que no me llevaron a juicio político?”, inquirió.
Por la destitución y por las dos causas judiciales abiertas contra él que le impedían regresar al país, el ex mandatario pidió una reparación civil de 200 millones de dólares. De todos modos, aclaró en su regreso: “Llego siendo el mismo de siempre, sin odios ni rencores, a tenderle la mano a mis enemigos políticos, incluidos esos 44 diputados que serán ajusticiados felizmente”, dijo.
En una muestra de mesura, calificó a la ”Corte de Justicia” de “prostituta al servicio de su patrón: la derecha antigua y la derecha moderna”. “No hay ninguna duda, soy un perseguido político. Pero me han quitado la mitad de la vida de mis hijos y toda la vida de mis nietos”, se lamentó.
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